La evolución de los ETF pone a prueba el alfa de la gestión activa

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Funds People

La innovación en el ámbito de los ETF ha provocado la transformación de estos instrumentos. Tras una primera fase de expansión en la que básicamente se creaban productos indexados a los índices más líquidos, como lo puedan ser el S&P500 o el MSCI World, ahora lo que se está lazando al mercado, aunque sigue siendo indexado, la mayoría de los expertos no lo considera estrictamente gestión pasiva. Se están creando nuevas formas de acceder a las mismas clases de activos. Los ETF basados en factores o los centrados en ISR son dos ejemplos, instrumentos que han llegado también a las carteras de los fondos de pensiones.

En un desayuno organizado por Funds People y patrocinado por UBS con profesionales del sector de las pensiones, Augusto Caro, responsable de la Dirección de Renta Variable, Fondos Mixtos y Planes de Empleo de Bankia Fondos, asegura que “la industria ha ido evolucionando y en esa evolución el tema de los factores ha ido cobrando cada vez más importancia, lo que, a su vez, complica mucho más el mundo de la gestión activa”. Esto es así, según explica, porque al descomponer el alfa que genera este tipo de gestión, muchas veces se aprecia que viene explicada prácticamente en su totalidad por algún tipo de factor, como puede ser value, small caps…, lo que hace más difícil demostrar que la gestión activa genera alfa si se le quita esa parte de los factores en los que se puede descomponer.

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En el mismo sentido, Alberto Gómez-Reino, director de Inversiones de Clientes Institucionales de BBVA Asset Management, comenta que “la industria de la indexación lo que ha traído es la capacidad de acceder a sesgos que antes no eran accesibles más que por la vía de la gestión activa, de gestores especializados. Básicamente esta evolución lo que hace es dar un paso más en limitar lo que antes se llamaba alfa a un espacio mucho más pequeño y mucho más estricto”.

Josep Sentís, director de Inversiones de Seguros y Pensiones de Sabadell Asset Management, ve más crecimiento en el caso de los fondos de pensiones del uso de los ETF de factores que de los centrados en ISR. En el caso de los primeros, considera que podrían ir a más y destaca su utilidad a la hora de realizar apuestas tácticas: “Si, por ejemplo, un gestor cree que van a subir los tipos de interés y que esa subida va a favorecer al factor valor, se puede utilizar un fondo de gestión activa con un estilo de inversión value, o bien se puede invertir directamente en un ETF, que suele ofrecer una exposición más pura al factor deseado”.

Pedro Coelho, responsable de Ventas de ETF para Iberia de UBS, aprecia un creciente interés en los factores, pero explica que es más complicado que haya un interés real y una inversión real en factores individuales que en multifactores: “La mayoría de inversores ha optado por acceder a estas estrategias a través de un enfoque multifactorial que combina 4,5 o 6 factores. Al final es una forma diferente de acceder a un mercado regional, como puede ser EE.UU. o Europa”. Explica que las carteras construidas a través de factores han supuesto la aparición de carteras creadas con otro tipo de estrategias que no tienen las limitaciones que muchas veces se les achaca a los ETF al replicar los índices más generales, inconvenientes que básicamente consisten en el hecho de que en renta variable invierten en las empresas de mayor tamaño, y en renta fija en las más endeudadas.

Ventaja de la gestión activa en ISR

Respecto a la ISR, dada la heterogeneidad de criterios ISR y las diferentes maneras de entender la inversión socialmente responsable, Alberto Gómez-Reino considera que, si se tienen criterios internos de ISR desarrollados, se puede realizar gestión directa, estableciendo bajo dichos criterios, los filtros que se deseen para generar una cartera propia de inversión socialmente responsable. Por tanto, considera que productos como los ETF de ISR “son sobre todo útiles para aquellas carteras o clientes que no tengan desarrollada esa filosofía interna y que no tengan capacidad de hacer el necesario look through”.

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Augusto Caro está convencido de que al final todos van a realizar procesos, tanto en el ámbito de la inversión directa como indirecta, para tener una inversión socialmente responsable. Pero, aunque reconoce que en este ámbito los ETF están jugando un papel, considera que la gestión activa tiene ventaja “porque permite analizar a la perfección cada una de las compañías y, por tanto, posicionarse mejor en diferentes temáticas, mientras que este tipo de inversión a través de ETF es un poco menos dinámica”.

Sobre la inversión en ISR, Josep Sentís comenta que la normativa europea que actualmente está en desarrollo probablemente no esté lista antes de dos años, “lo que podría actuar como freno a la hora de implementar políticas de inversión socialmente responsables que a lo mejor dentro de dos años hay que volver a cambiar”.

Esto no impide que el interés de los inversores por la ISR siga creciendo. Pedro Coelho percibe cada vez más curiosidad por parte de los clientes sobre cómo se construyen estas carteras, y explica que la gran mayoría de las inversiones están concentradas en estrategias que solo excluyen, “lo que es una señal de que todavía hay mucho potencial de crecimiento”. En el caso de los fondos de pensiones, comenta que muchas comisiones de control no quieren estar invertidas en empresas de tabaco, juego o con una reputación baja, y a estos inversores “les gustan las exclusiones, pero también quieren que las empresas que se quedan en las carteras cumplan con una serie de criterios. “Esa combinación de exclusión y best in class ha tenido un recorrido interesante, y vemos que está creciendo”.