¿Ha cambiado algo en la agenda del BCE?

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European Parliament, Flickr, Creative Commons

El psicólogo estadounidense Leon Festinger acuñó por primera vez en 1957 el concepto de disonancia cognitiva. Festinger describía un fenómeno que después se ha aplicado ampliamente en campos como la opinión pública: se trata de la tensión interna que experimenta el sistema de ideas, creencias y emociones de un individuo que tiene dos pensamientos que están en conflicto. Este concepto también puede aplicarse a la política de comunicación reciente del BCE. Tal y como observa Maryse Pgodzinski, economista de Groupama AM, el propio Mario Draghi se sorprendió por “la brecha de interpretación entre el Consejo del 14 de diciembre (que tuvo una lectura dovish por parte del mercado) y el acta de esta reunión publicada en enero (interpretación hawkish)”.

Una situación similar se ha repetido en la reunión de la semana pasada: el comunicado del BCE fue escueto y Draghi trató de ser moderado en su discurso, enfatizando los aspectos positivos de la recuperación y admitiendo sólo de una forma atemperada que la fortaleza del euro supone una preocupación, al condicionar potencialmente la política monetaria futura. El mercado esperaba un discurso más centrado en la subida del euro, y al no encontrarla reaccionó con un repunte generalizado de las tires. “Mario Draghi no quiere correr ningún riesgo en términos de comunicación, lo que probablemente signifique menos declaraciones fuera de la reunión del BCE”, concluye la economista de Groupama AM.

Samy Chaar, economista fefe de Lombard Odier, destaca la fortaleza de los indicadores macro – el ZEW alemán está en máximos de 27 años, los PMI siguen subiendo con fuerza y el IFO está en niveles récord-, la reducción de la incertidumbre política en este comienzo de año y los efectos positivos de ciertas reformas de mercado y del apoyo continuado de las políticas monetarias. Sin embargo, es la ausencia de presiones inflacionarias lo que está permitiendo que el BCE mantenga su postura acomodaticia, de ahí que el experto considera que el momento de disolver la política monetaria extraordinaria siga siendo un interrogante.

Al respecto, Chaar comenta sobre esta última reunión del banco central: “El foco principal se centró en cualquier cambio potencial que afectara la orientación de expectativas. ¡Y no había ninguno!”. Así, el experto afirma que “esta reunión del BCE ha hecho muy poco para responder o incluso aclarar algunas cuestiones pendientes”.

Lo que ha sacado en claro el economista es que, al mantenerse bajo presión la inflación subyacente, y el euro al alza, “el BCE está actuando con mucha cautela, ya que los mercados estaban posicionados para un resultado duro”. Dicho esto, Chaar afirma que, si bien la moneda única está mostrando una fortaleza no vista en años, “el euro se ha apreciado menos sobre la base de ponderación comercial, que es lo realmente importante desde el punto de vista económico, que contra el dólar”.

Desde Amundi, el economista sénior Andrea Brasili y el responsable de renta fija, Eric Brard, consideran que era bastante evidente que Draghi se pronunciara sobre la fortaleza del dólar, aunque también destacan que varios miembros del Consejo del BCE estaban preocupados por la intervención verbal de Draghi. Cabe recordar que, tras los comentarios realizados en la reunión de septiembre con respecto al euro – que entonces se intercambiaba a 1,20 dólares-, la divisa común se depreció un 3,66% en las semanas posteriores. Ambos expertos enfatizan que el euro está viviendo “un momento alcista muy fuerte, y parece muy probable que continúe cotizando firmemente en el rango 1,25- 1,30 especialmente si se prolonga la debilidad del dólar”.

A este respecto, desde Amundi consideran que el aspecto más importante de la última reunión ha sido la evaluación de Draghi sobre si los factores detrás de la fortaleza de la moneda única son endógenos (y, por tanto, justificada por la mejora de los fundamentales): “Dio una respuesta muy directa, al afirmar que el euro se ha apreciado parcialmente con el respaldo de factores endógenos (“el fortalecimiento de la economía más sólido de lo esperado”), pero también por los comentarios realizados “por alguien más”, apuntando de manera clara e indudable a las recientes declaraciones de Steven Mnuchin sobre la debilidad del dólar en Davos”. La previsión de Brasili y Brard es que “la comunicación en torno a las divisas se mantendrá muy fluida en las próximas semanas”, como se ha podido comprobar con la reciente intervención de Donald Trump en el mismo foro económico.

Atentos a la reunión de marzo

Los representantes de Amundi llaman la atención sobre la relevancia de la reunión de marzo, en la que se publicarán las nuevas proyecciones del BCE sobre crecimiento e inflación, puesto que “serán clave para definir los siguientes pasos de la política monetaria del BCE”. Paralelamente, creen que el debate internacional en torno a las divisas que ha lanzado Draghi – y que ha secundado recientemente Taro Aso, ministro nipón de Finanzas- seguirá vivo dentro de dos meses, por lo que “las consecuencias sobre el tipo de cambio serán relevantes”.

“A pesar de los efectos de la caída del tipo de cambio sobre la economía, es útil recordar que, en sus proyecciones de septiembre, el equipo del BCE determinó que una subida gradual del 11% contra el dólar (hasta 1,31 en 2019), traducida en una apreciación del 6% en ponderación comercial, podría implicar un PIB que sea un 0,3% más bajo y una tasa de inflación entre el 0,4% y el 0,5% más baja”, concluyen ambos expertos.