La decadencia puede durar mucho, vivir de crédito no es tan inusual...

He leído la frase anterior de una interesante entrevista a un conocido filósofo y economista francés. Respondía de esta forma a una cuestión sobre la crisis del Euro, la elevada deuda acumulada y como en lugar de buscar soluciones se optaba por lo más práctico desde el punto de vista político que era tomar las medidas justas para que la situación no explote. Incluyendo al BCE (también podríamos hablar de las decisiones de otros bancos centrales). Me ha llamado la atención, no porque comparta o no estas conclusiones, que las comparto, sino más bien porque en otro periódico otra economista (y periodista, creo) apelaba por dejar a un lado las ilusiones para buscar preguntas concretas ante los enormes retos que tenemos por delante. “Amargar la ilusión”; creo que este era el título de su artículo.  Por último, otro medio ayer mismo se limitaba a informarnos sobre cómo actúan los ahora tan recurridos “fondos buitre”. Inversores financieros, especuladores (positivos),  que en estos momentos dominan los medios ante su creciente optimismo hacia la situación española.
 
¿Sacan algo en común de las tres informaciones anteriores? Seguro que sí. La primera, que los mercados siempre tienen razón con la información disponible. En definitiva, en momentos tan positivos como el actual hacerse preguntas sobre el futuro (incierto) es dejar de ganar. ¿Conclusión? No pensarlo mucho.  En segundo lugar, hay confianza retroalimentada por unos mercados cuya caída es una oportunidad de compra. Por último, las medidas de tipo cuantitativo excepcionales (es un decir: no tienen ya nada de excepcional ) por los bancos centrales han desvirtuado el comportamiento de los mercados. Pero, como decía nuestro filósofo, se puede vivir bien durante mucho tiempo. El Problema es perder la silla cuando la música se para. Pero esto no parece que vaya a ocurrir a muy corto plazo. A medio plazo, tal vez. A largo plazo, seguro que sí. ¿Dónde estaremos a largo plazo? ¿ustedes lo saben?.
 
“Preparada para despegar”. ¿Qué a qué me refiero? Es el titular de la portada del suplemento económico de un importante periódico. Y no les digo nada más. Pero no es complicado adivinar a que se refiere, aunque me resulta llamativo cuando la bolsa española lleva ya una buena subida acumulada. Vaya, les he arruinado la adivinanza. Bueno, lo que sí parece interesante es lo que subyace en la información. Y es que ante el optimismo que todos sentimos por la evolución de los mercados (cuenta nos trae si queremos seguir cobrando todos los meses), hay una argumentación que resalta entre todas (el resto son dinero, tipos de interés oficiales nulos, tipos de interés reales de la deuda bajos o negativos). Me refiero a las comparaciones relativas. La bolsa norteamericana está más cara, luego la nuestra debe subir más para igualar su mayor precio relativo. Nos vemos de esta forma emplazados no tanto a calcular el valor de las compañías como el valor relativo de índices. Sí, es cierto que el S&P tiene una de las valoraciones relativas más altas entre los mercados desarrollados. Pero, por un lado,  siempre ha sido así apoyado en un mayor crecimiento potencial y el mayor peso de la riqueza financiera de las familias e inversores institucionales en renta variable frente al resto (y especialmente en España). Además, para que las bolsas europeas (y la española) sigan al alza debemos tener un mercado norteamericano soportado. Claro que mientras se mantiene soportado, las bolsas como la nuestra con beta mayor que uno nos pueden seguir dando alegrías.
 
Una última cosa: si los bancos centrales (Fed y BOE especialmente) serán claves para el desenlace de todo este optimismo e inercia compradora en los mercados, los datos económicos, su evolución, será importante para gestionar potenciales episodios de inestabilidad a corto plazo. En España, el comportamiento del consumo privado. ¿Cómo es posible que pueda sorprender al alza con un dato nulo de ahorro (considerando la carga financiera y reducción de la deuda) en un contexto de caída de la renta disponible? supone sin duda un interesante debate intelectual. Pero la realidad, al menos las expectativas de los agentes, parecen superar la teoría.

Autor de la imagen: Fotero, Flickr, Creative Commons