Grecia vota no: y, ahora… ¿qué? Todas las claves

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J. Griffin Stuart (Creative Commons)

Grecia ha dicho no en las urnas a los planes de Europa. Y lo ha hecho a través de un referéndum en el que en torno al 60% de los griegos ha rechazado el último plan propuesto por Bruselas. Los ciudadanos helenos tenían que pronunciarse sobre si aceptaban la propuesta presentada el 25 de junio por la Comisión Europea, el BCE y el FMI o respaldaban a su Gobierno para negociar unas condiciones que fuesen más favorables. Y lo han hecho diciendo no a la última propuesta de Bruselas por abrumadora mayoría (61,3% frente a 38,7%) con una participación que ha estado cercana al 60%. Y, ahora… ¿qué va a pasar? Ahora, habrá que esperar la respuesta de Bruselas.

A corto plazo, lo más inminente es saber qué va a hacer el lunes el BCE con la línea de financiación extraordinaria (ELA), que está manteniendo con vida a la banca helena, entidades que apenas cuentan con 1.000 millones de euros de liquidez. De ello dependerá el colapso o no del sistema financiero del país.

La segunda pregunta más repetida es si el rechazo de Grecia a las propuestas de sus acreedores significa su salida del euro. Las gestoras internacionales creen que no. “El resultado no aporta mucha más claridad, pero tampoco provoca la salida inmediata de Grecia de la eurozona”, aseguran Laura Sarlo y Aimee Kaye, analistas de Loomis Sayles (Natixis Global AM). En la misma línea se pronuncian desde Generali Investments Europe. “Aunque el ‘no’ que han dado los ciudadanos griegos no necesariamente implica la salida del país del euro, es otro paso más que lo acerca a este escenario”. En la misma línea se pronuncian desde Robeco. “Con el 'no' hay grandes probabilidades de que el país no sea capaz de cumplir con sus obligaciones financieras, por lo que una salida de eurozona parece cada vez más probable”, explica Lukas Daalder, director de inversiones de la firma.

Para el experto, el resultado del referéndum tendrá un efecto decisivo en la forma en que la crisis evolucione. “Debido a que no existen condiciones concretas unidas al referéndum, es muy posible que el futuro de Grecia todavía no se decida después de lo que ha sucedido en el referéndum del 5 de julio”. A nivel político, algunas incógnitas parecen haber quedado claras. Como es natural, el resultado de las urnas es un respaldo al Gobierno de Alexis Tsipras, quien abiertamente había animado a los griegos a votar ‘no’. En este sentido, parece difícil imaginar un escenario de caída del gobierno griego. Más bien al contrario. A nivel interno, ha salido reforzado, justo lo contrario que lo que ha sucedido a Nueva Democracia -principal partido de la oposición, cuyo líder, el ex presidente del país Andonis Samarás, defensor del 'sí' en la campaña, se ha visto obligado a dimitir tras el resultado de las urnas. También lo ha hecho el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, para facilitar las negociaciones con Europa.

En lo que respecta a la respuesta de los mercados financieros, los números rojos se extienden a lo largo y ancho de Europa. “Las pérdidas en los mercados podrían ser sustanciales inicialmente”, afirman desde Generali Investments Europe. En Robeco también cuentan con un escenario en el que “la volatilidad en los mercados financieros permanecerá alta, al menos por el momento”. En los mercados de renta fija, la deuda periférica se está viendo especialmente afectada por la situación que vive Grecia. Tras cerrar el pasado viernes en torno a los 144 puntos básicos, la prima de riesgo española escalaba en la mañana de hoy hasta los 160. Lo hace ante la subida de la rentabilidad del bono español a 10 años, pero también como consecuencia a la reducción de la tir del bund, que vuelve a actuar como refugio ante el escenario de turbulencias actual.

La gran prueba de fuego: el 20 de julio

Lo cierto es que, tras el referéndum, los problemas siguen ahí y los mercados pueden seguir esperando otro periodo prolongado de titulares sobre Grecia. El país tiene que pagar al FMI un préstamo de 1.500 millones de euros y, debido a que no tiene capacidad real para hacerlo, necesita un acuerdo con sus acreedores. “Esto no quiere decir que Grecia entre en quiebra inmediata, dado que el FMI dispone de hasta 30 días para establecer que una contraparte no está cumpliendo con sus obligaciones. Pero algo tendrá que suceder con bastante rapidez, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que un préstamo de 3.500 millones de euros del BCE también debe ser devuelto el 20 de julio”, recuerda Lukas Daalder, director de Inversiones de Robeco. Si ese dinero no es devuelto, expertos consultados creen que el país entraría en bancarrota, sin línea de financiación por parte del BCE. “En el peor de los casos, Grecia no podrá cumplir con sus obligaciones financieras, y el país se vería obligado a abandonar la eurozona”, señala.

Posiciones políticas

Sin embargo, a juzgar por las primeras reacciones políticas, no parece que exista una voluntad rupturista ni por parte de Atenas ni por parte de Bruselas. Tras la victoria del ‘no’, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha asegurado que el mandato que ha recibido de las urnas no es el de romper con Europa, sino reforzar su posición negociadora. “El lunes, 6 de julio, Grecia se sentará en la mesa de negociación para trabajar en dos aspectos: poner en marcha el sistema bancario heleno y restituir la estabilidad económica en el país. Estamos dispuestos a seguir negociando con reformas justas y creíbles. En la mesa de negociación vamos a poner encima de la mesa el asunto de la reestructuración de la deuda, algo que el propio FMI ha reconocido necesario”. Tsipras ha aprovechado para lanzar un guiño al BCE para que no corte la línea de financiación extraordinaria que mantiene abierta con Grecia. “Estoy seguro que comprende la situación económica y humanitaria que atraviesa el país”.

Por su parte, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, afirmaba que Atenas no se encontraba ahora en una mejor posición para negociar. “La población griega ha dicho ‘no’. Es legítimo, pero el resto de los 18 socios europeos están de acuerdo con la postura que ha mantenido Europa. Ahora, el Gobierno griego tiene que hacer propuestas que puedan convencer a los 18 miembros. Negociar es necesario y posible, pero esto depende de las propuestas griegas. Espero que el Tsipras pueda hacer algunas propuestas constructivas y posibles para poder negociar porque, de lo contrario, podríamos entrar en tiempos difíciles y problemáticos”. Schulz también ha mencionado la necesidad de activar un plan de emergencia para Grecia. “Los niños y los pensionistas griegos no deben pagar un precio por la difícil situación a la que ha llevado el Gobierno griego al país”.

Las dos armas de las que dispone el BCE para evitar el contagio

Pero, además del impacto que podría provocar la crisis griega sobre el país, está el riesgo de contagio a otros países. Según explican desde J.P.Morgan AM, la posibilidad de contagio se ha reducido en gran medida en comparación con periodos anteriores de incertidumbre provocada por Grecia, gracias al fortalecimiento de la economía y el sistema financiero europeos y también a la intervención del BCE. “La autoridad monetaria ha sido una de las pocas constantes en esta odisea, garantizando una cierta tranquilidad en los mercados. El Tribunal de Justicia Europeo determinó que el programa de Operaciones Monetarias Simples (OMT) se ajustaba a los tratados europeos y que el BCE tenía amplia potestad para decidir sobre sus condiciones, incrementado así en gran medida las capacidades del banco central para aplicar medidas políticas extraordinarias adicionales que calmaran los mercados si fuera necesario”, afirman.

En este sentido, los expertos se muestran convencidos de que el BCE hará lo posible para evitar la extensión de los problemas griegos. La autoridad monetaria estaría muy interesada en detener el riesgo de contagio, para lo cual usaría cualquier instrumento disponible dentro de los límites de su mandato en caso de que fuera necesario. Según explican desde Loomis Sayles, Mario Draghi dispone de dos herramientas clave. “La primera es el QE, que probablemente ya esté ayudando a moderar la reacción del mercado más que con los anteriores exabruptos griegos (y la QE puede ampliarse o aumentarse en caso de necesidad). La segunda es el programa de OMT, que aún no ha sido probado, y que también permite la adquisición de deuda. Sin embargo, es posible que la implementación de las OMT demande algunas semanas, ya que depende de que un programa del FMI/Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM) esté activo en el país beneficiario”.