Impacto del coronavirus en la bolsa japonesa: “será un retraso en la recuperación y no un declive estructural”

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Foto cedida

El año pasado ha sido un ejercicio en el que la renta variable japonesa se ha visto impactada por una desaceleración en la demanda industrial, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, y el anuncio de la subida del impuesto al consumo que llevaba tiempo pendiente. Aunque el índice TOPIX tuvo una rentabilidad del 17,7% durante el año, quedó por detrás de otros índices como el S&P 500, el EuroStoxx e incluso el MSCI Emerging Markets (en divisas locales).

“Parece que estos obstáculos que retuvieron a la renta variable japonesa en 2019 están desapareciendo a medida que nos adentramos en el nuevo año. La demanda industrial parece que va a empezar a recuperarse, Estados Unidos y China se dirigen hacia un acuerdo comercial y se espera que el impacto del aumento del impuesto al consumo se disipe a lo largo de este año, soportado por medidas que ha desarrollado el gobierno. Por otro lado, aunque el brote del coronavirus ha provocado una alteración en los mercados, creemos que el impacto será un retraso en la recuperación que esperamos y no un declive estructural”, revela Ichiro Kosuge, jefe de renta variable japonesa en Goldman Sachs AM y gestor del Goldman Sachs Japan Equity Portfolio, fondo con Sello Funds People en 2020, con la calificación de Blockbuster.

“Creemos que 2020 será un año en el que la rentabilidad japonesa se verá impulsada por el crecimiento en los beneficios corporativos, que estimamos estará en torno al 10%. Además, esperamos ver más dispersión en el crecimiento de los beneficios de empresas individuales, especialmente en la segunda mitad del año, cuando los obstáculos cíclicos frenen. Por eso, la selección adecuada de los valores va a ser un factor clave para la rentabilidad de las carteras”, afirma.

Según Kosuge, el entorno empresarial japonés se está transformando a todos los niveles: las empresas y sus productos están evolucionando, el gobierno corporativo mejorando, las fuentes de rendimiento cambiando y la rentabilidad está en máximos de varias décadas. Sin embargo, el experto considera que los índices japoneses no han sido capaces de capturar todos estos cambios de manera eficiente. “Por ello, recomendamos un enfoque activo en Japón, donde los inversores puedan apuntar hacia compañías que se estén beneficiando de estos cambios y así tengan mayor posibilidad de superar a los índices”.

Entorno macro en Japón

En cuanto a la inflación o crecimiento del PIB el gestor no espera grandes cambios. “El crecimiento del PIB se ralentizó en el último trimestre de 2019 a causa del aumento del impuesto al consumo, pero esperamos que el nivel se recupere a niveles anteriores a medida que el impacto de este anuncio disminuya. Creemos que la demanda interna mantendrá una tendencia al alza en un contexto de condiciones financieras favorables respaldadas por el gasto público. En diciembre, el gobierno anunció un programa de estímulo de 26 billones de yenes. Esto, junto a la continua mejora en la productividad impulsada por la inversión en capital y la posible recuperación en el consumo tras el aumento del impuesto, son señales positivas para empresas orientadas a la demanda interna”.

Además, considera que los Juegos Olímpicos de 2020 deberían proporcionar un impulso adicional al consumo interno. “Por otro lado, el impacto positivo de las reformas en materia de gobierno corporativo continúa aumentando con un enfoque de las compañías en sus unidades de negocio principales, una mejora en la rentabilidad, decisiones estratégicas sobre fusiones y adquisiciones, mejores decisiones sobre la asignación del capital y mayores distribuciones a accionistas. La mentalidad de poner las necesidades de los accionistas al frente de otras decisiones ha sido un cambio bien acogido en el contexto empresarial de Japón aunque, a pesar del progreso, Japón continua por detrás de sus pares a nivel global en cuanto a gobierno corporativo dejando todavía margen de mejora”.

Visión sobre el yen

Como inversores activos fundamentales, en el equipo se enfocan en las perspectivas de negocio, de beneficio y en las valoraciones de compañías a nivel individual a la vez que evitan posicionarse con respecto al tipo de cambio. “Mientras esperamos que los impactos de divisa se equilibren en el largo plazo, pensamos que en el corto plazo están incluidos implícitamente en nuestras estimaciones del crecimiento de los beneficios. El tipo de cambio ha estado en 105-110 yenes por cada dólar en los últimos años y esperamos que este rango se mantenga. Además, no anticipamos ningún evento en el mercado que pudiera llevar al fortalecimiento del yen, igual que no esperamos que el Banco de Japón vaya a aumentar sus políticas de QE, puesto que lo más probable es que los efectos de este soporte adicional sean mínimos”, concluye.