¿Ha abierto el Brexit una ventana de oportunidad para invertir en el sector financiero?

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HowardLake, Flickr, Creative Commons

La salida de Reino Unido de la UE deja abiertas una serie de incógnitas para la industria financiera. Después de analizar las consecuencias para la industria de gestión de activos, las gestoras están evaluando ahora los efectos que pueden sufrir los bancos británicos y el sistema bancario europeo en general.

Para Philippe Ithurbide, responsable global de análisis y estrategia de Amundi, el escenario de Brexit abre varios interrogantes. El primero, sobre la fusión anunciada entre LSE (la plataforma encargada de la gestión de la bolsa londinense) con Deutsche Börse, porque podrían revisarse los términos de la oferta de fusión y por la cuestión de la localización. El experto también observa que las cámaras de compensación y liquidación podrían trasladarse de Londres a otros países de la UE, y hace constar que la Asociación Bancaria Europea ya ha anunciado que dejará su sede en Londres.

En lo que respecta a los bancos británicos, el experto se fija en primer lugar en daño que les puede causar la pérdida del pasaporte europeo, que les proporciona la capacidad para realizar transacciones con los otros países de la unión. “Sin este pasaporte, los bancos tendrán que deslocalizar algunas actividades (HSBC y J.P.Morgan ya han anunciado que prepararán esa mudanza)”, explica el experto.

“El sistema bancario ha sufrido por los tipos de interés negativos, altos costes de capital (la carga de crisis anteriores, regulación, falta de capacidad de los inversores para discriminar entre bancos y sistemas bancarios, riesgos específicos…) y por el bajo crecimiento”, añade no obstante Ithurbide. Estos factores ya estaban ahí antes del Brexit, por lo que aconseja “no sucumbir al pánico”. Además, tiene otros dos motivos para mantener la calma: “Los bancos de 2016 son diferentes de los de 2008 o los de 2011 (por el TLTRO del BCE, la exposición a crédito, supervisión bancaria, ampliaciones de capital…) y sus valoraciones se percibirán como atractivas en algún momento”.

También realiza una serie de matizaciones Philippe Bodereau, gestor y responsable global de análisis financiero de PIMCO: “Necesitamos distinguir entre bancos multinacionales con sede en Reino Unido, que principalmente están comprometidos con la banca de inversión, y los bancos británicos locales, que son principalmente minoristas y prestamistas comerciales locales. Para los primeros puede haber una disrupción potencial en términos de realojar a parte de la plantilla. También pueden perder sus derechos al pasaporte para hacer negocios en la UE, lo que podría tener un impacto, pero en general son disrupciones operacionales con un significado macro limitado”. Bodereau cree que en el caso de los últimos la situación sería muy distinta, por lo que considera que “la caída de las cotizaciones es justificable”.

No obstante, el gestor cree que el panorama es mucho más optimista desde la perspectiva del crédito: “Los bancos británicos tienen altos ratios de capital del 12% al 16%, y balances grandes y líquidos. Se han portado bien en los últimos test de estrés, y actualmente no vemos signos de que la crisis política se pueda convertir en una crisis bancaria”. Por tanto, la visión del experto es de que “las dislocaciones en las valoraciones de este sector, particularmente en el capital de los bancos británicos y la deuda subordinada, podría ofrecer oportunidades”.

Sobre el conjunto de bancos euopeos, Bodereau muestra una opinión similar a la de Ithurbide, dado que recuerda que llevan experimentando mucha volatilidad desde comienzos de año. Ha sido el caso especialmente para los bancos italianos y portugueses, que han sido castigados por su alta morosidad y sus déficit de capital, junto con las dudas sobre su solvencia y, en general, por el sentimiento risk off de los inversores. “La corrección de los bancos con balances más fuertes y altos dividendos parece menos justificada, y después de las ventas indiscriminadas del viernes 24 de junio, estamos empezando a ver el regreso de la diferenciación”, apunta el experto de PIMCO.

Un punto de vista distinto en renta variable

Si bien puede parecer atractiva la inversión en los bonos emitidos por bancos europeos e incluso de los británicos con las distinciones expuestas anteriormente, el panorama es muy distinto para los gestores de renta variable. Patrick Lemmens, gestor sénior de Robeco, afirma estar muy infraponderado tanto en bancos europeos como en los británicos, porque prevé que puedan sufrir más por la debilidad de la libra y por la posibilidad de que Reino Unido entre en recesión. “En primer lugar, en realidad no se producirá un gran cambio en la forma en que traten Reino Unido y Europa porque el proceso de salida durará más de dos años. Pero económicamente habrá un impacto, porque la libra se ha depreciado, las decisiones de inversión se retrasarán más y potencialmente podrían cancelarse y, por tanto, es probable que golpeen al PIB británico, causando potencialmente una recesión”, detalla Lemmens. De materializarse este escenario, el experto calcula que ciertas partes del sector financiero sufrirían en Reino Unido. Pero también espera consecuencias negativas para el PIB europeo, junto con el aumento de la incertidumbre política.

Lemmens ha detectado tres tendencias que van a afectar en el futuro al modelo bancario, y que también está teniendo en cuenta para invertir. La primera es el envejecimiento de las finanzas: “Vemos valoraciones de activos más bajas, tipos bajos continuados en muchos países desarrollados y un ritmo más lento de subidas de tipos en EE.UU. Esto hará la vida más difícil a bancos, aseguradoras, gestoras y fondos de pensiones. Pero también creemos que la necesidad de ahorrar para el futuro, hacer planificación financiera, crear tu propio fondo de pensiones e invertir en las mejores combinaciones de rentabilidad/riesgo estarán muy en boga”.

La segunda tendencia es la de digitalización de las finanzas. “Puede haber con el tiempo impacto del Brexit en las compañías de pago. El nivel general de pagos y transacciones puede crecer menos con la confusión entre Reino Unido y Europa y la presión sobre el PIB”. La tercera tendencia es la de finanzas emergentes: “Podrían dañarla un crecimiento más bajo del PIB global y el regreso del sentimiento risk off”.