La montaña rusa vista desde adentro

Una vez introducido el tema del cierre de dicho programa en la cotidianidad de los mercados, hemos visto un aumento considerable de la volatilidad de los precios de todos los títulos financieros denominados en dólares. Para muchos fue sorprendente ver cómo el rendimiento del treasury a 10 años, el título financiero más líquido del mundo, incrementó su rendimiento de 1,70% a 2,55%, generando una caída en su precio del 9%, como respuesta a la reducción de esta fuente de fondos barata.

Ahora bien, en este momento no podemos respondernos si es este el comienzo de un ciclo secular de subida de las tasas de interés denominadas en dólares. Lo que sí es un hecho, es que muchos actores de los mercados financieros comenzarán a actuar como si éste fuese el caso, tratando de reducir la duración de sus portafolios y migrando hacia otros activos de mejores perspectivas, como puede ser el caso de las acciones de empresas estadounidenses. Pero no debemos olvidar que los mercados financieros se mueven como los vagones de las montañas rusas, que pueden caer mientras suben y pueden subir mientras caen.

Estos cambios de dirección que pueden durar desde días hasta años, generan oportunidades de inversión para aquellos que nadan a contracorriente, por lo que no sería extraño ver, por ejemplo, inversionistas tomando posiciones en el treasury de 10 años a estos niveles, apostando a que la subida de rendimiento haya sido una sobrerreacción y que en las próximas semanas tales retornos puedan disminuir temporalmente generándoles una ganancia de capital.

Los interesados en la deuda venezolana denominada en dólares no deben olvidar que ésta pertenece a la categoría de papeles de alto rendimiento, por lo que se hubiese esperado que las pérdidas de capital inducidas por el alza de tasas hubiesen sido sustancialmente menores que la de títulos de mayor calidad crediticia, lo que es un plus en un escenario de tasas a la alza.

Sin embargo, esto no fue así, ya que los bonos venezolanos han caído cerca de 14% en promedio desde principios de mayo de este año, cuando sucedió la reunión de la FED ya mencionada. ¿Por qué? , por el hecho de que tanto el precio como rendimiento de los bonos se ven afectados, no sólo por movimientos de las tasas de interés, sino también por factores asociados al desempeño del emisor de dichos títulos. En nuestro caso particular, la subida de tasas coincidió con el comienzo de una polémica pública sobre el futuro de régimen cambiario venezolano que incluía, entre otros puntos de discusión, la necesidad de emitir nueva deuda en dólares para fortalecer las divisas operativas del Banco Central de Venezuela.

El efecto de la potencial subida de tasas sumado a la incertidumbre política causada por la discusión cambiaría, generaron una caída de precios de la deuda venezolana mucho mayor que la de otros instrumentos de la misma familia de riesgo como el SPDR Barclays High Yield Bond Fund, que en el mismo período cayó 3,3%.

Semanas después de la declaración de Bernanke la calificadora de riesgo Standard & Poor´s rebajó la calificación crediticia de la deuda soberana de Venezuela de B+ a B argumentando que “las perturbaciones políticas son un obstáculo para realizar reformas que permitan frenar una caída de las actividades económicas”, dando la razón a quienes habían castigado los precios de dicha deuda al comienzo del ciclo de volatilidad antes descrito.

No hay una idea clara de cuáles sean los niveles máximos que puedan alcanzar los tipos de interés denominados en dólares, aunque se estima que si la FED puede mantener la inflación de EE.UU en niveles cercanos al 2% y con tasas de crecimiento del producto nacional por el orden del 3%, el treasury a 10 años, que es el indicador por excelencia del movimiento de los tipos de interés en EE.UU., podría regresar a niveles del 5%, visto por última vez en el 2007. Pero mientras la economía mundial mantenga un ritmo de crecimiento exiguo, como el de los años recientes, los inversionistas deben acostumbrarse a bajos retornos, tanto en renta fija como variable, aunque las tasas abandonen los niveles mínimos visto en estos últimos años.