Estos son los factores detrás de la sorpresiva apreciación veraniega del euro

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mammal, Flickr Creative Commons

Los mercados se han desayunado esta semana con la noticia de que el euro ha rebasado la cota de los 1,20 dólares por primera vez desde principios de 2015. Desde el comienzo del año, la divisa ha escalado alrededor del 14% contra el dólar. Esta fortaleza está incrementando la probabilidad de una intervención verbal de Mario Draghi, según Bloomberg.

Precisamente la moneda única sacó músculo durante la intervención del presidente del BCE la semana pasada, en el marco del simposio de banqueros centrales organizado todos los años por la Fed en el pintoresco enclave de Jackson Hole. Draghi evitó cualquier mención a la política monetaria del BCE en el futuro inmediato, y esto incitó a los inversores a anticipar un cambio de las políticas del banco central hacia la normalización monetaria. Sus críticas veladas al proteccionismo propuesto por Donald Trump también contribuyeron a catapultar a la divisa por encima de los 1,19 dólares, y ahí se ha mantenido a lo largo de esta semana a cuenta de la escalada de tensiones entre EE.UU. y Corea del Norte.

Ahora, lo que toca preguntarse es si esta subida es puntual, o si podríamos estar ante un nuevo ciclo alcista del euro. Bastien Drut, estratega y analista de Amundi, observa que la apreciación de la divisa común comenzó en abril, aunque no ha sido estable sino que ha estado marcada por varios eventos perfectamente documentables: la dimisión de James Comey, director del FBI, el 9 de mayo; el discurso pronunciado por Mario Draghi en Sintra el 27 de junio; y la reunión del Comité Ejecutivo del BCE del 20 de julio, cuando Draghi explicó que se podría empezar a hablar de una estrategia de salida de los estímulos cuantitativos en otoño. A estos tres eventos se ha de añadir el discurso ya citado del presidente del BCE en Jackson Hole.

Drut aclara que la apreciación del euro desde finales de julio “es diferente, porque el tipo de cambio efectivo del euro se ha incrementado a pesar de un ligero estrechamiento del diferencial entre los bonos estadounidenses y alemanes”, al contrario de lo visto en los eventos anteriores a julio.

El analista aporta como explicaciones adicionales a la carrera alcista de la divisa desde julio “las amenazas de Rusia y Arabia Saudí del 24 de julio, sobre la subida de precios del petróleo causada por los recortes a la producción” y, especialmente, por el desplome de la libra: “El tipo euro/libra alcanzó las 0,92 libras, que ahora está muy cerca de máximos históricos, debido a los datos económicos – que siguen decepcionando-, y por una falta de claridad en torno a la estrategia del Brexit de Reino Unido”. A esto se añade la repentina depreciación del franco suizo, que recuperó su cualidad de activo refugio.

Sin embargo, para Drut el factor más importante para explicar el encarecimiento de la divisa es el comportamiento de las primas de riesgo: “Los tipos de largo plazo alemanes siguen demasiado bajos, porque el breakeven de inflación todavía es extremadamente débil”. Según el experto, si el BCE anuncia próximamente la reducción de su programa de adquisición de deuda soberana, “esto debería ayudara a elevar los tipos de largo plazo”. El analista también estima que probablemente continúe estrechándose el diferencial de largo plazo entre EE.UU. en los próximos meses, “lo que podría impulsar al cruce euro/dólar al alza”.

Un poco de contexto

El experto de Amundi recuerda que el euro se depreció entre 2014 y 2015 “porque los residentes europeos compraron masivamente acciones extranjeros, que más que compensan el enorme superávit por cuenta corriente de la eurozona”. De hecho, afirma que el superávit de la Eurozona es ahora “el más importante del mundo, lo que debería ser de apoyo para la divisa”. A esto se ha de añadir que, desde la gestora, han constatado que desde hace un año se han reducido los flujos de salida, trayendo como consecuencia que el saldo primario haya empezado a ser menos negativo… y esto también actúa como un impulsor del euro.

La conclusión a la que llega Drut es que “es improbable que el euro continúe apreciándose de forma tan constante, pero nuestra convicción es que el euro será más fuerte en los próximos seis a doce meses”. El analista predice que el cruce euro/dólar estará más cerca de la paridad, “a pesar del excesivo pesimismo en torno a la economía estadounidense y la continuación del ciclo de subida de tipos de la Fed”.

¿Qué pasa con el dólar?

“La debilidad del dólar está apoyada por numerosos signos que sugieren que el presidente de EE.UU. es incapaz de implementar sus políticas económicas y fiscales”, afirman desde Sycomore AM. Ponen como último ejemplo el fracaso reciente de Trump al tratar de impulsar su reforma de Obamacare en el Senado, junto con una serie de dimisiones de miembros clave de su gabinete (once en los últimos seis meses).

En su informe CIO Insights, los analistas de Deutsche Bank coinciden en la importancia de la depreciación del dólar: “Los mercados se están desilusionando cada vez más con la Administración Trump: parece incapaz de aprobar políticas y hay poca claridad sobre su rumbo futuro”. A esto se ha de añadir que se están reduciendo las expectativas en torno al ciclo de subidas de tipos de la Fed, hasta el punto de que ahora se están poniendo en precio que la siguiente subida de tipos se produzca en septiembre de 2018 (es la única fecha con más de un 50% de probabilidades, según Bloomberg). Además, constatan que existe una preocupación creciente entre los mercados ante la posibilidad de que no se renueve el mandato de Janet Yellen al frente de la Fed.

En cambio, indican desde Deutsche Bank, ahora el mercado se muestra más seguro de que el BCE anunciará algún tipo de tapering en la segunda parte del año. De hacerse realidad, afianzaría la tendencia alcista del euro. La previsión del banco es que “el BCE estará dispuesto a convivir con la fortaleza del euro, aunque manteniendo el foco principal en que los costes de financiación de la periferia sigan bajos”. Además, estiman que “el crecimiento económico continuado también debería ayudar a compensar el impacto sobre los beneficios corporativos europeos”, que según cálculos del banco se contraen un 6% por cada 10% de apreciación del euro contra el dólar.