España necesita crear una agencia de rating, según el IEB

Tras la última crisis, las agencias de rating están en pleno proceso de evolución y transformación, buscando un cambio reputacional y de estatus, lo que supone un punto de partida para una nueva regulación y la aparición de nuevos actores, pues los actuales han sido cuestionados ante su falta de competencia, responsabilidad, por su modelo de remuneración y su excesiva dependencia. Ante la falta de autoregulación de la industria, tanto en EEUU como en Europa ha dado comienzo una nueva reacción normativa, que en el caso europeo ha dejado a ESMA como entidad con potestad para certificar a las agencias para evitar los conflictos de interés, asegurar la calidad y la transparencia y establecer su supervisión. 

 

Los miembros de la UE también han reaccionado con la creación de agencias, como ha ocurrido en Bulgaria, Grecia, Francia, Italia, Portugal y Alemania, que ya cuentan con agencias de rating locales o que están en proceso de registro mientras España, por su parte, aún no cuenta con ninguna agencia local que le permita situarse al mismo nivel que el resto de países europeos. Por eso el estudio ‘Hacia la creación de nuevas agencias de rating en Europa’, elaborado por el Departamento de Investigación del IEB, en el que se analiza el sector de las agencias de calificación crediticia y su situación actual, concluye que “España necesita crear una agencia de rating para ocupar una posición estratégica en Europa”. 

 

El estudio, presentado en Madrid por el profesor del IEB y autor, Jesús Hernando Sarria, y el director de Programas a Medida del IEB, Sergio Reyes, indica que “estas agencias locales jugarán un papel muy importante en el futuro y plantean, ante la actual situación de oligopolio del sector -en el que las tres grandes agencias americanas (S&P, Moody’s y Fitch) aportan el 97,22% de los ratings emitidos-, la alternativa de una posible Agencia de Rating Europea, que estaría integrada por las principales agencias locales privadas de los estados miembros en una estructura de red, con el fin de fomentar la independencia y evitar los conflictos de interés, que “emitiría calificaciones en Europa como contrapeso a las emisiones de las americanas dominantes”. 

 

Desde el IEB rechazan una agencia de rating europea de carácter público y financiada con fondos oficiales por la posibilidad de que se produzcan dichos conflictos “a la hora de calificar la deuda de los países miembros”, según Hernando, que considera que dicha agencia analizará con mejor criterio las emisiones europeas que otras más lejanas. “Estas agencias europeas proporcionarían datos mucho más locales –las actuales sólo ofrecen información de las compañías más grandes- que podrían ayudar a una recuperación económica más planificada y mejor estructurada”, asegura. 

 

Candidatos españoles 

Según subraya el estudio, en el entorno económico actual, para el futuro de las agencias de rating europeas es muy importante establecer un marco regulador que garantice la transparencia y la independencia de sus actuaciones. Además, es necesario apostar por un mercado abierto, que permita la entrada a todos aquellos que deseen formar parte del sector, fomentando así la competitividad. En este sentido, consideran importante que España no se quede atrás en la línea de salida y sostienen que se enfrenta ahora al reto de encontrar un candidato idóneo para convertirse en agencia de calificación crediticia. 

 

“Las empresas más preparadas para desempeñar este papel son aquellas dedicadas a suministrar información comercial y calificaciones de riesgo,  compañías con gran parte del camino recorrido porque actualmente ya emiten ratings bajo una experta metodología”, aseguran. Tras analizar el sector, consideran que hay tres empresas susceptibles de transformarse en agencia de rating: Axesor, Informa e Iberinform, que suministran calificaciones “no solicitadas”, es decir, las empresas objeto de la calificación no pagan por la información sino que lo hacen los usuarios que la solicitan. Según Hernando, el camino lógico sería el de una consolidación “para crear una agencia con mayor tamaño, capacidad y desarrollo tecnológico”. En este sentido, el papel del regulador, CNMV sería el de realizar una comunicación clara, dando espacio y directrices para aclarar el camino a seguir, en línea con la interacción y control que pide ESMA. 

 

Ante la duda sobre la confianza en este tipo de instituciones, Reyes considera que la creación de agencias de rating alternativas “es algo que interesa a todo el sector financiero”.