"Existen pruebas claras de que las sanciones contra Rusia y el conflicto de Ucrania están teniendo graves consecuencias económicas para la eurozona"

euro
-PaulG-, Flickr, Creative Commons

Tanto la tradicional caída del volumen de negociación característica de agosto como el ascenso del riesgo geopolítico amenazaban con cerrar el mes en terreno negativo y, sin embargo, el S&P 500 llegó a septiembre por encima de la cota psicológica de los 2.000 puntos por primera vez en la historia. Los analistas de FRM, filial de Man, analizan qué ha ocurrido para que se diera esta situación.

En la firma comienzan su análisis fijándose en los conflictos territoriales, aseverando que “las relaciones este-oeste están sufriendo un deterioro constante a medida que el presidente Putin impulsa más activamente la intervención rusa en Ucrania”. En opinión de FRM, “Occidente ha subestimado sistemáticamente a Putin y no ha logrado disuadirle, pero, particularmente en la eurozona, existen pruebas claras de que las sanciones económicas contra Rusia y la precaución inducida por el conflicto de Ucrania están teniendo graves consecuencias económicas para la región”.

También consideran que Oriente Medio parece casi igual de amenazante, aunque matizan que las consecuencias económicas no son tan evidentes: “No existe ninguna amenaza real de interrupción del suministro de petróleo, pero las líneas divisorias de la región son casi demasiado complejas como para que Occidente elabore una respuesta, incluso suponiendo que exista el deseo colectivo de hacerlo, que, por el momento, es evidente que no existe”, reflexionan. La conclusión de la firma en este punto es que no se debe subestimar el peso de la geopolítica sobre la economía, “pero la mayoría de las veces las noticias geopolíticas generan un ruido de fondo que está subordinado a los determinantes reales de los mercados”.

Agosto también fue el mes del tradicional simposio de banqueros centrales que se celebra todos los años en Jackson Hole. En FRM analizan las claves de esta cita y de los últimos movimientos de las principales autoridades monetarias del mundo desarrollado. De Estados Unidos declaran que “el temor ante la respuesta a la constante mejora de los datos económicos estadounidenses ha sido lo más importante para los mercados, ya que la expansión cuantitativa terminará en octubre. Los datos determinarán el momento de la primera subida de tipos, pero, según parece, no todo es tan sencillo”. ¿Por qué? La respuesta está en el mercado laboral y especialmente en la postura de Janet Yellen a la hora de evaluar si se han generado una recuperación suficiente en este campo.

“Para la Fed, el principal reto es evaluar la distancia que separa a la economía del logro de su objetivo de máximo empleo, y Yellen disertó sobre los hechos relacionados con la función del mercado laboral que han dificultado la estimación del grado de subactividad que persiste en la economía. Dado que, en los últimos años, la relación empleo/población ha aumentado mucho menos de lo que indicaría la tasa de desempleo, la medición del grado de subactividad resultante de cambios estructurales o de la debilidad cíclica del mercado laboral es el reto al que se enfrentan tanto la Fed como los mercados, y promete seguir siéndolo durante algún tiempo”, aseveran desde la filial de Man.

Más favorable es la postura de los autores del informe hacia la intervención de Mario Draghi: “Draghi no habló de lo que no sabe, pero ofreció un análisis detallado de las complejidades de los problemas del desempleo en Europa y propuso una solución. Ofreció un enfoque múltiple para abordar el doble problema de la deflación y el desempleo”. De hecho, la evaluación de FRM sobre el recientemente anunciado QE “a la europea” es que “los datos finalmente están empujando al BCE a hacer tardíamente lo que los participantes del mercado llevan reclamando desde hace algún tiempo”.

Así pues, la justificación que aportan en la gestora sobre el comportamiento de los mercados en agosto es que estos “están a la espera de datos, a la espera de una dirección y, de hecho, a la espera de señales de los bancos centrales”. En este sentido, y aunque la expectativa general es que fuera una cita intrascendente, juzgan en cambio que “la conferencia de Jackson Hole aportó una claridad muy necesaria”. Esto les lleva a concluir que “los acontecimientos geopolíticos, aunque preocupantes y merecedores de una atención constante, se mantendrán en segundo plano frente a los determinantes de la política fiscal y monetaria”.

“Aún confiamos en "seguir al dinero", pero parece que el liderazgo a este respecto ha pasado de la Fed al BCE”, continúan los autores del informe. Éstos muestran su convencimiento de que “la respuesta del BCE lleva mucho tiempo preparándose, principalmente, como explicó Draghi en Jackson Hole, porque hubo que hacer frente al problema de la deuda soberana de Europa en 2012 y, en consecuencia, no se pudo seguir una política similar y con un calendario parecido al de la Fed”.

Desde la filial de Man sugieren que el discurso de Draghi en Jackson Hole puede ser tan trascendental como su "lo que sea necesario" de 2012. Aún así, dado el empuje de la liquidez, declaran no tener razones para cambiar su postura ante los mercados: “La liquidez de los bancos centrales sigue siendo abundante y puede serlo aún más y el momentum del mercado es sólido. Aunque no tantas como en julio, las operaciones event-driven anunciadas han tenido el mejor agosto desde la crisis financiera. Y España acaba de conseguir dinero a 50 años al 4%, por debajo del tipo a 10 años de principios de este año”. Conclusión: ¡No vaya en contra del BCE!