Implicaciones para los mercados europeos del Plan de Reconstrucción aprobado por la UE

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El premio Nobel Milton Friedman dijo una vez que “sólo una crisis produce un cambio real”. Es irónico que más de 40 años después de su observación se pueda aplicar a la eurozona, un proyecto que sigue evolucionando y transformándose a golpe de crisis. La pandemia ha puesto al descubierto que la unión monetaria, sin unión fiscal y transferencias, resulta insostenible, hasta el punto de que la falta de política fiscal y monetaria coordinada ha amenazado con detener el desarrollo económico de Europa. Pero la respuesta que la UE ha dado a los efectos económicos del COVID-19 apunta ahora hacia el reforzamiento del proyecto europeo tras otra crisis, la del Brexit, que puso en tela de juicio su continuidad.

Los líderes europeos, ante la crisis sanitaria y la recesión más profunda desde la II Guerra Mundial, han creado un plan de rescate que puede resultar transformador. El nuevo fondo de recuperación de la UE de 750.000 millones de euros es, en todos los sentidos, una respuesta potente al shock pandémico, que combinado con el Fondo de Garantía para empresas de la UE y el Mecanismo Europeo de Estabilidad, eleva el gasto colectivo de Europa a 1,2 billones de euros, el 6,5% de su PIB. Encarna la responsabilidad colectiva y, además, es ambiciosamente verde. Hasta un tercio se canalizará a proyectos que acelerarán la transición a una economía de cero carbono. Resulta extremadamente importante para la integración de la UE, sus mercados de acciones, bonos y el euro. Pero… ¿qué implicaciones puede tener la aprobación del proyecto en los mercados europeos?

Implicaciones para la renta fija europea

Según Sabrina Kaniche, economista en Pictet AM, los bonos soberanos de más riesgo pueden convertirse en inversiones más sólidas y los del gobierno del sur de Europa en inversiones básicas para un círculo más amplio de inversores. "Hay que tener en cuenta que una cuarta parte de los bonos soberanos y supranacionales europeos tiene calificación crediticia triple A y el programa de recuperación puede aumentar este volumen a 1,4 billones de euros”, apunta. Con este nuevo sistema de mutualización de la deuda, los diferenciales entre los países del núcleo europeo y la periferia se podrían estrechar con el tiempo.

Para Paul Brain, gestor de BNY Mellon IM, existen dos razones por las que podría ocurrir esto. “La primera es que, si la nueva deuda cuenta con la garantía de todos los países, existirá un menor riesgo de crédito entre los bonos soberanos. La segunda que, si se hace un buen uso de los 750.000 millones y se acaba generando crecimiento económico, el riesgo de solvencia de la UE también se reducirá. Los rendimientos de los bonos de los países del núcleo podrían aumentar ligeramente, ya que ahora tendrán más deuda en sus carteras pero, si efectivamente mejoran las perspectivas económicas para la UE (y aumentan los ingresos fiscales), tendrán más capacidad para repagar la deuda”.

Además, la nueva deuda emitida por la Comisión en nombre de los estados miembros debería consolidar el estatus de reserva internacional del euro en un momento en el que el papel del dólar podría cuestionarse debido a la deriva en las finanzas públicas. “Esto será relevante para los inversores en renta fija, dado que en un mundo de escasez de activos seguros, ofrecerá un bono de elevada liquidez y alta calificación para satisfacer la demanda de los inversores. Esta emisión de un gran volumen de deuda común debería alentar a los inversores extranjeros a considerar a la UE en su conjunto y no como un puzle de emisores individuales”, aseguran desde Amundi.

Impacto sobre el euro

El euro podría ser otro de los grandes ganadores. “Una Europa más estable y un mercado de bonos más profundo traerán beneficios significativos para el euro, que desde su creación en 1999, ha vivido a la sombra del dólar. Así, la emisión de bonos paneuropeos triple A debe aumentar el atractivo de la divisa europea entre inversores internacionales y bancos centrales, que pueden incrementar su peso en las carteras internacionales”, afirma la economista de Pictet AM. Según su modelo, el euro se cambia respecto al dólar un 16% por debajo de que lo que los fundamentales justifican y está infrarepresentado en las reservas de los bancos centrales en relación con su peso económico (20% del total en comparación con 62% del dólar). “Con el fondo de recuperación puede apreciarse más de un 2% anual frente al dólar en los próximos cinco años”, augura.

Impacto sobre la renta variable europea

En relación a la renta variable europea, la aprobación del Fondo de Recuperación era, según indican desde Amundi, uno de los cinco pilares que exigía una revalorización de las acciones de la UE en términos absolutos y relativos. “Vemos potencial alcista desde los niveles actuales, especialmente si, como creemos, la recuperación cíclica continúa. Aunque es probable que la bolsa europea se beneficie en general, esto es especialmente positivo para los valores financieros, así como para los países periféricos”, revelan.

Las acciones europeas han cotizado en los últimos 20 años con un fuerte descuento con respecto a las estadounidenses. Incluso durante la crisis financiera de 2008 la prima de las acciones de EE.UU seguía siendo un 20% superior. En parte, las valoraciones de las acciones europeas han descontado durante la última década un riesgo de ruptura de la eurozona. Pero ahora el Fondo de Recuperación de la UE puede reducir estas disparidades. “Al canalizar inversión a sectores verdes orientados a tecnología, puede revitalizar empresas de la nueva economía en Europa”, señala Kaniche.

Esto podría cambiar a mejor la visión de muchos inversores sobre el Viejo Continente. Algunas casas ya reconocen estar empezando a comprar bolsa europea. Entre ellas está J.P.Morgan AM, para quien este plan implica una forma distinta de mirar Europa. “Ha llegado a tiempo y significa que la región está dispuesta a operar como un bloque. Eso es un punto de inflexión”, señala Lucía Gutiérrez-Mellado, directora de Estrategia de la firma para España y Portugal. Por primera vez, la responsabilidad se reparte entre toda la UE. Y eso es un cambio que ha movido todo el tablero en los mercados financieros y la imagen que proyecta Europa hacia el mundo.