La fortaleza del euro, la incómoda protagonista de la primera reunión del BCE del año

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European Central Bank, Flickr, Creative Commons

Pocas veces el comunicado previo del BCE sobre decisiones políticas es tan escueto. Concretamente, la institución ha necesitado tan sólo 18 líneas para anunciar lo que, por otra parte, ya esperaba el mercado: la política monetaria se mantiene por el momento sin cambios; los tipos de interés y de la tasa de depósito se mantienen en sus niveles actuales, y el programa de compras se reduce a 30.000 millones de euros al mes hasta septiembre o más allá, según lo considere el banco central. En esta ocasión, ha sido más importante la rueda de prensa posterior con Mario Draghi.

Durante su discurso inicial, Mario Draghi enfatizó en varias ocasiones la fortaleza continuada del momento económico en la zona euro y su expectativa de que, gradualmente, la inflación convergerá hacia el objetivo oficial del BCE del 2% o ligeramente inferior al 2%. Sin embargo, el presidente del BCE ha mostrado su preocupación por la fortaleza del euro, que antes de la reunión había vuelto a cotizar en la zona de 1,25 dólares, niveles de 2014. Concretamente, Draghi afirmó que, pese a la posibilidad de que el crecimiento volviera a dar una sorpresa positiva este año, “la reciente volatilidad del tipo de cambio representa una fuente de incertidumbre que requiere de monitorización, en relación con sus posibles implicaciones para la estabilidad de precios en el medio plazo”.

De hecho, uno de los puntos que ha generado polémica entre los participantes del mercado ha sido la acusación velada del presidente del BCE sobre las fuerzas detrás de la debilidad del dólar. Concretamente, Draghi afirmó que los países miembros del FMI habían acordado en la reunión celebrada en abril del año pasado en Washington “no usar las políticas monetarias para utilizar el cambio de divisas con fines competitivos”. Rápidamente los mercados se han acordado de la reciente intervención de Steve Mnuchin, secretario del Tesoro de EE.UU., en el Foro Económico Mundial de Davos, en la que declaró textualmente que un dólar débil es positivo para el país.

Rose Ouahba, directora de renta fija de Carmignac, anticipaba en la cita anual de la firma en París que era muy posible que Mario Draghi tratara en esta reunión de “rebajar las expectativas del mercado, puesto que un euro fuerte funciona como un endurecimiento de facto de la política monetaria”. La expectativa de Ouahba es que el BCE responda en los próximos meses con más forward guidance, concretamente “con un posible cambio del lenguaje empleado en la reunión de marzo”, fecha para la que está programada la revisión de las previsiones de la institución sobre crecimiento e inflación.

Son varios los posibles caminos que podría explorar hasta entonces la autoridad monetaria de cara a modificar su comunicado: podría decidir cambiar el texto de sus directrices que reza “tenemos intención de comprar […] hasta septiembre de 2018, e incluso más si fuera necesario y, en cualquier caso, hasta que el Consejo de Gobierno vea un ajuste sostenido de la orientación de la inflación”, aunque la experta comenta que esta opción sería difícil de ejecutar, “porque apenas quedan bonos disponibles para comprar”. 

La alternativa sería que el BCE “limite potencialmente las expectativas sobre la inflación”. Draghi dio una pista sobre esta observación en la rueda de prensa, al puntualizar que la inflación general probablemente suba en los próximos meses, recogiendo el efecto de base de la subida del precio del petróleo, pero que sin embargo la inflación subyacente permanecerá en niveles aún bajos.

Draghi todavía dejó una perla más en la rueda de prensa, al afirmar: “Basándome en los datos actuales, puedo ver muy pocas probabilidades de que los tipos de interés pudieran subirse este año”. En esta línea, la representante de Carmignac advierte que sí sería posible “que la primera subida de tipos del BCE se produzca en el primer trimestre de 2019”. Ouahba aclara que las subidas de la tasa repo coincidirían con la de la tasa de depósitos (actualmente en -0,4%), de la que espera que vuelva al nivel cero en el año que viene.

¿Hawkish o no?

Lo cierto es que, a medida que ha progresado la tarde, la reacción del mercado ha oscilado entre interpretaciones dovish y hawkish. Así, por ejemplo, desde BlackRock la responsable de estrategia global de renta fija fundamental, Marilyn Watson, explica que “dada la rápida apreciación del euro frente al dólar, estábamos esperando comentarios sustanciales sobre la divisa, pero el presidente Draghi – aunque mencionó la volatilidad de la divisa- no aprovechó la oportunidad para evaluar enérgicamente la reciente apreciación del euro”.

James Athey, gestor en Aberdeen Standard Investments, afirma que la estrategia de resaltar los aspectos positivos de la economía y señalar sólo de pasada la fortaleza del euro “no ha funcionado para nada, ya que el ejército de alcistas que se han quedado fuera esperando una caída para comprar no han recibido nada”.

En cambio Paul Brain, director de renta fija de Newton (parte de BNY Mellon IM), afirma que los comentarios de Draghi sobre la necesidad de monitorizar al euro son lógicos, “pues tendrá una influencia bajista sobre la inflación, y podría mantener los tipos muy bajos por más tiempo”.  Amén de la volatilidad del tipo de cambio euro/dólar, otra reacción significativa del mercado se ha producido en Alemania: tras los comentarios sobre inflación, la TIR del bund a diez años alcanzó máximos de seis meses (también se incrementaron las tires de otras referencias europeas). Brain interpreta esta respuesta como que “en general los comentarios tuvieron un sesgo hawkish modesto, posiblemente debido a la descripción optimista de la economía y a la probabilidad de que la inflación alcance su objetivo”.

El experto cree que todos los mensajes forman parte de una estrategia para la retirada “muy gradual” de las políticas acomodaticias, retirada que se presenciará a lo largo de este año en su opinión. Así, “dada la recuperación económica, no nos sorprendería si el BCE parase el QE a la finalización del programa actual (el 18 de septiembre)”. A un tiempo, Brain observa que “el mercado parece demasiado hawkish en cuanto a las expectativas de tipos”. Su visión es que, con la tasa de desempleo todavía elevada, la infrautilización de la capacidad y la fortaleza del euro, “el BCE creerá que pueden permitirse esperar hasta mediados de 2019 antes de que puedan subir tipos”, aunque eso no impedirá que empiece a hablar de subidas de tipos “muy pronto después de que termine el QE”.