Inteligencia artificial: no es el futuro, es el presente

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Foto cedida

TRIBUNA de Rob Lovelace, gestor de cartera, Capital Group. Comentario patrocinado por Capital Group.

La inteligencia artificial (IA) puede ser el avance más trasformador y disruptivo desde la revolución industrial. Después de décadas de exageración y decepción, la IA está posicionada para impulsar la próxima ola de innovación, y potencialmente ofrecer oportunidades sin precedentes para las compañías y los inversores.

¿Pueden pensar las máquinas? Es la pregunta que en 1950 planteó Alan Turing, un científico inglés considerado por muchos el padre de la ciencia informática y una figura clave en le IA.

Actualmente, la respuesta a esta cuestión se acerca al sí, dependiendo de cuál sea la definición de pensamiento. Pero durante los últimos años se han logrado  grandes avances hacia que las máquinas puedan calcular cosas sin que se les diga qué hacer. Las máquinas están utilizando la razón, la lógica y la experiencia- y toneladas de datos- de forma notablemente humana, para algunos, alarmante.

Estas máquinas ya están transformando las fábricas, el transporte, los cuidados médicos y otros cientos de elementos de la vida diaria tanto a nivel personal como industrial. Están en las escuelas, los hogares, los hospitales y los coches y están cambiando la manera en la que funciona el mundo.

Para algunos, las máquinas son una amenaza, especialmente para los puestos de trabajo. Pero la IA también tiene potencial para mejorar el nivel de vida en todo el mundo, proporcionando a las compañías nuevas oportunidades de ingresos y recompensando a los inversores.

Hay periodos de cambios fundamentales que pueden transformar la forma de vida y de trabajo. Actualmente, parece como si estuviéramos en medio de otra revolución y claramente estos cambios traen cambios significativos y oportunidades a largo plazo para los inversores.

La IA ha sido un concepto científico desde la década de los 50, atravesando periodos de auge y de crisis. El término hace referencia a diversas tecnologías que permiten a los ordenadores simular elementos del pensamiento humano. Pero durante años, los ordenadores tuvieron que ser programados con un minucioso detalle.

Pero las cosas han cambiado. A través del machine learning (aprendizaje automático), un subsector de la IA, los ordenadores pueden aprender de los datos sin ser programados explícitamente. Pueden aprender por sí solos analizando grandes cantidades de datos de las webs, los smartphones y otros dispositivos conectados a internet. También, la capacidad de procesamiento se ha disparado. Casi todo lo online implica machine learning. Netflix, por ejemplo, lo utiliza para recomendar películas.

Recientemente, el aprendizaje profundo ha llevado a la IA al siguiente nivel. El deep learning (aprendizaje profundo) es una clase de aprendizaje automático que utiliza redes neuronales artificiales que imitan de manera somera cómo funcionan los cerebros. Una máquina puede auto-entrenarse para realizar tareas, como un discurso o reconocimiento de imagen sin ser programada para hacerlo. En lugar de tener que proporcionarles información para cada eventualidad, las máquinas pueden analizar grandes cantidades de datos utilizando niveles/capas de redes neuronales artificiales.

Independientemente de que eso suponga pensar o no, la realidad es que las máquinas pueden hacer muchas cosas por sí mismas.