La brújula de Amundi para orientarse en los mercados

Matteo Germano (Amundi)
Foto cedida

Sostenibilidad como palabra clave para describir y proyectar el futuro de las inversiones. Matteo Germano, responsable mundial de Multiactivos de Amundi, cita varias veces esa palabra durante una larga entrevista con Funds People en la que reflexiona sobre la industria de la gestión de activos. Y no solo en referencia a la creciente importancia que han ganado las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo en el mundo financiero sino, sobretodo, porque considera que la sostenibilidad debe ser el criterio básico a la hora de construir una cartera capaz de afrontar los desafíos que plantea ahora mismo el mercado.

Desaceleración sincronizada

"Nos encontramos en un escenario de decrecimiento sincronizado en el que la probabilidad de recesión aumenta con el paso de tiempo", explica Germano. "Esto es importante porque, aunque descartamos una recesión a corto plazo, los mercados reaccionarán a medida que aumente esta probabilidad". Amundi estima que el PIB estadounidense pasará de crecer un 2,9% en 2018 a hacerlo a un ritmo del 1,8% en 2020. En el caso de la eurozona, la previsión es que el PIB pase del 1,8% al 1,2% en 2019 y se recupere un poco en 2020, siempre y cuando el sistema económico-político de la UE no se resienta por la guerra comercial, el Brexit y las elecciones europeas.

Para los analistas de la casa francesa, los mercados emergentes representan ahora mismo la clase de activo más interesante. Según sus estimaciones, China logrará seguir creciendo a una tasa superior al 6% anual gracias a la acertada transición hacia un modelo económico orientado, principalmente, al mercado interno. La postura acomodaticia de la Fed y el relativo debilitamiento del dólar también contribuirían al buen momento de los mercados emergentes. Para Germano, "los objetivos a medio y largo plazo deben basarse en tres pilares: sostenibilidad del crecimiento económico, sostenibilidad de los beneficios y sostenibilidad de la deuda".

El dilema de los bancos centrales

"Es absolutamente necesario encontrar una salida al actual entorno de tipos de interés extraordinariamente bajos", subraya el experto. "El riesgo de la dinámica en la que nos encontramos queda patente en las divergencias que se registran entre los activos reales y los financieros". En este sentido, el aumento de las recompras de acciones y de las emisiones de deuda corporativa son señales que nos alertan de posibles distorsiones. Por otra parte, los bancos centrales son muy conscientes de la importancia de sus acciones para la estabilidad del sistema, como demuestra el cambio de postura adoptado por la Fed a principio de año con el objetivo de aliviar la presión sobre los mercados.

"En diciembre de 2018, el mercado descontaba una alta probabilidad de recesión pero en enero se recuperó con fuerza", recuerda Germano. "Ahora que las anomalías de precios prácticamente han desaparecido, estamos reduciendo progresivamente el nivel de riesgo y buscamos activos que ofrezcan más valor y una mayor resistencia. Mantenemos una postura prudente pero no estamos negativos, ya que los indicadores como el PER muestran una tendencia típica de una fase de desaceleración, no de recesión".

Posicionamiento de la cartera

"Nos encontramos en un momento de grandes divergencias entre los inversores estadounidenses y los europeos. La renta fija estadounidense ofrece oportunidades de inversión interesantes pero a los inversores europeos les resulta demasiado costoso cubrir la divisa. Y, mientras que la curva de tipos sí ofrece oportunidades de inversión en EE. UU., en Europa brillan por su ausencia". La consecuencia de todo esto es que a los inversores del Viejo Continente les resulta más difícil diversificar sus carteras. "La capacidad de combinar elementos direccionales y no direccionales es crucial", asegura Germano, "porque la ausencia de la variable tipos de interés hace que los motores tradicionales de una cartera multiactivos –las acciones y los bonos– no avancen a la misma velocidad".

Esta situación exige un cambio con respecto al pasado: "La asignación se vuelve más dinámica y cobra mayor importancia cubrir las exposiciones a las fuentes de alfa". Una combinación de exposición direccional y control del riesgo que tiene muy en cuenta algo que, en opinión el experto, se ha vuelto determinante desde una perspectiva global: la liquidez.

Por otro lado, una cartera capaz de satisfacer las necesidades del cliente debe tener presentes las oportunidades de inversión temáticas, sobre todo aquellas ligadas a la disrupción tecnológica, e integrar cada vez más en su filosofía de inversión los criterios de sostenibilidad medioambiental, social y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés). Este último factor está ligado a la perspectiva de medio-largo plazo característica de otra de las grandes temáticas que, según Germano, impulsará la oferta de los instrumentos de inversión: "La sostenibilidad de las pensiones, junto a la sostenibilidad ESG, serán los principales motores del crecimiento de la industria en los próximos años".