Hablando claro sobre Europa: cómo gestionar las oportunidades que ofrece su mercado

Corte-Real
Foto cedida

Ahora que el ruido en torno a la crisis del euro es menos ensordecedor, los inversores valoran la posibilidad de volver a Europa, un mercado que en opinión de Miguel Corte-Real, director de Renta Variable europea de Fidelity, seguirá barato hasta que se produzca el regreso de los que hoy lo infraponderan -principalmente inversores asiáticos, latinoamericanos y fondos de pensiones europeos-, que han optado por perseguir el sueño de la renta fija de los países en crecimiento. “El problema de la deuda emergente es que llegará un momento en el que los inversores querrán salir por la puerta al mismo tiempo, lo que de producirse podría provocar una gran crisis de liquidez”, asegura.

En un presentación celebrada en Madrid previa a la entrega de diplomas de las certificaciones de EFA y EFP de EFPA España, el experto reconoce que, “aunque el inversor institucional sigue manteniendo una visión muy pesimista con respecto a las acciones europeas, ahora están más abiertos a hablar de esta clase de activo e incluso no descartan la posibilidad de tomar posiciones en su mercado. No así el inversor retail que acostumbra a ser el último en entrar y el último en salir”, indica. Pero todavía está a tiempo de rectificar esta postura. “No sabemos lo que va a ocurrir a nivel macro. En realidad, nadie lo sabe. Lo que sí sabemos es que hay razones objetivas que hacen atractiva la bolsa europea”. En concreto, tres.

No confundir crecimiento económico con evolución bursátil

La primera: no se puede confundir entre crecimiento económico y comportamiento del mercado. “En la última década el PIB chino avanzó a un promedio del 8,5%, un ritmo al que ni de lejos ha crecido Europa. Sin embargo, la rentabilidad ofrecida por la Bolsa europea en este periodo duplica a la de China”. Es quizás el mejor ejemplo de que crecimiento económico y evolución bursátil no van de la mano. “El crecimiento de los beneficios no contribuye al PIB porque las empresas han trasladado sus plantas de producción a países donde los costes laborales son más bajos y donde se puede producir más barato, lo que las hace más competitivas”, afirma.

En este sentido, el responsable de Renta Variable europea de Fidelity apunta que “el mercado es un conjunto de buenas y malas empresas que se mueve principalmente por resultados empresariales y dividendo. Las que tienen éxito son empresas competitivas con buenos negocios y productos”. En España, pone como ejemplo Grifols e Inditex. El grupo textil gallego es el clásico ejemplo. Corte-Real la define como “la tecnología aplicada al mundo de la distribución. Saben lo que quiere el consumidor y adaptan el producto”. En Europa existen –en su opinión- muchas empresas competitivas a nivel mundial que generan grandes beneficios. Esa es la segunda razón por la que apostar por su mercado.

Mezcla de competitividad e innovación

“Europa es un continente abierto a los negocios que tiene empresas únicas que son capaces de competir en el mundo. Cuenta con negocios de gran calidad cotizando a precios muy atractivos. Estoy seguro que muchas empresas americanas comprarán a precios atractivos compañías europeas con sólidos negocios”. Por este motivo, el experto considera que “cuando el ruido en torno a la crisis del euro provoca la caída indiscriminada de las cotizaciones, es un buen momento para entrar en negocios de calidad porque sabes que siempre habrá un comprador de última instancia. La competitividad de las empresas europeas son historias aburridas como Siemens o Nestlé, pero que tienen productos innovadores”, señala.

La compañía de alimentación suiza es un buen ejemplo de lo que la innovación puede aportar al negocio de una compañía. “Si una compañía como Nestlé ve que sus ventas de Nespresso no crecen en España al ser un artículo caro en un momento de merma en el poder adquisitivo de las familias, puede contar con el crecimiento de su marca Dolce Gusto. Esto es la innovación”, asevera. En este punto, Corte-Real considera que lo importante no es el mercado en el que está listada la compañía. “Lo importante es analizar hacia dónde se dirigen las ventas, el impacto que provoca en la compañía la exposición a un país en el que se está produciendo un cambio en las pautas de comportamiento de los consumidores…”.

Según explica, las empresas europeas más competitivas, con sólidos negocios y buenos productos son las que disponen de los mayores volúmenes de caja. Esto, a su juicio, revertirá en el accionista en concepto de dividendo, ya que los directivos no están ahora por la labor de abordar procesos de fusiones e integraciones, sino por la de retribuir al accionista. “Las empresas del Stoxx 600 acumulan una caja de 800.000 millones en sus balances”. Pero, ¿le quedan recorrido alcista a las empresas de calidad? “La respuesta es sí, aunque solo a aquellas que dispongan de productos competitivos. Las que estén baratas y no los tengan, mejor apartarse de ellas porque muy posiblemente su precio será más bajo en el futuro”.

Precios atractivos

“La Bolsa europea está barata, pero para ello hay que ser muy selectivo”, afirma. En el estilo de gestión que siguen en la firma, cada valor en la cartera tiene asociado un precio de entrada y otro de salida, aunque estos varían en función de cuál sea la estrategia y el objetivo del fondo. El inversor está muy negativo en Europa y es ahí precisamente donde está la oportunidad. Lo interesante es identificar a las mejores compañías”, asegura el director de Renta Variable europea de Fidelity. Para ello, el experto considera importante abstraerse de las noticias que diariamente aparecen en los medios de comunicación sobre la crisis de deuda europea y fijarse en los fundamentales.