El inversor español tiene a su disposición 42.117 fondos de inversión sumando las diferentes clases disponibles y de ellos 3.115 cuentan con menos de un año de vida ya que según los datos de Morningstar Direct, éste es el número de productos que se lanzaron a lo largo de 2019. En esa extensa lista se incluyen un total de 373 fondos de domicilio español aunque la amplia mayoría son productos registrados en los dos grandes domicilios europeos: Luxemburgo e Irlanda, que gana puestos en las preferencias de las gestoras a la hora de registrar sus nuevas gamas.
De todos ellos, hay muchos que son simplemente versiones de productos británicos que las gestoras han lanzado para facilitar el acceso de los inversores europeos en una era post Brexit, pero también ha habido muchos nuevos productos que han visto la luz en un año como fue 2019 que resultó mucho más positivo que lo que muchos habían imaginado gracias al impacto positivo que tuvo el giro dovish de los bancos centrales tanto en los mercados de renta variable como en los de renta fija.
Por categorías, la renta variable fue la que se quedó con el mayor número de lanzamientos ya que vieron la luz 1272 nuevos productos de bolsa, siendo la subcategoría más numerosa la que incluye a los fondos de renta variable global, que se quedó con uno de cada tres de los fondos de bolsa. Le siguieron los nuevos fondos de bolsa europea (204 productos nuevos), en un momento en el que cada vez más gestoras incluyen este tipo de inversiones en su lista de tipo de activos que pueden mostrar un mejor comportamiento a lo largo de 2020, ahora que empieza a haber una mejor visibilidad con respecto al desenlace que tendrá el Brexit, y sobre todo, teniendo en cuenta que las valoraciones parecen estar menos ajustadas que las que presenta el mercado estadounidense.
En cuanto a la renta fija, la gran ganadora en lo que respecta a suscripciones en 2019, se lanzaron un total de 1062 nuevos productos de los que la mayoría pertenecen a la deuda emergente. No en vano, es este tipo de subcategoría la que registró, junto con la deuda corporativa, la mejor rentabilidad al calor de la debilidad del dólar y, sobre todo, ante la distensión en la guerra comercial que se vio en la última parte del año.