Gestoras ante una crisis: casos reales sobre cómo han manejado conductas indebidas de sus gestores

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Olav Ahrens Røtne on Unsplash

En el último año y medio varias gestoras internacionales se han enfrentado a crisis de confianza con sus inversores. Desde GAM al caso reciente de Capital Group, las conductas indebidas de un único gestor pesan en la credibilidad de una marca. Pero la manera de gestionar el impacto ha sido variado. Analizamos cómo ha respondido cada entidad a sus respectivos escándalos.

1. La disolución de los absolute return de GAM

En el verano de 2018 estallaba el escándalo en la gestora suiza GAM. El 31 de julio anunciaron por sorpresa la suspensión de Tim Haywood, su director de inversiones para la gama de bonos de retorno absoluto sin restricciones (ARBF), una de sus estrategias insignia en aquel momento, tras una investigación interna en relación a algunos de sus procedimientos sobre la gestión de riesgos. Pesaban dudas sobre posibles conflictos personales en algunas de las inversiones de Haywood. La firma finalmente le despidió en febrero de este año. 

GAM tomó una decisión drástica y a los pocos días de que estallara el caso anunció que liquidaría por completo toda la gama ARBF que estaba bajo los mandos del gestor. El objetivo, reiterado por la firma en múltiples ocasiones, era preservar y asegurar la igualdad entre todos los inversores del fondo. Y así cumplieron. En septiembre arrancaron las primeras devoluciones del patrimonio y menos de 12 meses después terminaron de liquidar el 100% de los activos.

Así arrancaron una serie de meses complicados para la firma. A los flujos negativos correspondientes a la gama ARBF se sumaron las salidas en otras estrategias de la casa. Aunque finalmente no se produjo un éxodo masivo de capital, la crisis de confianza ha pesado en su cotización en bolsa. Ha supuesto un relevo en su cúpula directiva, la entrada de nuevos accionistas, muchos rumores sobre su inminente venta y fusión y una salida relevante de gestores en el equipo. 

Pero si hay que destacar algo del periplo de GAM es su esfuerzo por ser transparente y reforzar su sistema de control de riesgos con lo que ellos denominan una tercera línea de defensa. Concretamente, reforzaron su política two-signatory para asegurar que los gestores no son directores de ninguna de sus entidades de asesoramiento de inversión. También actualizaron sus políticas internas en relación con la ejecución, asignación y conflictos de interés, y han establecido una revisión de los registros de la compra-venta de activos.

2. La irremediable iliquidez de Woodford

La resolución de GAM contrasta fuertemente con lo que están viviendo los inversores de Woodford Funds, la firma de uno de los gestores estrella de Reino Unido, Neil Woodford

En mayo la firma anunció que suspendía temporalmente su buque insignia, el LF Woodford Equity Income Fund, en respuesta al fuerte incremento de reembolsos y con el objetivo de reposicionar los activos más ilíquidos de la cartera. Según se ha ido revelando, el fondo de Woodford rebasó los límites UCITS en activos no cotizados (el 10%). Y no solo una vez.

El caso Woodford ha arrastrado a actores secundarios. Hargreaves Lansdown, uno de los mayores supermercados de fondos de Reino Unido, tenía al fondo en su lista de recomendados. Según contaron a posteriori, llevaban meses hablando con el gestor para que redujese la pata ilíquida del fondo.

El fondo ha estado en suspensión durante meses hasta que a principios de este mes Link Asset Services, la entidad tercera que tomó los mandos, decidió liquidar la estrategia. Citaron la imposibilidad de realizar una venta ordenada de los activos que tenía en cartera y, sobre todo, hacerlo a precios justos que no acabaran perjudicando a los inversores que en su día optaron por mantener sus inversiones en el fondo. También tomaron la decisión de prescindir de Woodford, quien deja de ser el gestor del fondo. 

3. Las dudas de liquidez en H2O

Aún con la conmoción fresca por lo de Woodford estallaron las dudas con la liquidez de varios fondos de la gestora H2O (afiliada de Natixis IM) a raíz de un artículo en el Financial Times. Morningstar suspendió el rating del H2O Allegro, uno de los afectados, tanto por la parte ilíquida de la cartera -pesaban en los tres fondos afectados el H2O Allegro, el H2O Adagio, y H2O MultiBonds, un 9% como máximo-, pero también por la idoneidad de alguna de las inversiones. Y es que estos bonos estaban emitidos por varias empresas integradas en un holding del empresario alemán Lars Windhorst al tiempo que Bruno Crastes, CEO de H2O AM, había entrado a formar parte del consejo asesor de Tennor Holdings, otra de las filiales del holding de Windhorst.

La respuesta de la gestora fuera rápida. A los pocos días anunció que había vendido parte de sus bonos privados sin calificación, lo que supuso reconocer pérdidas para los fondos de entre el 3 y el 7%. También eliminó temporalmente la comisión de suscripción de sus fondos. Por su parte, Bruno Crastes, CEO de la gestora, presentó su dimisión del consejo asesor de Tennor Holdings. Morningstar reanudó el rating del fondo a las semanas, pero rebajó su rating de Bronce a Neutral tras el evento.

4. Conflicto de interés personal en Capital Group

La última crisis de reputación a la que se ha tenido que enfrentar una entidad ha sido la de Capital Group con uno de sus (ahora ex) gestor estrella, Mark Denning. Denning era uno de los gestores del Capital Group European Growth and Income Fund (LUX) hasta el pasado septiembre, cuando abandonó la firma americana. En su momento no trascendieron los motivos de su salida, pero hace unas semanas un documental de la BBC reveló que realizó inversiones personales que violaban el código ético de la industria. Según el medio británico, el gestor habría invertido, en secreto, en compañías en las que también participaban fondos que gestionaba para Capital Group. Este tipo de acciones no están permitidas en la industria ya que supone un conflicto de interés grave al poder generar un beneficio personal para el gestor a expensas de sus inversores.

La gestora respondió rápidamente en cuanto el medio británico les contactó por el caso. “En cuanto nos enteramos tomamos las medidas necesarias de inmediato”, aseguraron en un comunicado oficial desde la gestora. “Tenemos un Código Ético y unos requerimientos de divulgación de inversiones personales que eleva a nuestros trabajadores a los estándares máximos de conducta”.