¿Hay futuro para el euro?

Después de las fuertes tensiones que se vivieron en Europa antes del verano, parecía que la tormenta ya había pasado. Sin embargo, como hemos comentado varias veces en esta revista, no se solucionaron los problemas de fondo, y lo único que se hizo fue poner un parche, sin atacar las bases del problema.

En este momento la presión de los mercados se están cebando más en Irlanda y Portugal que en el resto de los miembros de la Unión. Hoy en día, son el eslabón más débil de la cadena, lo cual no significa que otros muchos países sigan sufriendo desequilibrios fundamentales que saldrán a flote si no se solucionan rápidamente. Recientemente en Portugal, uno de los miembros del gobierno sugirió la posibilidad de la salida del Euro como forma de tener mayor flexibilidad para ajustar sus finanzas. Posteriormente se desmintió y el resto de los miembros de la UE lo negaron, pero una cosa es lo que dicen públicamente y otra es lo que piensan en la realidad.

La grave situación actual de Irlanda, después del serio recorte de sus gastos que hicieron hace pocos meses, viene por el compromiso del gobierno de sostener a sus bancos para que no se produzca una quiebra provocada por una corrida bancaria. En realidad lo que están intentando evitar es un riesgo a todo el sistema que se propagase como efecto dominó al resto de los países europeos.

Lo que en realidad está pasando es que existen dos velocidades dentro de los países miembros de la UE. Unos con sus finanzas públicas más saneadas, y con un crecimiento relativamente estable después de la grave crisis, y otro grupo en mucha peor situación financiera. Estos últimos al estar siendo castigados por los mercados y tener que pagar mucho más por su deuda entran en una espiral negativa que les impide recuperarse. El diferencial de Grecia frente a los bonos alemanes es de 900 puntos básicos, el de Irlanda de casi 600, Portugal 400 y España 200. Lo que están indicando es un riesgo alto de impago o restructuración de su deuda en los próximos diez años. Pero eso mismo les dispara su coste de financiación de la deuda y sobre todo de emisión de nuevas obligaciones en un momento en que les está venciendo deuda antigua más barata.

En mi impresión, el riesgo es mucho mayor de lo que parece. Es muy difícil que antes o después no lleguen a un sinceramiento de sus finanzas públicas y sobre todo, a un acuerdo con sus deudores de alargamiento de plazos, de quita de parte del capital o de bajada de intereses. La canciller Merkel hizo unas declaraciones en Seúl bastante explosivas. Indicaba en las mismas que los inversionistas tienen que asumir la parte del riesgo que están tomando y que ello podría implicar que pierdan parte de su capital. Esto es una realidad difícil de evitar. A no ser que se reestructuren las deudas de algunos de estos países, es muy difícil su viabilidad a largo plazo.

Al no contar con los instrumentos de política monetaria para poder devaluar sus monedas al haber transferido ese poder al Banco Central Europeo en Frankfort, todo el ajuste lo están haciendo mediante recorte de gastos e incremento de ingresos. Los europeos se tienen que dar cuenta que han estado viviendo por encima de sus posibilidades durante muchos años. No hay país que soporte el sistema de gastos actual del estado de bienestar europeo. Es necesario que alarguen las edades de jubilación de sus trabajadores y posiblemente que reduzcan sus beneficios sociales. Es muy duro, pero inevitable.

Todo ello lleva al origen de mi pregunta en el titulo de la columna de hoy: ¿Hay futuro para el Euro? Nadie se atreve a decirlo, pero es muy posible que algunos de sus miembros opten por salir del mismo (si no son expulsados antes) y aprovechen para ganar competitividad mediante la devaluación de sus monedas. Habría otros que se quedarían en el mismo y que intenten llevar unas políticas de control y de austeridad acordes con el resto de sus socios. Pero lo que será muy difícil, es el mantener un Euro fuerte a largo plazo, y la principal razón, es que al país más fuerte de la Unión Europea, Alemania, claramente no le beneficia, al ser netamente exportador.

No creo que sea un drama el que algunos países se salgan del Euro, ya que varios de los miembros de la UE no tienen una moneda común, como es el caso del Reino Unido, de Suecia, y Dinamarca, entre otros. Si bien, cuando pase, lo normal es que dicha inestabilidad y sobre todo incertidumbre pueda llevar a la moneda única a sus mínimos del 2010 o incluso más bajos.