¿Hemos logrado reconstruir la confianza en la industria de servicios de inversión?

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Paul Smith, presidente y CEO de CFA Institute

TRIBUNA de Paul Smith, CFA, Presidente y CEO, CFA Institute. Perteneciente a la serie Visión de Fondo del Profesional CFA.

Diez años después de la crisis financiera mundial, muchos de nosotros miramos hacia atrás, evaluando lo que ha sucedido, y preguntándonos qué ha cambiado realmente. Se produjeron daños, graves y duraderos, en muchos frentes, siendo uno de ellos la crítica erosión de confianza que sufrió desde entonces la industria de los servicios de inversión. Y merecidamente.

The Next Generation of Investor Trust, la más reciente Encuesta global llevada a cabo por CFA Institute, muestra, sin embargo, algunos brotes verdes: la confianza aumenta en todo el mundo. Hecho este que atribuimos a los crecientes niveles de profesionalidad en nuestra industria. Sin embargo, el incremento de la confianza sigue siendo un desafío continuo para la industria; el compromiso con la profesionalidad y el cumplimiento permanente en beneficio de los clientes nos demuestran que, ese, es el camino correcto para alcanzar todavía mayores niveles de confianza. 

Los resultados de encuestas similares anteriores arrojaban resultados desalentadores: solo una escasa mitad de los encuestados esperaban que las firmas de inversión hicieran lo correcto. Con esta perspectiva, es ahora alentador observar que los niveles de confianza de los inversores en la industria de servicios de inversión hayan aumentado desde nuestro último estudio en 2016. Parece que, las heridas causadas por la crisis financiera, comienzan a cicatrizar.

Pero, no todas son buenas noticias. Con un mayor nivel de confianza, surgen mayores expectativas, y la industria continúa sin cumplir todo lo que los inversores exigen. Nuestra industria debe seguir luchando contra un déficit de confianza, hasta que pueda demostrar que aporta valor de forma consistente a sus clientes, con profesionalidad y brindando soluciones, no simplemente impulsando productos.

La confianza no es simplemente lo que persuade a un inversor a escucharnos, o a comprar lo que vendemos. Necesitamos ayudar a los clientes a entender en quién deben confiar, y por qué. Por encima de todo, la confianza se erige en nuestro capital más preciado. Como industria, nos esforzamos cada día por obtener y ofrecer mayor confianza, pero la tarea está lejos de completarse.

En nuestra encuesta The Next Generation of Investor Trust, hemos identificado una brecha significativa a propósito de lo que los más de 3.000 inversores minoristas encuestados esperan de sus asesores financieros, y lo satisfechos que se encuentran con esa relación profesional; solo un tercio de los minoristas afirman que su gestor de activos siempre prioriza sus intereses. Esto es más que decepcionante.

Los inversores nos dicen que su confianza en los asesores está sujeta, principalmente, a prioridades como las siguientes: la completa transparencia de tarifas y honorarios, comunicación y gestión de conflictos de intereses, y la generación de rendimientos por encima de los índices de referencia.

Sin embargo, no se alcanza una mayoría de encuestados que afirmen que los asesores aportan resultados satisfactorios sobre estos factores clave.

Por lo que respecta a los inversores institucionales, la brecha entre sus expectativas y la satisfacción de sus prioridades es mucho menor que la de los minoristas; en general, existe una mayor satisfacción entre los primeros. Aun así, los dos atributos más importantes para los institucionales al contratar a un gestor de activos son: confianza para actuar en el mejor interés del cliente, y la capacidad de generar altos rendimientos.

No se puede obtener una mayor confianza únicamente a través de ofertas tecnológicas más sofisticadas, aunque la tecnología pueda ser un componente importante para aumentarla. Muchos inversores afirmaron que siguen confiando en la persona para obtener consejo, pero miran a la tecnología como una herramienta complementaria. De hecho, el uso inteligente de la tecnología aumenta la confianza cuando se combina, de forma adecuada, con un toque humano.

La marca es vista, cada vez más, como un sustituto de la confianza. Las marcas dominantes tienen una clara ventaja en la construcción de una percepción positiva de una firma, pero los encuestados declaran que las relaciones personales triunfan sobre la marca.

Aproximadamente, las tres cuartas partes de los inversores minoristas e inversores institucionales afirman que es importante que la empresa con la que trabajan emplee profesionales de la inversión que tengan acreditaciones profesionales, y que éstas procedan de reputadas organizaciones profesionales. De acuerdo, soy parcial, pero ahí es donde aparece un profesional acreditado CFA charterholder.

Qué duda cabe, las opiniones de los inversores varían según el país y según los grupos de edad. La generación millenials clasifican a la industria en una posición de mayor confianza que la generación de los baby boomers, tal vez porque es posible que no hayan estado empleados todavía, o no hayan experimentado un declive significativo en sus carteras durante la crisis financiera. La confianza sigue siendo, sin embargo, el único factor fundamental al que debe hacer frente la industria en todo el mundo. La confianza, al igual que la reputación, lleva años construirla, pero puede destruirse en un instante.

Los resultados obtenidos en la Encuesta Global The Next Generation of Investor Trust proporcionan una hoja de ruta sobre cómo la industria de servicios de inversión puede aumentar su credibilidad y abordar las inquietudes de los inversores. La confianza depende de la profesionalidad. Los asesores deben demostrar un fuerte compromiso con la ética, la experiencia y la transparencia para ganarse a sus clientes y aportar un valor real a cambio de la remuneración que obtienen. Si un tercio de los inversores afirma que no cree que su asesor priorice sus intereses en primer lugar, entonces nos queda mucho trabajo por hacer. El desafío para nuestra industria permanece inalterable: debemos hacer todo lo posible para volver a obtener la confianza de los clientes, y retenerla.