Fidelity: "Vemos más razonable el fin del QE estadounidense que el inicio del QE en la eurozona"

Las medidas sin precedentes anunciadas el pasado jueves por Mario Draghi han hecho (y siguen haciendo) correr ríos de tinta en el mercado. Una vez superado el impacto inicial, las gestoras dan un paso atrás para contemplar la fotografía que deja el banco central desde una perspectiva panorámica y emiten sus consideraciones sobre este 'QE a la europea' o 'QE privado'.

Desde Fidelity Worldwide Investments indican que hay todavía tres frentes que están pendientes de resolverse: la oposición de Alemania a un QE convencional (compras de deuda soberana); que aún no se ha visto el impacto de la batería de medidas anunciadas en junio, y que el IPC subyacente es más elevado (0,9%) y menos problemático que el general, que en julio cayó hasta el 0,3%.

“El BCE se está rascando la cabeza, preguntándose por qué la deflación se acerca cada vez más al horizonte europeo. Quizá llegar casi seis años tarde a los tipos cero no ha ayudado. El intento del BCE por subir tipos en 2011 probablemente no ayudó tampoco”, denuncia sarcásticamente David Buckle, director de análisis cuantitativo de renta fija de Fidelity. El experto recuerda que el QE es un instrumento que solo debería utilizarse en casos de problemas económicos muy serios, como la deflación, pero que sin embargo “nuestra regla de Taylor sugiere que no hace falta un QE por parte del BCE”.

“Aunque es cierto que el BCE requiere una postura más acomodaticia que la Reserva Federal, vemos más razonable el fin del QE estadounidense que el inicio del QE en la eurozona”, añade Buckle. En su opinión, “la medida de mayor estímulo para Europa bien podría ser la subida de tipos en EE.UU. Eso debilitará al euro y dará un empujón a la economía durmiente de la eurozona”.

Medidas importantes

Por su parte, Philippe Waechter, economista jefe de la gestora Natixis Asset Management (filial de Natixis Global Asset Management) afirma rotundamente que el programa que tiene el BCE en mente es exclusivamente debilitar el euro y pone el foco sobre el mayor aplanamiento de la curva del euríbor, que ya en agosto marcó mínimos históricos. Según Waechter, la referencia hipotecaria quedará anclada a los nuevos tipos al 0,5% y las letras de menor duración (3 meses) también se acercarán a ese nivel. “El euro como divisa se volverá menos atractivo de forma espectacular”, declara el economista, que añade que “esta primera medida debería fijar las expectativas de unos tipos de interés muy bajos durante un largo periodo de tiempo”.

En cuanto al programa de compra de titulizaciones y bonos cubiertos, Waechter considera que esta medida es importante por dos razones. La primera, porque “permitirá una reducción de los riesgos presentes en los balances del sector bancario”. “Habrá una transferencia de riesgos desde los balances de los bancos al BCE. Al estar la economía de la eurozona financiada principalmente por los bancos, el BCE puede jugar el rol de prestamista de último recurso al transferir los riesgos”, aclara el experto.

La segunda razón por la que considera que esta medida es crucial es, otra vez, porque también contribuirá a debilitar el euro. “El BCE quiere dar un impulso desde el exterior para estimular la actividad (…) Al comprar activos, el BCE incrementará dramáticamente su balance”, explica el economista, que también señala que la diferencia que presenta este nuevo programa con respecto a las operaciones de refinanciación (LTRO y TLTRO) es que no es temporal. Waechter afirma que “Draghi espera devolver el balance a los niveles de 2012 con todas estas operaciones”.

“La idea del BCE es cambiar radicalmente el perfil del euro con el objetivo de darle una ventaja comparativa a la zona euro. Esto será positivo para el crecimiento. Los cambios en las condiciones de financiación permitirán que la demanda interna pueda beneficiarse de este impulso y dar relevo a la mejora de la actividad económica” concluye el economista, que atribuye a esta tesis la mejora de las previsiones del crecimiento del PIB de la eurozona desde el 1,8% hasta el 1,9% para 2016. ¿Cómo están reaccionando las gestoras?