"Hay valor en high yield, pero es necesario ser muy selectivos"

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Imagen cedida

La volatilidad ha sido la nota característica de los mercados de deuda de alta rentabilidad en los últimos nueve meses, pasando el pasado verano de niveles de “fair value” a niveles baratos. Pero, en el primer trimestre de 2012, el mercado ha vuelto a cambiar, pasando de estar barato a tener unas valoraciones más ajustadas de nuevo, pues en esos meses ofreció entre un 12%-13% de retorno total, bajando ligeramente desde finales de marzo hasta niveles más justos y situar su retorno en lo que va de año en torno al 10%, por encima del entre 6%-8% que M&G preveía a finales de 2011. “El mercado ha respondido al programa LTRO del BCE y por eso incrementamos el riesgo en nuestras carteras a finales de 2011”, explica James Tomlins, gestor del fondo M&G European High Yield Bond.

Aunque reconoce que el atractivo en las valoraciones se ha reducido considerablemente, esa tendencia se ha corregido ligeramente en el último mes, por lo que aún ve valor en el en el activo. Eso sí, con cautela a la hora de elegir el subyacente, con una fuerte selección de nombres en cartera a raíz del análisis del equipo de la gestora, que no se basa en las agencias de calificación. Nombres defensivos con capacidad de generar beneficios, como farmacéuticas, empresas de empaquetamiento, consumo básico y compañías que están en el negocio del cable.

La cartera del fondo está compuesta actualmente por deuda corporativa en un 95%, con sobreponderación del sector de medios, gracias a sus positivas perspectivas y por la generación de caja de negocios como el del cable o de datos e Internet, pero infraponderación del sector financiero (con presencia sólo en algunos bancos estadounidenses y pequeñas entidades alemanas) y el automovilístico. El primero, porque Tomlins considera que los bancos con este tipo de deuda podrían dejar de existir a largo plazo y porque, de haber oportunidades en el sector, cree que es mejor aprovecharlas en el segmento de grado de inversión. En el segundo caso, porque se trata de negocios más cíclicos, incapaces de recortar costes e incrementar su eficiencia.

Con respecto a los segmentos de calidad, opta mayoritariamente por la alta calidad, con posiciones en BB y B, aunque el gestor afirma que no le importa invertir en nombres con menores ratings si tienen una positiva estructura de capital. En España, es positivo con Ono, Codere o Abengoa, negocios globales y generadores de caja fundamentalmente. “El mercado está castigando a todos de forma indiscriminada y las perspectivas de crecimiento son negativas: por eso hay que ser selectivos y cautos durante un largo periodo de tiempo, analizando cada caso por separado”, comenta.

Para Tomlins, la deuda de alta rentabilidad ofrece un retorno ajustado al riesgo más atractivo que otras clases de activo, como la renta variable, y con menor volatilidad, lo que la convierte también en una inversión atractiva para fondos que buscan rentas, como el M&G Optimal Income Fund, que están incrementando sus asignaciones a high yield, sobre todo en EEUU, donde tienen una visión más positiva. Y se trata de un universo de inversión también más atractivo que la deuda con grado de inversión,  con muchas oportunidades generadas por la volatilidad. Y sobre todo, ante la actual mayor dispersión de diferenciales, lo que permite aprovechar las ineficiencias.

Con respecto al mercado europeo, considera que el ritmo de nuevas emisiones dependerá de la situación y las características de cada emisor, y también de la volatilidad del entorno. Así, habrá compañías dispuestas a financiarse en el mercado ante la dificultad de hacerlo con los bancos, pero sólo si las rentabilidades son atractivas, algo de lo que sobre todo se beneficiarán las grandes compañías. Pero otras, como los bancos más pequeños, tendrían que ofrecer rentabilidades demasiado elevadas, que les disuadirán de emitir deuda en algunos casos.

Finalmente, Tomlins señala dos tendencias en la inversión en high yield: las carteras globales y de corta duración, estrategias de moda en los últimos tiempos, si bien su fondo tiene flexibilidad para modificar la duración en todo momento.

M&G cuenta con dos fondos, uno de high yield corporativo de carácter global, más diversificado y menos volátil, y el europeo, más concentrado en este mercado y con una mayor volatilidad pero también mejores retornos en momentos positivos; ambos con el mismo proceso de inversión.