Gonzalo Algorri: “La industria se equivocaría si con MiFID II piensa seguir ofreciendo lo mismo cobrando comisiones de manera explícita”

Gonzalo Algorri (IEB)
Foto cedida

La industria de gestión de activos atraviesa un momento muy dulce en España, aunque afronta importantes retos que está descuidando. Esto es un problema ya que, si no los aborda en tiempo y forma, esta inacción podría revertir buena parte del crecimiento patrimonial que ha experimentado el sector a lo largo de los últimos años. Lo dice Gonzalo Algorri, profesor del IEB y socio director de Algorri Consultores, un profesional con una visión global de la industria, la cual ha adquirido gracias a una trayectoria profesional muy dilatada que le ha llevado a ocupar cargos de gran relevancia y responsabilidad como el de director global de Banca Privada en Banco Santander. “El principal desafío que afronta la gestión de activos en España es la gran divergencia que existe actualmente entre la opinión que tienen de la industria los profesionales del sector y la visión que mantienen los partícipes”, afirma en una entrevista con Funds People.

Algorri ha tenido la oportunidad de constatar en primera persona la magnitud de esta brecha de percepción en las reuniones que en los últimos meses ha mantenido con 31 clientes de banca privada y 15 profesionales del sector. Lo primero que detectó en estos encuentros fue la disparidad de opiniones entre los banqueros privados y los asesores financieros y los inversores en lo que respecta a su visión del producto fondo. “Los profesionales consideran que los fondos de inversión son el vehículo por muchos factores, entre ellos la diversificación, la reducción de riesgos, la gestión profesional y la favorable fiscalidad que ofrecen. Sin embargo, los clientes de banca privada, todos ellos con una experiencia inversora con un rango comprendido entre los 12 y los 40 años, únicamente destacaban de los fondos la fiscalidad y el acceso a mercados desconocidos para ellos. Esto evidencia que la industria tiene un problema”, asevera.

A su juicio, el sector tiene que hacer una importante tarea de apostolado con el inversor final sobre las ventajas de las que disfrutan los fondos porque, si esta situación acaba por solidificarse y en el futuro los fondos pierden su atractivo fiscal, el partícipe los abandonará al no ser capaces de entender ni valorar el resto de atractivos que presenta el producto. “Los datos de patrimonio muestran que la mayor parte del capital que los clientes mantienen en fondos está invertido en mercados próximos, principalmente España y Europa. Si los partícipes empiezan a pensar que ellos pueden manejar estos mercados sin tener que recurrir al fondo, eso supondrá un importante inconveniente para la industria. Los profesionales que trabajamos en la industria somos conscientes de la idoneidad del producto, pero esta convicción es una anomalía cuando se habla del cliente final”.

En su opinión, la industria tiene que tomar medidas para corregir esta situación y trabajar en dos aspectos relacionados con las finanzas conductuales, materia que le fascina e imparte a sus alumnos en el IEB. Uno de los aspectos en los que debe profundizar le corresponde al gestor y otro atañe directamente al modelo de distribución y comercialización. “En general, la industria de fondos comunica muy bien, pero empatiza muy poco con los clientes. A la banca le ocurre justo lo contrario: comunica peor pero empatiza mejor. El modelo de distribución que existe en España, basado en un intermediario que es el distribuidor y el comercializador del producto, tiene muchas ventajas, pero un gran inconveniente: la gestora no conoce al partícipe. No es consciente de sus gustos, ni de sus sesgos de comportamiento, ni de cuáles son sus necesidades reales… Ahí la industria tiene una oportunidad para poder avanzar”, apunta.

Con la entrada en vigor de MiFID II todo se complica, sobre todo teniendo en cuenta que con la nueva normativa llega la transparencia y pasamos de un mundo implícito a un mundo explícito de cobro de comisiones. “Los estudios demuestran que los partícipes de los fondos son muy poco sensibles a las comisiones que no ven y tremendamente sensibles a las que ven. Es el clásico refrán de ojos que no ven corazón que no siente. Un estudio realizado en 2005 en EE.UU. por Barber y Odean demostró que, en los fondos donde las comisiones estaban recogidas de manera implícita, los inversores no seleccionaban los productos por su coste, sino por su consistencia y rentabilidad. Sin embargo, rechazaban absolutamente aquellos productos que presentaban una comisión de suscripción o reembolso, que eran los que en aquellos momentos mostraban claramente la comisión de manera explícita”, recuerda el experto.

Con MiFID II Algorri cree que la industria se equivocaría si pensase en seguir haciendo lo mismo cobrando comisiones explícitamente, de manera visible. “Si el sector quiere seguir por ese camino, deberá empaquetar de una forma diferente el producto para que, al menos, parezca que al cliente le añades valor. A un partícipe que estaba pagando un 1% de comisión de gestión de manera implícita y que a partir de ahora le van a meter en un fondo preparado para MiFID que cobra una comisión del 0,50%, por un lado, y después otra de 0,50% de manera explícita (con su IVA correspondiente y, además, no deducible), le puede generar un fuerte impacto emocional, salvo si el cliente empieza a percibir que está recibiendo algo distinto, bien sea en términos de información, de comunicación… Ahí hay que hacer un trabajo importante”, asevera el experto.

Es cierto que la industria de gestión de activos ha alcanzado los 450.000 millones de euros en activos en España y eso supone volúmenes de activos récord. Sin embargo, -según Algorri- también lo es que existe el riesgo de que se produzca una vuelta atrás. “El inversor español todavía no tiene un concepto del fondo demasiado consolidado y entra en él por un coste de oportunidad, al no disponer de una alternativa al depósito bancario. Tras años de tipos de interés al 0%, si éstos empiezan a subir, el que hoy está en fondos podría considerar ahora razonables niveles de tipos que antes no lo eran, como del 2%. Si el inversor no interioriza las virtudes del fondo, estoy convencido de que un escenario de normalización de la política monetaria podría acabar provocando un cierto trasvase de activos del fondo al depósito, lo cual sería una mala noticia para la industria”, concluye.