La inteligencia emocional, un recurso laboral al alza, también en el sector financiero

Cerebro
Jesse Orrico, Unsplash

Se acabó la época en la que en las demandas de empleo lo único importante era la formación académica que se hubiera recibido o la experiencia que se pudiera demostrar. En los últimos años ha aflorado un nuevo grupo de cualidades que están ganando peso en las entrevistas de trabajo y que se conocen como soft skills o, lo que lo mismo, aptitudes más personales que profesionales del candidato en cuestión. Desde la Universidad Oberta de Cataluña (UOC) han recalcado la importancia de uno de ellos, la inteligencia emocional, con la ayuda de dos profesores expertos.  Reproducimos parte de sus conclusiones, a continuación.

“El funcionamiento de un equipo depende, en gran medida, de la capacidad de sus miembros para gestionar las emociones”, señala Edgar Breso, profesor colaborador de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC. Con más de quince años de experiencia formando equipos en todo el mundo, constata que “las empresas contratan a las personas a partir de sus competencias técnicas, pero las despiden por falta de competencias emocionales”. Para este experto, “la inteligencia emocional se está convirtiendo en la competencia laboral clave”.

Un trabajador con inteligencia emocional será una persona “empática” que sabrá “entender mejor las necesidades y las conductas de sus compañeros, clientes, proveedores, etc.”, explica Breso. Y no solo eso, sino que también será “más competente a la hora de procesar información y tomar decisiones”, tal como avalan los estudios realizados en el ámbito de las neurociencias. Cabero añade que “el bienestar emocional sustenta el alto rendimiento profesional, porque no es posible que el cerebro racional y creativo trabaje en alto rendimiento si emocionalmente no estamos bien”.

Por el contrario, a las personas a las que les falta esta competencia emocional les pueden pasar dos cosas: que les genere malestar con ellas mismas, con el riesgo de sufrir patologías laborales como el síndrome de agotamiento profesional o burn-out y la desmotivación laboral (consecuencia proximal), o que les cause dificultades para promocionarse y para generar un clima de trabajo adecuado para maximizar el rendimiento de su equipo (consecuencia relacional), alerta Breso.

El auge de las soft skills

Por su parte, Mireia Cabero, profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, opina que “cada vez se ponen más en valor las habilidades blandas (soft skills) en los procesos de selección por competencias”. “Sabemos que las competencias técnicas deben ir acompañadas de las emocionales para poder proporcionar un alto rendimiento. Por lo tanto, una entrevista de trabajo es un pequeño laboratorio para corroborar si la persona tiene la competencia emocional que su puesto de trabajo necesita”.

En esa misma línea se posiciona también Margaret Franklin, presidenta de CFA, quien en una entrevista con Funds People  subrayaba la necesidad de incluir las soft skills en a la hora de seleccionar también perfiles financieros. "Las aptitudes dependerán del tipo de trabajo, hay algunos que pueden demandar aptitudes más técnicas pero tienen  que tener la habilidad de tener un pensamiento crítico, resolución de conflicto, liderazgo, comunicarse bien con los inversores y empatía, son los soft skills los que más se están demandando hoy en día. Los profesionales que solo cuenten con aptitudes más técnicas tendrán que trabajar más en las aptitudes personales”, afirma.