Insight Sustainable Euro Corporate Bond Fund, o cómo una mirada ASG es compatible con ser primer decil a largo plazo

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Robert Sawbridge, gestor senior

Objetivo: generar un impacto positivo al favorecer a los emisores con perfiles de sostenibilidad superiores. El Insight Sustainable Euro Corporate Bond Fund es tan fondo de renta fija como lo es de ASG. El fondo de Insight, filial de BNY Mellon IM, define su estilo de gestión como activa. Y eso se aplica tanto a la selección de las oportunidades en bonos y derivados como en los criterios mínimos de medioambiente, social y gubernamental que deben cumplir. “Nos comprometeremos activamente con las compañías incluidas en la cartera si sus perfiles de sostenibilidad se deterioran para tratar de corregir los problemas”, afirma Robert Sawbridge, gestor senior.

El fondo cuenta con el Sello FundsPeople 2020 por su calificación de Consistente. Y es un claro ejemplo de que una mirada ASG es compatible con ser primer decil a largo plazo. Según datos de Morningstar, el fondo está en el primer percentil de su categoría a tres y cinco años. Este resultado es cúmulo de varios años de buenos resultados. En 2020, a 23 de julio, acumula un retorno del 1,45%.

¿Qué le diferencia de otros fondos similares?

Una de las cualidades únicas del fondo es que puede beber del sistema de rating propio de Insight, boutique especializada en renta fija, para medir a los emisores frente a una métrica propia de riesgos asociados a criterios ASG. Por poner cifras a esa capacidad: son más de 6.500 emisores que cubren 850.000 subsidiarias con un rating ASG propio de Insight. Esto es cerca del 99% de las compañías en los índices de grado de inversión denominado en euros y el 95% en los índices globales.

Es el trabajo de un equipo de 47 analistas especializados en crédito que se nutren de la herramienta cuantitativa de ratings así como un engagement directo con las empresas. Es importante recalcar que no son especialistas dedicados a la ASG, sino que dichos criterios cada vez pesan más en su análisis. En 2019 el 82% de sus reuniones con compañías tocaron estos temas. Un 54% más que el año anterior.

Nuestros analistas de crédito encuentran muchos agujeros en la información disponible externamente y un mal consenso entre los proveedores de datos sobre lo que constituye un riesgo ASG”, defiende el gestor. “Además, para muchos emisores más pequeños, particularmente empresas de mercados emergentes o de alto rendimiento, la disponibilidad de datos no financieros relevantes retrasa la información de emisores más grandes”, añade. De ahí que decidieran crear su propia herramienta.

La estrategia, ante la crisis del COVID-19

El mayor éxito en la cartera probablemente haya sido la forma en que navegamos la venta masiva inducida por Covid una vez que comenzó. “Fuimos muy proactivos a la hora de eliminar el riesgo a fines de febrero y principios de marzo, lo que significaba que teníamos efectivo disponible para desplegarlo cuando sentimos que el mercado se había vuelto hacia fines de mes”, cuenta Sawbridge. También fueron muy activos comprando emisores en dólar americano fuera del índice de referencia, una oportunidad única incluso en nombres de muy alta calidad y menos impactados por el COVID. Por contrastar con un error, Sawbridge reconoce que subestimaron el impacto global del virus. “Muchos inversores han estado condicionados durante varios años para comprar la caída y hubo una oportunidad de haber visto el impacto en China en enero-febrero para recortar el riesgo un poco antes de lo que lo hicimos nosotros”, asegura.

Con todo, el gestor reconoce que ha sido un todo un año para los mercados financieros con el gran nivel de volatilidad causado por la crisis de COVID-19. “Los mercados de crédito han reflejado fielmente los riesgos en el mercado con el repunte  fuerte en cuanto la Fed intervino para detener los spreads y la illiquidez en marzo”, afirma En los últimos meses, la volatilidad ha comenzado a disminuir ligeramente, aunque se mantiene en niveles obstinadamente altos cuando se ve históricamente. Esto es representativo de la falta de certeza sobre el virus, una segunda ola o una vacuna potencial, en su opini´pn. “En estos tiempos inciertos, mientras las empresas emiten menos de cuanto el pico de la crisis en marzo y abril, el general las emisiones siguen siendo relativamente elevadas y las oportunidades continúan existiendo en los mercados primarios”, asegura.

Después de haber subido significativamente el riesgo en la cartera en marzo y abril debido a un posicionamiento relativamente defensivo al comienzo de la crisis, han ido reduciendo gradualmente con este repunte en los spreads, que en su opinión ya no parecen especialmente baratos en un contexto histórico. “Seguimos siendo selectivos en los sectores que poseemos, generalmente sobreponderados en sectores más defensivos como servicios públicos y telecomunicaciones a pesar de que parecen relativamente caros. En este punto, preferiríamos tener un riesgo en emisiones más largas en sectores defensivos no afectados por Covid que correr el riesgo en sectores expuestos y bonos cortos. Cuando tenemos exposición a empresas en sectores afectados, como los centros comerciales, nuestros analistas han identificado los nombres específicos capaces de superar la crisis”, resume.