Fusión CaixaBank-Bankia: entorno fintech y sinergias tecnológicas

Miguel Ángel Barrio Tomás (IEB)
Foto cedida

TRIBUNA de Miguel Ángel Barrio Tomás, director del Programa Directivo de Innovación Digital y Fintech del IEB y Head of Entelgy Digital.

Según todos los analistas, en el mercado tradicional bancario, con los tipos actuales bajos, la única vía para conseguir márgenes de rentabilidad es la reducción de costes, y una forma lógica es vía fusiones que permitan generar sinergias y que busquen ahorros mediante eficiencias.

Y, por tanto, no sólo los analistas ven exitosa y viable la fusión de CaixaBank y Bankia, sino que el mercado también lo ha reconocido con subidas de dos dígitos en las cotizaciones de ambas entidades.

Esto abre muchos interrogantes de cara a la fusión en términos de qué sinergias conseguir, principalmente en sucursales y empleados, pero también surgen dudas en organización, sedes sociales, etc. Y, también aparecen cuestiones a tener en cuenta en términos tecnológicos, y qué sinergias se pueden alcanzar en este ámbito.

Y si pensamos en contextos, no de negocio tradicional, sino de negocio digital y fintech, ¿cómo impacta la fusión de ambas entidades?

Aunque cada vez más consolidados y complementados, el negocio tradicional y el negocio digital de los bancos siguen diferenciándose en términos de operación. Está claro que el objetivo principal de la fusión atiende a términos estratégicos, de consolidación y de rentabilidad sobre el modelo bancario tradicional, pero también que obligatoriamente incide en los nuevos modelos y servicios digitales financieros que ambas entidades tienen en marcha.

Pensando en tecnología como tal, seguro que se consiguen sinergias derivadas de volumen y consolidación, aunque el proceso, al igual que el organizativo, no podrá ser rápido, hasta poder analizar y decidir cómo consolidar sistemas y aplicaciones que permitan homogeneizar operaciones, si así se decide a nivel estratégico, con el impacto y gestión de cambio que conllevará a todos los niveles.

Tecnológicamente, cada uno de los bancos ha decidido su estrategia a nivel de infraestructura de sistemas, y las decisiones estratégicas y de operación derivadas de la fusión van a impactar en la evolución y mantenimiento de las aplicaciones bancarias, desde algo que parece simple como la consolidación del IBAN, hasta complejidades como la posible convergencia de infraestructuras cloud compartidas por ambas entidades.

Tanto CaixaBank como Bankia ya tienen adoptadas tecnologías para todas las operaciones, como el caso más visible de la tecnología que habilita la banca móvil, absolutamente imprescindible hoy en día, y una clara apuesta estratégica en los dos bancos. Tanto es así que CaixaBank es de los líderes en banca online y banca móvil.

Las decisiones respecto a la consolidación, homogeneización y evolución de las plataformas serán críticas y, previsiblemente, buscarán obtener tanto escalabilidad como ahorro de costes.

Pero pensando en términos de negocio digital, no sólo la tecnología va a ser crítica. En el entorno fintech, es muy probable que la estrategia no siga el patrón de la reducción de costes, ya que en un negocio relativamente nuevo y en total expansión, la vía de generar mayor rentabilidad será precisamente por el aumento de ingresos.

Desde un punto de vista de servicios, necesitarán trazar una estrategia común, algo que, por ejemplo, ya tienen avanzado en los medios de pago por móvil. Además del acuerdo compartido con Bizum, las dos entidades permiten diferentes opciones de pago por móvil, bien sea propias como CaixaBank Pay, o de terceros como en el caso de Bankia, que permite prácticamente todos los players del mercado.

Probablemente, la inversión en soluciones novedosas basadas en tecnología no se verá impactada, pero sí tendrá que ser analizada de forma conjunta porque la estrategia de las dos entidades ha sido de transformación y digitalización de la compañía hacia soluciones cercanas al concepto fintech.

Recordemos que CaixaBank siempre ha estado entre los bancos que han integrado novedades tecnológicas (fue pionero en implantar en Europa comercialmente los sistemas de pago contactless), y Bankia ha realizado una apuesta fuerte en su cambio tecnológico y en la colaboración con empresas fintech.

Suponemos que las estrategias de modelos digitales seguirán su curso a corto plazo sin verse afectadas por la fusión, como por ejemplo la apuesta de CaixaBank con la banca móvil y digital de ImagineBank, que este mismo año ha realizado un rebranding lanzando Imagin para afianzar su apuesta de banca móvil orientada a jóvenes, ampliando su target inicial para llegar también a niños y adolescentes.

Un modelo de banca móvil, absolutamente fintech, que se convierte en una plataforma de servicios y productos financieros que busca más el concepto experiencia de usuario y comunidad, incluso permitiendo su acceso a usuarios sin cuenta abierta.

Todas estas iniciativas, concretadas en marcas propias, con targets muy definidos y con productos y soluciones financieras específicas, avanzarán con independencia en el negocio a corto plazo y no se verán impactadas por la fusión, hasta que la parte troncal del mercado bancario tradicional esté perfectamente ensamblado.

El camino de complementariedad y sinergia seguirá, probablemente, una velocidad de integración diferente.

Un último punto a tener en cuenta es la apuesta decidida en ambos bancos respecto a la participación, inversión y aceleración de startups, en el ámbito fintech e insurtech. Ambas entidades llevan años invirtiendo y trabajando en estos modelos.

Por una parte, CaixaBank, con acuerdos importantes de colaboración, como el que ha firmado a principios de año con Plug&Play Spain, considerada una de las principales plataformas de innovación mundial, para lanzar conjuntamente el programa de colaboración con startups fintech, Barcelona Engagement Program.

Y, por otra, Bankia, que entró de lleno hace unos años con su aceleradora Bankia Fintech, gestionada por Insomnia, y que acumula un histórico de éxitos en innovación tecnológica, con centenares de startups aceleradas dentro del ecosistema que han creado, no sólo a nivel nacional, sino enlazando también ecosistemas de emprendimiento internacionales.

Este último parece un modelo prometedor que busca el crecimiento de negocio y que, ¿por qué no?, podría verse también beneficiado de la fusión para complementar acuerdos y programas que permitan escalar y lograr también eficiencias en las inversiones.

En la anterior crisis económica hubo un enorme crecimiento de las aceleradoras, hecho que puede repetirse en este nuevo contexto económico en el que nos encontramos. Por lo que es necesario tener en cuenta, lo que muchos analistas alertaban en aquel momento: que el ritmo de crecimiento podría generar un exceso de aceleradoras e incubadoras para el número de startups existente.

Y puede que, precisamente, la tendencia de fusión de bancos beneficie, a su vez, la consolidación de aceleradoras de estas entidades, adecuando las ratios de crecimiento entre aceleradoras y startups fintech.