Externalización de procesos: un camino de ida y vuelta

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Eva the Weaver, Flickr, Creative Commons

En una industria como la de la gestión de activos, en la que pocas casas tienen la capacidad de hacerlo todo internamente, los cambios regulatorios están provocando que cada vez más grupos de la cadena de valor externalicen ciertas funciones clave. Sin embargo, como destaca la edición más reciente del informe The Cerulli Edge-Europe Edition, esta tendencia no es unidireccional, ya que otros agentes también están externalizando otras funciones a las gestoras de fondos.

“Lo más llamativo de los resultados de nuestra encuesta sobre regulación es la consistencia de los procesos que se externalizan según el tipo de legislación”, comenta Angelos Gousios, analista sénior en Cerulli Associates. “Aunque AIFMD es muy diferente a EMIR, a FATCA (que ni siquiera es una normativa europea) o a MiFID II, la renovación tecnológica y la elaboración de documentación clave son las funciones que más se externalizan”. El gráfico inferior refleja las principales funciones externalizadas tras la entrada en vigor de las diferentes normativas.

Para la consultora estadounidense, esta tendencia tiene sentido: “La función de los gestores es gestionar fondos, no administrar servidores ni actualizar el sistema informático”. Cerulli apunta además que ciertas tareas, como elaborar los documentos de datos fundamentales para el inversor en múltiples idiomas y de forma rápida y eficiente, pueden y deben externalizarse a empresas especializadas.

La selección de fondos es otra de las funciones que cada vez se externaliza más, sobre todo en el Reino Unido tras la entrada en vigor de la normativa RDR (Retail Distribution Review). Como explica Barbara Wall, directora de análisis para Europa en Cerulli, “incluso si MiFID II no acaba prohibiendo las retrocesiones, como quieren los franceses, es posible que otros países decidan seguir el ejemplo del Reino Unido en sus mercados internos. En ese caso, los asesores no querrán seleccionar fondos para sus clientes y acabarán externalizando ese proceso. En el Reino Unido, la gestión discrecional es un mercado en pleno apogeo”.

Aunque las grandes casas de gestión discrecional de carteras son una apuesta segura, Cerulli cree que existen oportunidades también para las gestoras pequeñas ya que muchos asesores prefieren tener una relación más cercana con su gestor de activos. No obstante, la consultora apunta que, para ganar negocio, los gestores tendrán que ser capaces de ofrecer una gama de productos escalable y fácil de entender.