¿Desinversión o activismo corporativo?

Two ways bifurcación caminos
Pablo García Saldaña, Unsplash

Cada vez son más las gestoras de activos que están anunciando planes para desinvertir en aquellas compañías que no cumplan con criterios de sostenibilidad. Las empresas que cimentan su negocio en las energías fósiles son las grandes damnificadas por la transición de la industria hacia un modelo de inversión cada vez más basado en los principios de la ASG. La presión del activismo para que las entidades se deshagan de sus posiciones en este tipo de compañías es cada vez mayor. En este sentido, el anuncio de que ExxonMobil será reemplazada por Salesforce (una empresa de software), después de haber sido miembro del Dow Jones durante 92 años, es considerado por muchos como un momento histórico, que muestra un paisaje cambiante para la economía.

Una de las cuestiones que se plantean es si el hecho de que las gestoras empiezan a sacar a las empresas de petróleo, gas y carbón de sus carteras, ayudará a impulsar la transformación del sector energético hacia un futuro más limpio. “A primera vista, podría estar claro que si los gestores se desprenden de una empresa, ello debería dar lugar a una caída de los precios de sus acciones y, por lo tanto, a una disminución de su valoración en bolsa. En general, esta suposición es cierta, pero hay que tener en cuenta que hay un comprador para cada acción que se vende. De lo contrario, no habría transacciones, ya que las acciones no desaparecen sólo porque alguien las esté vendiendo”, señala Detlef Glow, director de Análisis de Refinitiv para EMEA.

Según explica, esto simplemente significa que las acciones estarán en manos de otra persona o institución que, en términos generales, se siete cómoda con el modelo de negocio de este tipo de empresas, contribuyendo a mantener sus proyectos de exploración, ya que el mundo dependerá durante mucho tiempo de las energías fósiles y del petróleo como materia prima básica. Para el experto, esto conduce a una reflexión: que, quizás, mejor que optar por la desinversión, deshaciendo directamente cualquier tipo de posición en estas compañías, lo mejor sería adoptar una visión más constructiva, orientada a mantenerse en su accionariado para tratar de cambiar desde dentro la vida y el modelo de negocio de la empresa.

Desinversión

“Desde el punto de vista ambiental, podría resultar más interesante si las gestoras se mantienen invertidas y presionan a la compañía para llevar a cabo una transformación hacia prácticas más sostenibles. Esto significa que los gestores de fondos deben comprometerse con los consejos de administración de las empresas para que se replanteen sus estrategias. Las compañías de energías fósiles pueden transformarse en empresas sostenibles invirtiendo en la producción de energías alternativas. También podrían convertirse en líderes tecnológicos, ya que el flujo de caja del negocio de la energía fósil podría utilizarse para impulsar la investigación y el desarrollo de energías alternativas”, subraya Glow.

“Esto significaría que el consejo de administración necesitaría el compromiso de sus inversores, que normalmente se esfuerzan por obtener rendimientos de capital y dividendos. Los gestores de activos, por su parte, tendrían que comprometerse con su estrategia ASG, ya que hemos visto que casi todos los gestores de activos hablan de la ASG, pero sólo unos pocos ponen sus palabras en acción. Además de la falta de conocimiento sobre cómo implementar de manera efectiva una estrategia ASG, una de las principales razones de esta falta de compromiso son los costes, ya que las gestoras de activos necesitarán personal adicional y otros recursos para ejecutar una estrategia de compromiso a largo plazo”.

Además, cabe recordar que la exigencia de los reguladores sobre el plan de acción de la UE para la financiación del crecimiento sostenible se centra en el cambio climático como primer paso y no respaldará a los gestores de activos que decidan adoptar medidas para hacer más sostenibles los modelos de negocio de las empresas. Así, es posible que veamos más entidades desprendiéndose de las energías fósiles y otras compañías que puedan no satisfacer las necesidades de la taxonomía de la UE, en lugar de mantenerlas para intentar transformarlas. Por lo tanto, es cuestionable que veamos un impulso hacia modelos de negocio más sostenibles dentro de los sectores en los que los gestores de activos empiezan a desinvertir”.

Hay varias formas de influir para que una empresa en la que se invierte sea más sostenible. Mientras algunos gestores optan por la desinversión, otros prefieren ejercer presión vía engagement. Los gestores tendrán que escoger en cada caso y de acuerdo son sus criterios cuál puede ser la mejor formar de ejercer presión y generar impacto.