Fuentes de alfa en un mundo de tipos bajos: revisión de políticas de activismo de las gestoras internacionales

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En un mundo en el que la rentabilidad se está convirtiendo en un bien escaso, una de las fórmulas que están adoptando las compañías pasa por el activismo, entendido en muchos casos como el compromiso con las compañías en las que invierten para poder mejorar sus fundamentales allí donde sea necesario. “El activismo es simplemente un diálogo activo y permanente ente los inversores y las compañías. Basado en la comprensión del negocio, su estrategia y oportunidades, implica que el accionista trabaje activamente con el equipo directivo de la empresa para ayudar a mantener la dirección y el desarrollo del negocio a lo largo del tiempo”, explica Paul Lee, Responsable de Gobierno corporativo en Aberdeen.

Lee afirma que “los inversores necesitan tener una visión clara y razonable de todas las cuestiones que afectan al valor de los negocios a largo plazo, incluyendo: estrategia, estructura de capital, rendimiento operativo y ejecución; los miembros del consejo, estructura y efectividad, plan de sucesión, gestión del riesgo (incluyendo riesgos a largo plazo como los que a menudo se hacen referencia en la ESG); pagos, auditorías, informes corporativos y mucho más”.

“El compromiso y el diálogo entre inversores y empresas van adquiriendo importancia a medida que los criterios de sostenibilidad son cada vez más relevantes para los inversores”, coincide Isabelle Cabie, directora global de ISR de Candriam. La gestora de activos celebra en 2016 su 20º aniversario de promoción de inversiones sostenibles y responsables, y además ha hecho públicos recientemente sus informes sobre compromiso con las empresas y sobre voto por delegación (proxy voting) de 2015.

¿Qué están haciendo las gestoras?

En 2015, Candriam emprendió un programa de diálogo proactivo con 64 empresas acerca de temas medioambientales, sociales y de buen gobierno (ASG). De ellas, un 56% estaban en situadas en Europa, un 30% en América del Norte, un 12% en Asia Pacífico y un 2% en Emergentes.  La empresa introdujo dos innovaciones en 2015 para reforzar su compromiso con las empresas. Por un lado, se empezó a promover dos temas que considera especialmente importantes para la creación de valor estable y sostenible en la empresa. El primero abarca políticas corporativas en materia de corrupción, transición energética y bienestar en el trabajo, junto con el análisis tradicional de emisores en todos los sectores.

El segundo tema consistió en buscar una mayor implicación de las empresas que habían entrado de manera ajustada en el universo de inversión sostenible. “Creemos que podemos ejercer el mayor impacto posible implicando específicamente a estas empresas, y vemos que cada vez hay más voluntad por parte de estas de escuchar a los inversores concienciados y esforzarse en sus prácticas y calificación en criterios ASG”, explica Isabelle Cabie.

La intervención de las firmas de gestión de activos en las juntas de accionistas es una realidad que ha ido ampliándose en los últimos años. Entre los motivos que se suelen emplear para justificar esta actividad figuran por ejemplo estos que sintetizan desde Amundi: “Como queremos proporcionar rentabilidad en el largo plazo a nuestros clientes, también buscamos un rendimiento de largo plazo en las compañías en las que invertimos. Y este tipo de comportamiento sólo se puede conseguir a través de una buena gestión de problemas extra financieros”.

Así, el empleo de sus derechos de voto es la forma que tienen de expresar cuál debe ser en su opinión un buen gobierno corporativo: “Esto implica que debemos ser capaces de votar al menos de forma proporcional a nuestro interés económico sin estar confrontados a ajustes o mecanismos de protección que permitirían a la compañía eludir la voluntad de sus accionistas”. Desde la firma francesa indican que también es vital asegurarse de que “los comités están controlando de forma eficiente las orientaciones de la compañía y monitorizando su implementación para asegurar su buen funcionamiento. Esto implica que debemos ser capaces de evaluar el balance del equipo directivo y la calidad individual d sus miembros”. Parte de esta evaluación se centra en determinar que los ejecutivos sean capaces de alinear los intereses del equipo directivo y de los accionistas, “particularmente a través de remuneraciones”.

En el caso de Aberdeen, los gestores juegan un papel importante: “Nuestros gestores de fondos se reúnen con frecuencia con el consejo de administración y con los directores no ejecutivos de las compañías en la que invierten activamente y buscan reflejar este enfoque también en nuestras carteras. Integramos las cuestiones de gobierno corporativo y gestión del riesgo a largo plazo en nuestro enfoque de inversión, y no los consideramos como materias independientes, sino más bien como indicadores de la calidad de la gestión y la dirección y, por lo tanto, de la capacidad de la empresa de desarrollar su estrategia y anticipar el rendimiento operativo”, detalla Paul Lee.

La importancia del enfoque del largo plazo

Para conseguir un diálogo profundo y basado en la confianza, las gestoras destacan la importancia de establecer relaciones duraderas en el largo plazo. Por ejemplo, desde Amundi declaran que “la rentabilidad sólo puede ser sostenible con una visión de largo plazo en la que se asocian gobierno corporativo ejemplar y una fuerte responsabilidad social y medioambiental”. A su vez, esta visión se basa en la premisa de que “una rentabilidad financiera en el largo plazo no se puede conseguir sin tener en cuenta los desafíos al desarrollo sostenible y la responsabilidad social”.

“Dado que nuestro enfoque principal es esencialmente comprar y mantener, esperando mantener la posición para siempre, creemos que necesitamos entender los riesgos a largo plazo, incluyendo las cuestiones medioambientales y sociales, para entender las oportunidades de valor a largo plazo de una compañía, y todas las restricciones que puede haber en relación a esas oportunidades de valor”, comenta por su parte el representante de Aberdeen.