Josep Soler, vicepresidente de EFPA Europa, resume la reunión del comité ejecutivo de EFPA en Rotterdam del 10 de febrero

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Joel Filipe (Unsplash)

Diez años y un par de meses después de la fundación de EFPA, en la misma ciudad, se ha reunido un mucho más amplio y consistente que entonces comité ejecutivo para realizar una cierta reconsideración estratégica. El propio crecimiento y expansión de la asociación, y en pocos años para una organización europea, ha generado unos ciertos desequilibrios y diferentes puntos de vista sobre como consolidar la organización en el futuro. ¿Debe EFPA limitarse a su labor, estatutaria, de generación de estándares de competencias profesionales y éticas y a la certificación, EFA y EFP? ¿Debe crear sus propios servicios paneuropeos? ¿Debe estar más presente en las instituciones como grupo de presión? ¿Debe por lo tanto mantener o ampliar los objetivos sobre los que fue fundada? Actualmente hay países afiliados a EFPA que desean que EFPA mantenga sus actividades y objetivos primarios y no ampliarlos. Otros, como EFPA España, creen que es inevitable, para la propia consecución de los objetivos iniciales, abrirse y estar más presente en el sector financiero, en su regulación y supervisión, y sobre todo que vaya ganando peso su condición europea e internacional. Por fin, y vinculado con lo anterior, EFPA se plantea un cambio en su estructura, en sus estatutos, en su misma localización. EFPA España insiste que es inevitable trasladarse a Bruselas, la sede lógica de una entidad que quiere estar cerca de las instituciones europeas y de la mayoría de las principales federaciones y agrupaciones financieras del continente.

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