Gastrofestival factible y para rezagados

Los Mayas y la crisis hicieron que hace casi un mes me comiera las uvas valorando seriamente la posibilidad de que de verdad se vaya acabar el mundo dentro de poco. Tras un agotador mes de enero, sigo pensando lo mismo, pero me consuela la certeza de que nos pillará con la tripa llena. Fitur, feria internacional de turismo, ha mostrado y cocinado delicias de toda España y parte del extranjero. Madrid Fusión, un afamado congreso de alta gastronomía, ha vuelto a llenar la capital de sibaritas y cocineros. Y Gastrofestival ya ha alcanzado su ecuador.

 

Si no conocen la iniciativa, les diré que me parece muy interesante y altamente recomendable. Durante dos semanas –comenzó el pasado lunes 23 y acaba el próximo domingo 5-, Madrid se llena de propuestas artísticas en las que la buena comida es la protagonista. Se puede encontrar un menú a un precio excepcional en un buen restaurante, apuntarse a una actividad especial en una escuela de cocina o incluso aprender cómo la buena comida se relaciona con el vino y hasta –sí- con la salud. En este enlace se puede consultar todo lo relativo al extenso programa y en este se puede descargar un folleto-guía que me parece muy útil.

 

Este frenético mes de enero tan pre-fin-del-mundo ha hecho que me haya sido imposible disfrutar de ninguno de estos planes. Por eso me gustaría compartir con ustedes un par de cosas que no me quiero perder de este Gastrofestival. Son ideales para rezagados con falta de tiempo libre: no requieren reservas (que, seguramente ya estén agotadas) y tienen unos horarios más o menos flexibles.

 

La primera tiene que ver con unas letras muy sabrosas. La biblioteca Joaquín Leguina, que está por la zona de Delicias, propone una exposición de libros y fotografías titulada ‘Madrid gastronómico’. El comisario se llama José María Escudero y ha escrito el libro ‘Cocinando la Historia’. La obra, a su vez, propone un recorrido por Madrid en el que se explican curiosidades gastronómicas de la capital (que las hay) y se nombran locales centenarios. Con estas credenciales, la muestra tiene un muy buena pinta. El escritor, además, dará una conferencia el 2 de febrero.

 

En el caso de que pueda conseguir plaza, me escaparé sin ninguna duda a realizar la actividad propuesta por el Thyssen. Estoy completamente segura de que los 25 euros que cuesta realizarla estarán bien empleados. El museo propone un recorrido por las obras de la colección permanente que están relacionadas con la gastronomía. He participado en varias ocasiones en los recorridos temáticos organizados por la institución y me parecen brillantes. Las obras elegidas son muy adecuadas, las explicaciones de los pacientes guías son muy completas y uno acaba con la agradable sensación de que ha visitado las distintas salas con una perspectiva diferente y original. Por cierto, a finales de abril, hacia el día 23, suelen organizar una relacionada con El Quijote que es maravillosa.

 

Otra de las opciones que ofrece Gastrofestival y que es perfecta para rezagados con poco tiempo es dejarse caer por uno de los muchos bares, cervecerías o gastrobares que se han aliado con la cerveza Mahou. Un clásico botellín y un bocado salen a tres euros. La lista es completísima y muy variada: hay opciones clásicas, tradicionales, modernas... Es posible, por ejemplo, tomar un poco de arroz con setas en el Bar Manolo, en Princesa y de los de toda la vida. Y también unos mejillones tigre que están deliciosos en el Estado Puro más joven, en el hotel NH Palacio de Tepa de la Plaza de Santa Ana. El local, del cocinero Paco Roncero, es uno de los ejemplos más sobresalientes de los nuevos gastrobares y merece la pena aprovechar la ocasión para hacer una visita. Si deciden quedarse y probar más cosas, los buñuelos de bacalao están de muerte. Y las patatas bravas vienen con piel, lo que les da un toque absolutamente genial.

 

Por cierto, ya les hablaré del recorrido que propone ‘Cocinando la Historia’. Promete para una mañana soleada…

 

La fotografía está tomada de Promoción Madrid.