Explicación a las divergencias entre grandes y pequeños valores

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Astervista, Flickr, Creative Commons

La tendencia de los últimos 15 años ha hecho que muchos expertos hablen de los valores de pequeña capitalización como ‘ganadores estructurales’ y esgriman gráficos con datos a muy largo plazo que validan el argumento. Si bien Paras Anand, responsable de renta variable europea de Fidelity Worldwide Investment, considera que tienen base los argumentos fundamentales que sostienen las ventajas a largo plazo de alejarse de los grandes valores (sobre todo, en relación con la detección de peores precios y un mayor margen para que se produzcan cambios corporativos sustanciales), merece la pena recordar que ahí también podrían estar actuando ciclos subyacentes.

El experto asegura que, si repasamos algunos de los factores que han apuntalado este liderazgo en el mercado, podemos apreciar no sólo la fortaleza de las tendencias, sino también lo mucho que podrían durar. ¿Cuáles serían esos factores?

1. En primer lugar, los valores medianos y pequeños no sólo registraron un mal comportamiento a finales de la década de 1990, sino también en torno al periodo en el que finalizó la burbuja tecnológica en 2000. “Al inicio del primer periodo de mejor comportamiento relativo, las discrepancias de valoración (sobre todo en Europa) eran considerables. El hundimiento del Neuer Markt tuvo un papel fundamental, ya que hizo que proliferaran las ventas técnicas forzosas de los valores medianos y pequeños alemanes y el descuento necesario para vender las acciones fue considerable; en muchos casos, los fundadores de las empresas y los fondos de capital riesgo se encontraron entre los compradores”.

2. Lo que también se vio durante los últimos 15 años fue cómo los inversores trasladaban sus inversiones de las acciones a los bonos y cómo la mayor parte de los fondos dejaban atrás las estrategias conservadoras ("index-plus") que invertían una parte de las carteras en acciones para gestionar el riesgo relativo a su índice de referencia. “Esto supuso un gran contratiempo para los grandes valores y los mandatos que se demandaban/preferían en renta variable eran aquellos con mayores desviaciones frente a los índices (es decir, diseñados de forma muy diferente a los índices de referencia).

3. A lo largo de este periodo, primero para contener la desaceleración que se preveía tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. y posteriormente para contrarrestar las repercusiones de la crisis financiera, las políticas monetarias de los bancos centrales han oscilado entre las posturas excesivamente expansivas hasta las inyecciones activas de liquidez en el sistema. “En estas condiciones, resulta totalmente lógico que cualquier idea de descuento de liquidez pierda parte de su significado. Así pues, una parte importante de esta evolución ha estado ligada a la desaparición de este descuento y el resultado ha sido que los valores medianos y pequeños de Europa actualmente cotizan con primas razonables”.

4. Pero lo importante –según Anand- es que el crecimiento relativo de los beneficios de las empresas que no forman parte del grupo de los grandes valores fue sustancialmente mayor debido a varios factores: la fortaleza del consumo en los mercados desarrollados; la fortaleza del ciclo mundial de producción industrial, especialmente en los mercados en desarrollo; la expansión de las empresas hacia nuevas regiones y la voluntad de endeudarse para potenciar las rentabilidades sobre el capital. “Todos estos factores obviamente beneficiaron también a las grandes empresas, pero en mucha menor medida que a las pequeñas”.

El entorno está cambiando

Sin embargo, en la coyuntura actual los factores anteriores han disminuido en importancia. “Las condiciones de liquidez han empezado a endurecerse, aunque los plazos para las subidas de los tipos de referencia en los bancos centrales de los grandes países desarrollados no están claros y todavía podrían estar lejos. Estamos observando una estabilización y una ligera mejoría de las condiciones económicas en todo el mundo que podrían desencadenar el mismo nivel de crecimiento de los beneficios impulsado por la demanda que vimos durante el último ciclo”, explica el experto.

Sobre la base de lo indicado anteriormente, Anand afirma que, si viéramos una tendencia alcista continuada en la actividad corporativa, podríamos entrar en un periodo en el que la magnitud del cambio real dentro de las grandes compañías podría ser casi tan profunda como el que podríamos ver en las empresas medianas y pequeñas. “El conjunto del mercado también podría tardar en tomar conciencia del posible efecto para los accionistas, a la vista de su complacencia general frente a los grandes valores”. En su opinión, el mercado de fármacos sin receta de GlaxoSmithKline podría ser un buen ejemplo.

“Además, es altamente probable que la dirección de los flujos de capitales entre la renta fija y las acciones siga siendo más favorable para las acciones a medio plazo, y esto se debe en parte al mayor potencial de protección del capital a largo plazo que ofrecen las inversiones con rentas reales (es decir, pagos que pueden aumentar al ritmo de la inflación) comparadas con la renta fija. Y, naturalmente, las propuestas más atractivas y fiables en este sentido se encuentran entre las empresas de gran capitalización”, señala el responsable de renta variable europea de Fidelity.