La Fed pausa y cambia de tono: primeras reacciones de las gestoras internacionales

Jerome Powell, Reserva Federal
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La primera intervención de la Reserva Federal de 2019 arranca con un cambio de tono que refleja el contexto de incertidumbre en el que se mueve el crecimiento global. Tal y como descontaba el mercado, la Fed mantuvo los tipos entre el 2,25-2,5%. La clave está en la suavidad del discurso del presidente, Jerome Powell: “Nos enfrentamos a una imagen un tanto contradictoria de una macroeconomía estadounidense fuerte junto con muestras crecientes de vientos cruzados. Una gestión de riesgo de sentido común empuja a esperar pacientemente mayor claridad”. 

Para Anna Stupnytska, economista global de Fidelity International, lo más notable es que los comentarios sobre la evolución prevista de los tipos de interés y la normalización del balance han oscilado completamente y ahora muestran una postura expansiva. Así, los “aumentos” de la horquilla objetivo para los tipos de los fondos federales han dado paso a los “ajustes”, lo que, en su visión, vuelve a poner sobre la mesa los recortes de los tipos de interés. “Y ahora también se contempla variar el ritmo de normalización del balance y el tamaño último de este, algo que la Fed ha optado por plantear mucho antes de lo previsto”, analiza.

Porque la reunión del pasado miércoles no se debe leer solo como una pausa para tomar aire. Powell incluso mencionó que la limpieza del balance de la Fed podría terminar antes de lo esperado y que su nivel final podría ser mayor de lo anticipado. Esto es, que podríamos estar ante los últimos meses del quantitative tightening. “Como hemos argumentado durante bastante tiempo, estamos viendo una desaceleración más rápida en la liquidez global de lo que muchos anticiparon”, Rick Rieder, director de inversiones de renta fija global de BlackRock. Estados Unidos ha tenido que hacer frente a un "ajuste triple": niveles más altos de tasas de interés, reducción del balance de la Reserva Federal y una cantidad sin precedentes de emisión del Tesoro. En su conjunto, esto puede considerarse como un tipo de endurecimiento de las condiciones financieras.

Y es un cambio de rumbo que podría contagiarse a los demás bancos centrales, según defiende Jeremy Gatto, gestor del fondo Navigator de la gestora Unigestion. “El entorno Goldilocks de la última década se ha terminado; la base fundamental es muy distinta y mucho más frágil”, defiende Gatto. 

Buenas noticias para los mercados

La lectura entre las gestoras internacionales es positiva. “El hecho de que la Fed haya emitido un comunicado separado sobre la normalización de su balance es extremadamente positivo e indica que este proceso ya no se  lleva a cabo en piloto automático”, declara Mondher Bettaieb, director de crédito corporativo de Vontobel AM. El experto estima que rebajarán el ritmo de normalización este año ya que la remuneración de las reservas de liquidez “se ha vuelto muy cara”. 

“Esto es muy alcista”, asegura Bettaieb. Opinión que también comparte Stupnytska: “A los mercados les gusta la put de Powell”. Sin embargo, a la vista de la más que aceptable coyuntura económica en Estados Unidos, este cambio tan marcado en el discurso podría volverse contra la Fed dentro de unos meses, según la experta de Fidelity, cuando se disipen las distorsiones de los datos, se aclare el panorama y la economía demande tipos más altos.

Así, se vuelve a un momento de mercado donde las malas noticias se interpretan como algo bueno. Pero la actitud de los inversores puede fluctuar a la misma velocidad. “Una pausa de este tipo suele ir seguida de una rebaja de tipos, normalmente como respuesta a un rápido deterioro de la economía: un entorno que no resulta nada favorable para los mercados de acciones”, recuerda Brendan Mulhern, estratega global de Newton, parte de BNY Mellon. “Quizás los toros de la renta variable deberían prestarle más atención a los mercados de bonos, que mantienen una actitud más cauta con respecto a las perspectivas económicas”, augura.

Una pausa, ¿o el final de las subidas?

Se abre ahora la cuestión de cuándo se dará la siguiente subida de tipos. Los expertos más optimistas lo posponen a finales de año. De Julius Baer, David Kohl, estrategia jefe de divisas, apuesta por septiembre o diciembre de 2019, pero ponen como condición necesaria un repunte en la actividad económica, incluyendo las dinámicas de inflación en la segunda mitad de año. 

Nick Maroutsos, gestor de Janus Henderson Investors, es más radical. Augura, de hecho, que las subidas de tipos en Estados Unidos han llegado a su fin. “No para 2019, sino permanentemente”, sentencia. Para el experto, van a hacer falta cifras significativamente positivas para que la Fed vuelva a la senda de las subidas. “La economía no está rindiendo a plena potencia y la inflación es inexistente. El riesgo geopolítico está en máximos históricos a medida que nos enfrentamos a otro atasco en Washington”, resume.