Fed, las consecuencias de la inacción

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Foto cedida

El 17 de septiembre, la Reserva Federal estadounidense no efectuó la primera subida de tipos que estábamos esperando. La inactividad de la Fed, sumada a su referencia a la evolución de la situación a nivel internacional, llevó a los mercados de capitales a preguntarse inevitablemente: ¿Qué sabe la Fed que no sepamos nosotros? ¿Está la Fed más preocupada que el mercado por la debilidad del crecimiento en China actualmente, sobre la que informamos el mes pasado?
En tiempos de incertidumbre, todos los inversores hacen lo mismo: reducen el riesgo. Mientras que la caída de las cotizaciones bursátiles podría vincularse a la subida de los tipos, en este caso fue totalmente lo contrario. En cierta medida, los efectos extraordinarios causados por el fraude de Volkswagen y la historia de Glencore sin duda tuvieron algo que ver. Sin embargo, la mayor parte de la pérdida de valor en las bolsas mundiales, de casi 3 billones de dólares, que se ha producido desde el 17 de septiembre de 2015, puede atribuirse también a la falta de liderazgo de la Fed y a la incertidumbre que esto genera.

Mucho peor parado que los mercados de valores ha salido el mercado de bonos corporativos sin calificación de grado de inversión. La disminución de la tolerancia al riesgo que ya se podía observar en los mercados bursátiles, afectó a la ya de por sí escasa liquidez de los mercados. El resultado fue un pequeño crash en este segmento de mercado tan especial, mucho más fuerte al otro lado del Atlántico que en Europa. Cabe señalar que, en estos momentos, los mercados de renta fija y renta variable registran rentabilidades negativas en lo que llevamos de año, algo que no sucedía desde hacía 25 años. Sobre las causas de esta otra forma tan clara de venta masiva solo cabe especular, aunque sin duda todo ello será objeto de estudios adicionales.

Sin embargo, esperamos que la Fed haga un esfuerzo y se arme de valor para acometer ya este año una primera subida mínima de los tipos. Sería reconocer la normalización de la política monetaria después de tantos años de situación excepcional.