Seis gráficos para entender la estructura y características del mercado nórdico de high yield

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Josh Calabrese, Unsplash

La búsqueda de activos de renta fija que permitan diversificar la exposición al mercado europeo de bonos está siendo una constante por parte de los inversores, que ante las bajas tires que ofrece la Europa del euro están buscando alternativas. En el universo de high yield, el mercado nórdico está siendo uno de los lugares a los que algunos inversores están dirigiendo sus miradas. El crecimiento registrado por las economías de Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca a lo largo de los últimos años, su estabilidad política y el bajo déficit (que les permite disponer de un mayor margen de maniobra que el resto de países del euro) son aspectos que sirven de reclamo.

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El problema es que, tras los grandes datos macroeconómicos, el conocimiento de los inversores sobre la estructura y las características del mercado nórdico de high yield es muy escaso. Svein Aage Aanes, responsable de renta fija de DNB Asset Management, la gestora de mayor tamaño de Noruega y una de las mayores de Escandinavia, lo ha comprobado en su reciente visita a Madrid. “Lo que sucede es que ese desconocimiento favorece la existencia de algunos mitos sobre este mercado, mitos que a menudo hace que los inversores ni siquiera contemplen la posibilidad de estudiarlo”, explica el experto en una entrevista con Funds People.

Actualmente, el tamaño del mercado nórdico de high yield ronda los 69.000 millones de euros, siendo Noruega y Suecia los países con mayor peso (juntos representan el 90% del total). Las emisiones están muy fragmentadas por divisa, dividiéndose entre coronas noruegas, suecas, danesas, euros y dólares, siendo un mercado en el que el 70% de las emisiones no tienen rating y el peso de los inversores institucionales es muy elevado. Otra de las características más relevantes de este mercado es el hecho de que, en líneas generales, está muy sesgado hacia emisiones de corta duración. “Esto es así por dos motivos. En primer lugar, porque el 40% está integrado por bonos flotantes. Y, en segundo, por las escasas emisiones a cinco años o más que existen”, revela.

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Entre las creencias más extendidas está el hecho de que se trata de un mercado con un elevado peso del sector energético. “Y esto era así en 2014, cuando muchos emisores se encuadraban dentro de este sector. Sin embargo, tras el desplome del precio del barril de crudo y la aparición de muchos defaults, el mercado de bonos de alto rendimiento inició una importante transformación que ha hecho que la ponderación actual de las compañías de petróleo y gas sea inferior al peso que tiene en el high yield americano. A partir de 2014 no hubo nuevos emisores petroleros, lo que ha hecho que la ponderación hoy del sector sea del 8%, porcentaje que irá cayendo en los próximos años, hasta el entorno del 5% a medida que el mercado vaya creciendo”, augura Aage Aanes.

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Si exceptuamos el sector energético, las empresas de los países nórdicos muestran una baja probabilidad de impagos. Son, por lo general, empresas con un negocio muy estable y muy orientado hacia el consumo doméstico en estos países. A nivel de spreads, aunque los diferenciales de los bonos del sector nórdico de la energía han vuelto a estrecharse, los bonos de alto rendimiento con calificación crediticia BB y B muestran en estos momentos diferenciales de 350 y 500 puntos básicos, respectivamente.

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