Francia: ¿Au revoir a la recesión?

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Josoroma -Flickr Creative Commons

Los últimos meses no han sido fáciles para Francia. El país entró oficialmente en recesión en el primer trimestre de 2013, tras registrar dos trimestres consecutivos de contracción económica. En mayo, el desempleo marcó su máximo de los últimos quince años en el 10,9%. Y para colmo, el mes pasado la agencia de calificación Fitch, participada por capital francés, siguió los pasos de Standard & Poor’s y Moody’s y le retiró la preciada triple A, signo de la máxima calidad de solvencia, por su elevado nivel de endeudamiento (se prevé que la ratio de deuda sobre PIB alcance el 96% en 2014) y las débiles proyecciones de crecimiento.

Por eso, los inversores han recibido con alegría los datos del PIB publicados la semana pasada, que han sido mejores de lo esperado. Según los datos preliminares del instituto de estadística francés (INSEE), Francia creció un 0,5% intertrimestral en el segundo trimestre de 2013, frente al 0,2% estimado por el consenso y por el propio ministro de Finanzas galo, Pierre Moscovici.

Como explica Jean Médecin, del comité de inversiones de Carmignac Gestion, “los datos del PIB del segundo trimestre reflejan una mejora significativa de la actividad económica, pero el crecimiento se ha debido principalmente al incremento del gasto público y privado mientras que la inversión sigue en terreno negativo y la contribución neta de las exportaciones ha sido más bien modesta. En los próximos meses, el consumo doméstico se verá presionado por las subidas de impuestos y el gasto gubernamental deberá someterse al escrutinio de Bruselas, por lo que aún es pronto para afirmar que Francia está fuera de peligro”, afirma el experto.

Philippe Waechter, economista jefe de Natixis Global Asset Management, apunta que “salir de la recesión no implica necesariamente que la economía se haya recuperado”. Para Waetchter, la clave de la recuperación está en la inversión productiva. “Los dos últimos años han estado marcados por las dudas sobre el futuro de la eurozona y el cambio de gobierno en Francia. Ante esta situación de incertidumbre, las empresas han preferido posponer sus decisiones de inversión, por lo que el gobierno francés se enfrenta al reto de establecer un marco fiscal y social lo suficientemente estable y atractivo para que las empresas vuelvan a producir y a invertir en Francia”.

Pero la falta de inversión productiva no es el único problema al que se enfrenta la economía francesa: la debilidad de la demanda exterior, el elevado desempleo (que se ve agravado por la rigidez del mercado laboral), el proceso de consolidación fiscal y el deterioro de la competitividad amenazan la recuperación de la segunda economía de la eurozona.

En Groupama Asset Management consideran que “Francia debería hacer un ajuste de precios en los próximos trimestres. El coste de la mano de obra sigue siendo relativamente alto comparado con otros países europeos, por lo que la reforma laboral debería contribuir a una reducción de los costes salariales. Lo mismo ocurre con el precio de los activos inmobiliarios, donde no se han producido las correcciones observadas en otros países como España u Holanda”.

Desde la gestora señalan además que “el equilibrio presupuestario esta siendo más lento de lo esperado, algo que ha llevado a la Comisión Europea a ampliar el plazo para alcanzar el objetivo de déficit del 3%. Tanto este organismo como el FMI han pedido a Francia que reforme el sistema de pensiones para mejorar las finanzas públicas y la economía del país”. Al primer ministro François Hollande se le acumulan las reformas estructurales.

Más valor en renta variable

Las gestoras francesas ven poco potencial en renta fija y descartan un repunte a corto plazo de los tipos de interés. En Groupama opinan que, con una rentabilidad cercana al 2,2%, el bono francés a diez años resulta algo más atractivo que el bund alemán pero ven más recorrido en renta variable. “El Cac 40 −principal índice bursátil de Francia− se mueve ahora mismo en la parte alta del rango, en 3800-4090 puntos, pero esperamos que se estabilice por encima de los 4000 puntos en los próximos tres meses y que alcance los 4300 en un año”.

Para Carmignac, un crecimiento económico basado en el incremento constante de la deuda pública podría acabar deteriorando el atractivo de los bonos franceses como valor refugio, aunque se muestran más optimistas con respecto a la deuda corporativa local, “sobre todo en los sectores financiero y de consumo discrecional”. No obstante, se decantan por la renta variable, “principalmente de empresas líderes a nivel mundial como Hermès o Pernod Ricard, cuyo comportamiento no depende de la evolución de la economía francesa”, explican desde la gestora.

En La Française AM apuestan por la renta variable europea y, aunque prefieren Alemania, ven valor en “las grandes y medianas empresas francesas, que son muy internacionales y no dependen de la economía local. En términos sectoriales, hemos estado mucho más expuestos a los sectores cíclicos pero estamos retomando posiciones en sectores defensivos como telecomunicaciones. Seguimos evitando los materiales básicos y las petroleras y nos planteamos volver a invertir en financieras en el corto plazo”.

Natixis espera que el gobierno francés adopte medidas que estimulen la inversión y la actividad económica, lo que resultaría positivo para la renta variable. “Para que la recuperación sea duradera, tiene que empezar en el sector privado. Esto es aplicable a la economía francesa y a la eurozona en general. En un escenario de este tipo, apostaríamos por el sector de bienes de equipo”.