Gas por vodka

Nuevo post del blog de María Folqué y Montserrat Formoso de Funds People.

Siempre hay razones para desapasionarse. Deben pensar los mercados. En contraposición a tanto sentimiento revolucionario y emoción patriótica, leemos los informes de los analistas y nos entra un ataque de sobriedad. A saber, “el peso de la economía ucraniana es tan sólo un tercio de la polaca” o “la bolsa ucraniana ni siquiera está en el índice grande de los mercados emergentes, es un mercado frontera” o “cuando todo esto pase, será buen momento para volver al índice ruso, que en sólo tres días ha perdido 58.000 millones de dólares”. El tema energético parece algo más inquietante, pero si me cortas el gas, te voy a cortar los movimientos de capitales, así que mejor que nos desapasionemos todos y hagamos números.

Vale, hagamos números. Leemos en el Financial Times que la riqueza media de los más de cien millones de almas rusas asciende a unos 10.900$, pero que según datos de Credit Suisse Research Institute, el dato de la mediana es de tan sólo 870$. La distorsión la crean los 110 billonarios rusos que acaparan un 35% de la riqueza nacional. El índice GINI no debe ser el indicador favorito del Señor Putin. Esperemos que esos 110 magnates ayuden a poner un poco de perspectiva en la necesaria contención para que el gas caliente los hogares alemanes y uno pueda quemar su tarjeta de crédito en algún restaurante londinense. Traigan otra de vodka, pero del bueno, que siempre ayuda a pensar.

Y aunque a los mercados lo que más les guste sea la estabilidad, queremos aportar algo de intranquilidad, por lo que pueda pasar y porque ya saben que tenemos un legado del que cuidar. Esta semana comenzó la reunión de la Asamblea Popular Nacional China, nominalmente el poder legislativo. Los 70 miembros más ricos de esta asamblea de 3.000 almas chinas, acumulan un patrimonio cercano a los 90.000 millones de dólares, frente al ingreso promedio anual del chino de a pie, que es de unos 4.000$. Y es que a pesar de los millones de chinos que han abandonado la pobreza en los últimos 30 años, lo que nosotras pensamos es que si hay que hacer la revolución, hagámosla con números. Luego ya vendrá el sentimiento.   

Esto mismo debió pensar Mario Draghi antes de la rueda de prensa del jueves, a la que llegó con mucho número pero con poco sentimiento. La revolución ya la dejó hecha en julio del 2012, y en secreto aspira a esa plaza con su nombre en pleno centro de Frankfurt. A lo que vamos. Parece que la rueda de prensa fue un poco aburrida, rutinaria para los puristas, tanto que algún medio llegó a colgar alguna nota rápida sobre la reunión bajo el encabezado “inserte titular aquí”.

Pero no se puede ser original todo el rato. Ni siquiera genial, ténganlo en cuenta, críticos lectores. Y otras veces, además, la realidad no da más de sí. Al menos la realidad que se divisa desde el BCE. “La Eurozona está en una isla de estabilidad”, señala Draghi, los últimos datos macro lo corroboran, pero por si acaso reitera su “firme determinación de mantener una política monetaria acomodaticia”.

En su particular forward guidance Draghi dio  conocer las predicciones de inflación para los próximos años: subidas moderadas hasta alcanzar el 1,7% en el cuarto trimestre de 2016. Que es como tirar una moneda al aire para decir que no subirán los tipos hasta entonces. El pasado es más fácil de explicar, y ahí Mario atribuyó la caída de los precios en los dos últimos años al abaratamiento de la energía y la fortaleza del euro, así como el incremento de la productividad en algunos países.

Países periféricos, claro, donde la caída de los costes de la deuda han reducido “la fragmentación del euro”. Y aquí es donde en España nos felicitamos porque la Comisión Europea nos ha sacado de la lista de los países con desequilibrios excesivos. Ahora sólo somos moderadamente desequilibrados.

Y con desequilibrios o sin ellos hoy terminamos con Vladimir Putin, que figura entre los 278 candidatos al Premio Nobel de la Paz. Fin de la cita.

 

"Hugo Rafael, ¿eres tú?"

 

 

Buena semana,