Intesa Sanpaolo al rescate: ¿un Santander italiano?

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GloriaGarcia, Flickr, Creative Commons

El 26 de junio, en el noreste de Italia, fue un lunes negro como pocos, tanto para los empleados de Banca Popolare di Vicenza y de Veneto Banca como para sus accionistas. Sin embargo, después de la aprobación de la simbólica compra de las dos instituciones financieras por parte de Intesa Sanpaolo, muchos han brindado. En primer lugar el mercado italiano recibió la noticia con mucho entusiasmo: las acciones de Intesa fueron las que mejor se comportaron en el día en la Bolsa de Milán e incluso en Wall Street se ha hablado favorablemente de los asuntos italianos.

Después de que el gobierno italiano diese luz verde para el rescate de Bpvi y Veneto Banca, junto al BCE y a la Comisión Europea, el Estado italiano puso inmediatamente sobre la mesa casi 5.000 millones para la integración con Intesa Sanpaolo. Y no sólo eso. El gobierno ha estimado una suma adicional de 12.000 millones, ya disponibles, como la cantidad máxima de las garantías de préstamo, según ha comunicado el ministro de Economía, Pier Carlo Padoan.

En cuanto a los impactos sobre los ahorradores, en caso de los bonos senior y depósitos, todo parece quedarse a salvo, mientras se espera que los inversores minoristas de bonos subordinados puedan recuperar el 100% de sus importes (80% por parte del Estado y el otro 20% por parte de Intesa). Son los accionistas, en cambio, quienes lo van a pasar mal. "Nuestra intervención", explicó el consejero delegado de Intesa Sanpaolo, Carlo Messina, "sirve para asegurar más de 50.000 millones de los ahorros en los dos bancos y proteger a dos millones de clientes".

Los detalles están aún en fase de discusión, pero los expertos de la industria ven positivamente la operación. "El rescate de los bancos venecianos es un factor positivo que reducirá la prima de riesgo asociada con el sector bancario italiano. El escenario más negativo de bail-in habría dado lugar a una crisis sistémica en toda la industria y habría sido mucho más alto el coste para el país en términos de empleo y de repercusiones económicas”, asegura a Funds People Pierluca Beltramelli, gestor de cartera de Aletti Gestielle SGR.

“En este contexto, la ayuda estatal es necesaria para mitigar el efecto de la liquidación en el territorio gracias a la continuidad del acceso al crédito por parte de las familias y de las empresas. La separación entre el banco bueno - que se quedará Intesa- y el banco malo –del que se hará cargo el Estado– ha sido indispensable para facilitar el cierre de la operación", añade el experto.

El bonne affaire de Intesa Sanpaolo

A la espera de evaluar y comprender cuál será el coste total para el Estado, Beltramelli cree que para Intesa es un buen paso, “dado que hoy en día es el banco más sólido en Italia y al no verse afectado negativamente en el capital, la operación podrá integrar más fácilmente el banco bueno y traerlo de vuelta a una mayor rentabilidad en línea con el coste del capital".

Una ventaja que también está clara para Alessandro Allegri, consejero delegado de Ambrosetti AM Sim. Hablamos de "un acuerdo que tiene pocos riesgos y un fuerte potencial de ingresos", afirma. "Las condiciones requeridas para la adquisición permiten a Intesa estar totalmente protegida de posibles riesgos de deterioro de la economía italiana, incluso en el futuro, mientras que al mismo tiempo le permite crear una posición dominante en una región estratégica de Italia, entre las más activas”, explica el experto.

Por esta razón hay una diferencia obvia entre esta operación y la del Banco Santander y el Banco Popular. "A pesar de la situación de crisis de los bancos y la búsqueda de posibles compradores por parte de las autoridades, la situación española se resolvió en pocas semanas desde el inicio de la crisis del Banco Popular con la adquisición por el Santander, sin el uso de dinero público, sin ninguna garantía para el Santander y con posibles riesgos futuros", recuerda el consejero delegado.

"La situación italiana con la crisis de los dos bancos venecianos que se prolongó durante varios años es diferente, ya que para resolverse necesitó de un fuerte desembolso de dinero público, y la aparición de fuertes concesiones a favor del comprador", añade. Con la intervención del Estado, se abre ahora otro capítulo sobre lo que pasará después. "Todavía hay algunas dudas que sólo el tiempo nos permitirá desentrañar", explica Allegri. "Los bonos de los inversores senior y los correntistas se salvaron en esta situación (a pesar de que la directiva permitiera su bail-in) pero el fondo destinado a la crisis bancaria, creado por el gobierno italiano, se ha quedado sin dinero por completo tras la crisis de Monte dei Paschi y de los bancos venecianos, y no está claro que las mismas condiciones que se aplicaron entonces se mantengan también para posibles nuevos rescates”.

Mas allá del bail-in

A pocas horas de la operación italiana una cosa está clara: la incertidumbre general, por el momento, se ha evaporado. Y el sector bancario italiano -y europeo- ahora parece tener el viento a favor. Los operadores de mercado consideran la operación una buena jugada de Intesa, ya que el Estado se ha hecho cargo por completo del riesgo subyacente a través de la eliminación de los malos activos y con la inyección de capital.

El rescate, explica Peter Rosenstreich, jefe de estrategia de mercado de Swissquote, impulsó a los índices europeos, dado que "ahora el mercado se ha dado cuenta de que hay un camino trazado y recorrido que permitirá limitar el contagio. El sombrío panorama político y las bajas rentabilidades cosechadas por el sector han hecho que las acciones de los bancos italianos se quedasen a la zaga con respecto a la recuperación experimentada por el sector financiero en general, y ahora hemos llegado a un punto de inflexión, por lo que el conjunto de Europa se beneficiará de la recuperación del ciclo de inversión y las valoraciones actuales. Creemos que, frente a un época sorprendentemente positiva que aún no está plenamente cuantificada por la política monetaria, las valoraciones de los bancos europeos no son excesivamente caras -a pesar del reciente rally- y serán capaces de seguir subiendo", concluye.