¿Está el arte sobrevalorado o es una buena opción para diversificar una cartera?

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Alice Achterhof, Unsplash

Estos días ha vuelto a surgir el debate de qué es arte y qué no al calor del éxito que ha tenido en un Galería de Miami una “obra” que consiste en un plátano pegado con cinta americana a la pared llamada Comedian. Y ese éxito se ve en que hubo un comprador que estuvo dispuesto a pagar por ella 120.000 dólares. Sin embargo, el comprador se ha quedado sin obra quizá antes incluso de decidir el lugar donde la exhibiría. El culpable ha sido otro artista de nombre David Datuna, que optó por comerse el famoso plátano en una performance que subió a las redes sociales.

Más allá de entrar en el debate de qué es arte y qué no, lo cierto es que el arte está ganando adeptos ya no solo como elemento decorativo o de coleccionista sino como instrumento para diversificar unas carteras en un contexto en el que las descorrelaciones históricas han tendido a extinguirse y, sobre todo, en un momento, en el que las mejores previsiones en cuanto a rentabilidad de la década se las quedan los activos ilíquidos, también conocidos como alternativos. Un grupo formado por el private equity, las infraestructuras o los activos inmobiliarios en el que bien podría incluirse también el arte.

Al menos esa es una de las conclusiones que se derivan de un reciente informe publicado por el banco americano Citi que lleva por título The Global Art Market: Drivers of Evolution. En él se comparan la rentabilidad del arte con la que han experimentado los activos más tradicionales desde el año 1985 hasta el pasado 2018 y se ve cómo, según sus cifras, el rendimiento anualizado del 5,3% de media aunque esa cifra asciende a niveles del 7% cuando se refiere solo al arte contemporáneo, superior por tanto a la rentabilidad anualizada que ha obtenido la renta fija corporativa de países desarrollados, la inversión en materias primas o la liquidez.

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Además, en el mismo estudio se analiza la correlación que ha presentado el arte con respecto a los activos tradicionales para concluir que las mayores descorrelaciones se encuentran con respecto a la renta fija y también a las materias primas.

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Sin embargo, la opción de invertir en arte como inversión no es apta ni para todos los bolsillos y tampoco para todos los perfiles de riesgo ya que implica una volatilidad muy superior a la que presentan los mercados tradicionales, asume un periodo de inversión de muy largo plazo y no es líquida.

“La volatilidad de los rendimientos anuales desde 1985: 14,9% en todas las categorías de arte y 25,8% para el arte contemporáneo. Por el contrario, la volatilidad de la renta fija desarrollada fue de solo 5,2% y la de renta fija de alto rendimiento fue de 15,9%. La volatilidad del arte contemporáneo fue comparable a la de los productos tradicionales, aunque este último produjo un rendimiento más bajo”, apuntan en el informe.