La dificultad para promover cambios con los Republicanos favorece a las empresas

Consideraciones de Sarah C. Ross, gestora del fondo Pictet US Equity Growth Selection, ante la "victoria" republicana en las elecciones estadounidenses del pasado 2 de noviembre.

Cuando hay división entre Senado y Congreso es difícil pasar grandes reformas o cambios y es bueno para las empresas que el entorno sea estable. En este sentido la reforma sanitaria y la financiera ya han sido aprobadas y va a ser difícil que los Republicanos hagan cambios -Obama tiene derecho de veto- aunque si obstáculos en su aplicación. De hecho los Estados pueden iniciar disputas judiciales para declarar inconstitucional el derecho universal de acceso a la salud y alguno puede tener éxito. En cualquier caso no es previsible que afecte a los negocios. Por otra parte los Republicanos pueden mostrarse en pro de los negocios incluso no promoviendo nueva regulación.

En otro orden de cosas es previsible que se prorrogue el recorte de impuestos de la Administración Bush en enero y a lo largo de 2011. De hecho lo más importante para el nuevo Congreso son los impuestos. Se pueden mantener para ingresos menores, lo que es bueno para el consumo y el sentimiento, aunque haya riesgo de que aumenten para rentas de más de 200.000 dólares al año. Además el paquete de estímulos inicial hace dos años supuso un gasto gubernamental que sigue teniendo efecto, con proyectos de carreteras e incluso arquitectónicos. Por otra parte aunque a nivel federal la financiación es muy barata, hay Estados que tendrán que reducir gastos e incluso empleo y algunos ya están sometidos a mucha presión fiscal.

Mientras la política cuantitativa de la reserva Federal ayuda a mejorar el sentimiento y básicamente facilita estabilidad, señalando que se va hacer todo lo necesario para evitar la deflación. Se trata de generar confianza. Además va a comprar activos de manera medida y pausada, 75 millones por mes, con capacidad para corregir si los próximos meses cambian los datos. Pero su efecto es marginal en el crecimiento económico, aunque promueve un dólar más débil, lo que favorece a los fabricantes exportadores y ayuda a que los intereses de las hipotecas sean menores. Además el crédito al consumo está a costes también razonables y la tasa de ahorro sobre ingresos disponibles -en el seis por ciento-, aunque haya subido desde tasas negativas al principio de la crisis financiera, no debe frenar el consumo. Se da la circunstancia de que el crédito está disponible aunque no para las pequeñas compañías que crean empleo. Son las grandes, incluso con baja calificación crediticia, las capaces de emitir deuda a costes de financiación muy razonables.

En cualquier caso el entorno macro ha dominado sobre los buenos fundamentales los últimos dos años, pero esa influencia empieza a disminuir. Para el público en EEUU lo importante es que se crezca de manera estable y no haya riesgo de doble recesión o que el desempleo se dispare –no creemos que esto pueda ocurrir-. A medida que el entorno macroeconómico se suaviza es previsible que las características de las empresas con crecimiento sostenible resulten premiadas, especialmente aquellas con ventajas competitivas y barreras de entrada.