Italia, el amargo despertar de la complacencia del mercado

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Aquellos inversores que anticipasen un verano apacible tendrán que revisar sus expectativas: los últimos acontecimientos políticos en Italia han elevado tanto la incertidumbre que ahora las gestoras internacionales están anticipando tres meses de volatilidad, y repetición de las elecciones en otoño. El último giro de la trama italiana se ha producido al rechazar Sergio Mattarella, presidente de la República, el nombramiento como ministro de economía de Paolo Savone – antiguo ministro de industria y abiertamente opuesto al euro-, propuesto por Giuseppe Conte.

Conte presentó su dimisión, y desató una oleada de ventas en los mercados: en la sesión del martes, el diferencial de la deuda italiana alcanzó su nivel más elevado desde junio de 2017, el rendimiento del bono a dos años repuntó 187 puntos básicos en una sola sesión y el dólar se desplomó hasta mínimos del año contra el dólar. El vuelo hacia la calidad provocó un ensanche generalizado del diferencial de la deuda periférica – italiana, española y portuguesa- respecto al bund a diez años, que retrocedió hasta niveles de 2016. La bolsa italiana acumuló pérdidas del 8% en cinco días, siendo el sector financiero italiano el más castigado, y las ventas se contagiaron al Ibex 35, que retrocedió un 6%.

Los analistas de NN Investment Partners consideran que el principal riesgo que afronta el país, bajo una inédita coalición Liga Norte- Movimiento Cinco Estrellas (M5E), está directamente conectado con las políticas fiscales: “El principal problema de Italia es su bajo potencial de crecimiento, impulsado por un bajo crecimiento subyacente de la productividad. Para conseguir una trayectoria más elevada de crecimiento, la única manera en que el país puede reducir su ratio de endeudamiento del 132% sobre el PIB es mediante reformas estructurales”.

Este elevado endeudamiento público, “puede suponer un problema en el futuro, pues puede requerir austeridad fiscal”. Es precisamente lo contrario de lo que planean el M5E y la Liga, que han acordado un programa que favorece las rebajas fiscales y el gasto público. De materializarse, desde NN Investment Partners denuncian que “podría impulsar el déficit fácilmente al área del 5-6%, violando las normas europeas”. Ahora que se han incrementado las posibilidades de que se repitan las elecciones, “de repente los años de disciplina fiscal italiana parecen estar en peligro”, concluyen.

“En nuestra opinión, la política italiana podría seguir siendo una carga para los mercados de capital a lo largo del verano”, afirman los analistas de DWS. Alertan de un elemento diferencial respecto a otras crisis políticas en la eurozona que no es baladí: el menor margen de maniobra del BCE para salir al rescate si la situación se complica demasiado, lo que sin duda puede incrementar el nerviosismo de los inversores. Dicho esto, los expertos piden relativizar la situación: “La incertidumbre política en Italia no es nada nuevo. Tampoco las debilidades estructurales de la eurozona”.

El escenario central de la firma contempla pues nuevas elecciones, y además consideran que la repetición de los comicios “tiene sentido desde una perspectiva política y estrecha de miras”. Aunque  desde DWS piden precaución a la hora de interpretar los resultados de las encuestas italianas, toman nota de que la Liga Norte ha ganado aceptación en las últimas semanas, particularmente a expensas de Forza Italia, su aliado natural en la derecha italiana. El riesgo sería, según la firma, que con la repetición de elecciones el euroescepticismo de esta formación pesase más sobre el electorado: “La campaña electoral bien podría convertirse en un referéndum de facto sobre la UE y el euro. Además, los partidos populistas podrían beneficiarse de otros temas. Esto incluye el escepticismo hacia los partidos tradicionales y la crisis de los refugiados, así como lo que los italianos perciben como injerencias por parte de Bruselas, París y Berlín”.

Más prima, más diferencial

Los expertos de NN Investment Partners anticipan que continuará la volatilidad y el peor comportamiento de los activos italianos: “Los inversores habían sido muy complacientes hasta principios de mayo. No estaban descontando lo suficiente el riesgo de un gobierno populista, y se centraron en cambio en la mejora económica y los fundamentales corporativos”. Esto explica que muchos inversores continuaran comprando acciones italianas, aprovechando para invertir en valores de calidad que cotizaban con un descuento.  

“No debemos olvidar que la bolsa italiana es sensible a los cambios en el diferencial de la deuda soberana”, añaden desde la gestora. El Ftse Mib es un índice fuertemente bancarizado – más de un tercio de su composición está constituida por bancos-, y las fuertes pérdidas de estos días han venido provocadas por el desplome del sector, que todavía tiene que soportar altas tasas de morosidad, y que cuenta con fuertes inversiones en bonos soberanos transalpinos.

Isabelle Vic-Philippe, responsable de deuda soberana euro e inflación de Amundi, coincide en el pronóstico: “Con una situación política italiana tan poco clara, los inversores seguirán demandando una prima significativa por incertidumbre”. También cree que deberían convocarse elecciones después del verano, “si el gobierno tecnócrata al que se está dirigiendo Italia es incapaz de conseguir el voto de confianza del parlamento”.

Vic-Philippe indica, basándose en los últimos sondeos publicados, que la Liga tendría bastantes probabilidades de entrar en el gobierno de volver a repetirse las elecciones, ya sea con el M5E o dentro de una coalición de centro derecha. “Entre medias, una posición corta sobre Italia es bastante costosa (mantener 200 puntos básicos sobre el bono a diez años hasta octubre costaría 66 puntos de carry), lo que debería evitar un fuerte ensanchamiento del diferencial”, afirma.

La representante de Amundi se encarga de recordar una característica distintiva del mercado italiano, que la mayor parte de los bonos del Tesoro se mantiene en manos de inversores locales (65% del total), factor que tradicionalmente ha dado mayor estabilidad a este mercado de renta fija en relación con otros mercados europeos. “Sin embargo, podemos tener los efectos combinados de la reducción del programa de compras del BCE para finales de septiembre – no esperamos que el BCE cambie su agenda por Italia-, una mayor reducción de la participación extranjera y unas necesidades de emisión potencialmente más elevadas”, alerta. Este cambio en las tornas podría dejar como resultado un repunte del rendimiento de la deuda italiana. “La participación extranjera será clave en el corto plazo”, sentencia Vic-Philippe.