- La economía italiana se encamina una profunda recesión, que probablemente minará la confianza en la deuda pública del país.
- Un clima político instable se une a la incertidumbre y el riesgo que genera la elección de un nuevo gabinete. Aunque el Gobierno (con o sin Berlusconi) consiga adoptar e implementar un programa creíble de reformas estructurales, esto sólo impulsará las perspectivas de crecimiento a largo plazo.
- En consecuencia, se antoja necesario algún tipo de apoyo o ayuda externa que le permita a la economía italiana cubrir sus necesidades de financiación.
- Seguramente, se tardará bastante tiempo antes de que se clarifique si la zona Euro permitirá al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) realizar compras de bonos.
- Por ello, cada vez parece más probable que el BCE tenga que seguir con la compra de bonos a gran escala, con el fin de mantener a raya la rentabilidad de los bonos italianos.
- Al final, la presión del BCE parece ser la única arma para salvar la zona Euro de su encuentro con su particular Waterloo en Roma.
El documento ha sido elaborado por el equipo macroeconómico de Nordea Investment Funds. Pueden descargárselo (en inglés) en el archivo adjunto.