La cosa se pone fea si las opiniones difieren

Las opiniones sobre los mercados de bonos están empezando a diferir. Tras una caída marcada en el rendimiento de los bonos estadounidenses durante el último trimestre de 2010, algunos inversores sugieren que el rendimiento de los bonos aumentará de forma notable, mientras que otros permanecen menos críticos. Dos factores clave que se deben tener en cuenta al evaluar los mercados de bonos en este momento son hasta qué punto se involucra la Reserva Federal estadounidense (Fed) en dichos mercados y si es sostenible la actual recuperación económica, en particular dada la subida del precio del petróleo.

También podría producirse un estancamiento de la recuperación económica durante el segundo semestre de este año, ya que se reducen los estímulos estatales y finaliza la segunda ronda de expansión monetaria cuantitativa (la llamada quantitative easing o QE2). Otro elemento preocupante es la teoría más que convincente de que las economías de los mercados desarrollados se vean menoscabadas por la subida del precio del petróleo, ya que es improbable que los sueldos sigan el ritmo alcista de la inflación general, lo que reduciría el gasto de los consumidores. Entre tanto, la recuperación del mercado inmobiliario estadounidense y el proceso de reequilibro de la zona euro precisan de unos tipos de interés que permanezcan bajos; de lo contrario, ambos corren el riesgo retroceder drásticamente.

Entonces, ¿qué postura tomar en este debate? En octubre sugerimos que los títulos estatales estadounidenses a diez años podrían subir hacia el 4% y, dadas las incertidumbres restantes, unos tipos mucho más altos podrían en grave peligro toda recuperación. Por ahora, pretendemos atenernos a ese objetivo y mantener una posición corta (pero no agresiva) en bonos estadounidenses. Al hablar sobre el rendimiento de los bonos del Estado estadounidenses, no podemos olvidar que gran parte del mercado utiliza los precios de las letras del Tesoro de EEUU como “precio base”. Si los rendimientos de los bonos estatales de Estados Unidos aumentan mucho, algo que sólo podría suceder cuando la Fed esté en condiciones de subir los tipos, entonces el resto del mercado de bonos (incluso los mercados para bonos corporativos e hipotecarios) se vería gravemente afectado. Para ver lo que podría pasar en esa situación, nos guiamos por experiencias de 1994. Entonces, los precios del mercado anticipaban unos tipos de interés bajos y estables por parte del banco central. El Bundesbank alemán fue el primero en hacer pedazos esta fantasía, y luego lo hizo la Fed.

Esto nos lleva a una de las opiniones divergentes que tiene más relevancia para la situación que se vive hoy en día. La Fed y el Banco Central Europeo parecen decididos a seguir diferentes políticas sobre tipos de interés durante los próximos seis meses. La historia ha demostrado que dichas divergencias de opinión pueden resultar problemáticas para los mercados y para divisas concretas. La debilidad del dólar estadounidense ha persistido durante un tiempo y la zona euro sigue inmersa en sus luchas periféricas; si se resuelven los asuntos de la zona euro, el euro podría continuar recuperándose en detrimento del dólar estadounidense. Las catástrofes que han sucedido en Japón indican que la política monetaria y fiscal japonesa se mantendrá muy relajada en un futuro inmediato.

Algunos inversores consideran que el yen podría ser una de las principales monedas de financiación para los agentes en los mercados de divisas (mediante la venta de yenes y la posterior adquisición de otras divisas con unos tipos de interés más atractivos), pero otros consideran que la repatriación de activos extranjeros que está llevando a cabo Japón contrarrestará esta tendencia. Es probable que estas opiniones diferentes deriven en una fuerte volatilidad. Estimamos que la repatriación es un apoyo a corto plazo, pero una calidad inferior de crédito y la pérdida de producción son desventajas a largo plazo.

Una postura defensiva ("Plan A") en los mercados de bonos y la reducción de la infraponderación de las posiciones del yen y el euro sería una postura adecuada mientras se desconoce el resultado de las crisis en el Norte de África, Oriente Medio y Japón. El "Plan B", adecuado para cuando el crecimiento económico se recupere hasta el punto en el que los mercados impongan un cambio de precios en la política monetaria de mercados desarrollados y que es pesimista para los bonos gubernamentales, tendrá que esperar.

Paul Brain, director de renta fija deNewton, parte de BNY Mellon Asset Management