¿Hay valor en Europa o es Europa una trampa de valor?

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¿Hay valor en Europa o Europa es una trampa de valor? Esta es una de las preguntas que más se hacen en este momento los inversores. Los expertos de UBS Global Asset Management Ted Holmes y Kevin Baker han querido responder a esta pregunta, para lo que han analizado las claves para determinar si, con los primeros brotes verdes, en cuál de los dos casos nos encontramos. Los economistas empiezan señalando que en estos momentos la media de dividendos de las empresas europeas es mucho más atractiva que la de los bonos corporativos. También ofrece un descuento significativo con respecto a la media histórica el valor en libros. 

Asimismo, desde la gestora estiman que están minusvalorados otros ratios: el de PER pasado y futuro o el Schiller PE (PER ajustado cíclicamente). Finalmente, tomando como referencia el Schiller PE, los expertos de la firma suiza encuentran que el mercado europeo está cotizando con un descuento del 34% con respecto a su media de los últimos 20 años y con un 45% de descuento con respecto al mercado estadounidense. 

Catalizadores

Holmes y Baker detectan una serie de catalizadores de movimientos alcistas dentro del mercado europeo. Para ellos, el primero ya se ha producido: la política monetaria más laxa adoptada por el BCE tras la llegada de Mario Draghi a la presidencia. Aportan un dato ya conocido: desde que Draghi pronunciase su famoso “haremos lo que sea necesario para salvar al euro” en julio de 2012, los mercados han rebotado un 20% de media. “Creemos que esto podría ser sólo el comienzo de una recuperación fuerte y sostenida para las cotizaciones europeas”, afirman los economistas de UBS Global AM. 

El segundo catalizador viene dado por el aumento de mensajes positivos. Si se suma a la mejora de indicadores macro como los PMI de los países de la zona euro o la confianza del consumidor, esto se puede traducir también en una mejor expectativa de beneficios. “Hemos detectado un cambio definitivo en el optimismo al mirar el escenario desde una amplia gama de fuentes” afirman los expertos, a partir de reuniones anuales de responsables de la gestora con los equipos de gestión de más de 8.000 compañías globales, de las cuales más de 2.000 son europeas. En línea con estas señales, los economistas también observan una mejora del sentimiento de los inversores. La encuesta a gestores de fondos de Bank of America Merrill Lynch de agosto, por ejemplo, reflejó que la confianza en Europa se encuentra en máximos de nueve años. 

Hablando de beneficios, estos están todavía un 30% por debajo de los máximos históricos de 2008, por lo que consideran que todavía hay un gran potencial para la recuperación. “Como hemos visto en Estados Unidos, y en muchos ciclos previos a lo largo de Europa, es fácil desestimar el poder de recuperación de los beneficios a medida que las economías mejoran”, señalan Holmes y Baker. 

Tendencias de interés

Tres son las áreas que los expertos de la entidad identifican como de potencial crecimiento. La primera, que los negocios con mayor valor añadido, los situadas en el primer cuartil, han conseguido mejorar sus resultados durante la crisis. “Creemos que es una tendencia de largo plazo, dada la importancia de centrarse en la calidad”, afirman, al tiempo que señalan que este tipo de compañías, líderes mundiales de sus sectores, están cotizando con descuento con respecto a su media histórica. 

La segunda manera de aprovechar la recuperación es posicionarse en empresas con exposición a la demanda doméstica; eso sí, evitando las más apalancadas y con modelos estructurales débiles, pues ahí es donde encuentran la trampa de valor. 

La tercera tendencia se refiere al sistema financiero. La banca europea ha sido claramente el sector más castigado de la crisis; una vez aplicados los criterios de Basilea III, recapitalizados y con sus balances saneados –aunque los expertos esperan mayores ajustes-, Holmes y Baker afirman que han empezado a ver “algunos bancos que están volviendo a pagar dividendos” y destacan que “el momento de ganancias para el sector es positivo”

Obstáculos a la recuperación

Desde la gestora no quieren dejar fuera del análisis la posibilidad real de que aparezcan eventos de riesgo. El primero que detectan es el riesgo político, teniendo en cuenta que el último fin de semana de septiembre se celebran comicios en Alemania; aunque el consenso prevé como evento más probable que Angela Merkel sea reelegida, también es probado que en la eurozona se está retrasando la toma de decisiones hasta después de las elecciones. 

Con todo, hay dos riesgos económicos y estructurales que son los que más preocupan a Holmes y Baker. El primero es debido al círculo vicioso provocado por la austeridad, en el que las compañías concentran sus esfuerzos en seguir desapalancándose. No obstante, los expertos consideran que “las medidas de austeridad que han sido una significativa rémora para el crecimiento económico en los últimos años se están disipando”. Aportan la siguiente estadística: mientras que el impacto de la austeridad marcó un pico máximo del 1,5% del PIB en 2012, las proyecciones muestran que este impacto cae a cero en 2014. 

El segundo problema estructural viene por el alto desempleo, y además con graves desequilibrios dentro de los países de la eurozona: mientras que en España el 60% de la población menor de 25 años está en el paro, Alemania roza el pleno empleo. “Tales diferencias dentro de Europa significan que es muy importante para los inversores pensar cuidadosamente en evitar los puntos con mayores problemas”, aconsejan los expertos, señalando que los inversores deben tener en cuenta que algunos países saldrán más rápido y con mayor fortaleza de la recesión y, por tanto, es clave fijarse en las compañías que estén mejor posicionadas para capturar la recuperación. 

Finalmente, tampoco debe descartarse el riesgo de un shock procedente de otras partes del mundo. Por ejemplo, el mensaje de mayo de la Reserva Federal también hizo mella en Europa. Por otra parte, en su carácter de grandes multinacionales, los expertos señalan que las empresas europeas están fuertemente correlacionadas con la economía global, más que por la demanda doméstica; de hecho, un 46% de sus ventas vienen de fuera del continente. De esa proporción, en torno a un 25% viene de los mercados emergentes.