Escepticismo entre las gestoras de fondos internacionales sobre el rumbo de la renta variable

Un fenómeno que suele producirse tradicionalmente por estas fechas es el denominado rally navideño, que suele protagonizar principalmente Wall Street. Es un fenómeno con un fundamento más bien psicológico, pues no existe una fórmula que garantice que los inversores se sientan más o menos proclives a gastar su dinero en las últimas semanas del año. En particular, después de un año tan alcista como está siendo 2013, cabe preguntarse si en esta ocasión los ‘toros’ encontrarán alguna excusa para seguir alimentando los máximos del parqué estadounidense.

Las opiniones de las gestoras consultadas por Funds People no pueden ser más dispares con respecto a este tema. “En navidades típicamente hay menos liquidez en el mercado, al tener traders e inversores otras cuestiones en mente”, explica Sasha Evers, director de BNY Mellon IM para Iberia. “Es imposible predecir los motores de los movimientos de mercado durante un periodo de tiempo tan corto, pero dado que típicamente hay menos liquidez, las reacciones tanto a las buenas como a las malas noticias en los mercados pueden dar pie a movimientos más exagerados tanto al alza como a la baja”, continúa Evers. “Dicho esto, la Navidad no es típicamente un periodo en el que haya muchas noticias a las que reaccionar, salvo riesgos geopolíticos u otras sorpresas imprevistas”.

Juan Barriobero, director de renta variable de DeAWM, pone tres condiciones a que se produzca el rally, siempre que no surjan imprevistos y se mantenga la tendencia al alza actual y unos niveles de volatilidad relativamente bajos. La primera de las tres es la evolución de las ventas durante el periodo navideño en Estados Unidos, en particular durante el 'Black Friday' y el 'Cyber Monday', que como se ha podido comprobar este año han arrojado unos resultados desiguales, pues se compró mucho más el lunes que el viernes. Barriobero añade a este apartado la evolución de la confianza del consumidor, que ha sufrido un deterioro por culpa del cierre gubernamental y la negociación del techo de la deuda.

La segunda condición dependerá de los datos de la confianza empresarial y del paro, que se publicarán este viernes 6 de diciembre. La tercera, que considera la más importante, vendrá de la mano de la Reserva Federal, que se reúne el próximo 18 de diciembre y podría pronunciarse sobre el QE3. “Habrá que ver no sólo si se mantiene el actual ritmo de compra de 85.000 millones de dólares al mes, sino también qué nuevas pistas dan en cuanto a la evolución de dichas compras y su eventual reducción en futuras reuniones”, afirma.

El tercer experto en liza es Russ Koesterich, responsable de estrategias de inversión para BlackRock y responsable global de Inversiones para iShares. Koesterich observa la divergencia entre las bolsas, que siguen marcando máximos históricos –el último ha sido el Nasdaq Composite- y la disparidad de los últimos datos macro publicados, puesto que “algunas áreas muestran signo de genuina mejora y otras permanecen atrapadas en terreno neutral”. Para el estratega, el ejemplo más claro es el mercado inmobiliario, que se sigue recuperando con fuerza tanto en lo que se refiere a los precios de la vivienda como a la construcción de nuevos inmuebles; además, el índice Case-Shiller Composite ha subido un 13% respecto al año pasado, la mejor lectura desde 2006. Sin embargo, como hace notar Koesterich, podría estar desinflándose el ‘efecto riqueza’, puesto que ha caído la confianza del consumidor hasta niveles de la pasada primavera.

Koesterich trata de dar una explicación a esta desconexión: “Aunque el débil mercado laboral arrastra parte de la culpa, también deberíamos apuntar hacia la disfunción política de Washington”. El responsable de BlackRock y iShares se refiere a que los efectos del cierre gubernamental y a la batalla vivida en la Cámara de Estados Unidos para elevar el techo de la deuda, junto a las alzas fiscales y al presupuesto del Gobierno, han hecho mella sobre la confianza del consumidor. De ahí que, ante las alzas persistentes de Wall Street, los inversores hayan empezado a preocuparse por la gestación de una nueva burbuja. “En nuestra opinion, la respuesta es ‘no’. Aunque las valoraciones sean menos persuasivas que hace un año, la renta variable todavía ofrece valor y sigue siendo una alternativa atractiva a la renta fija y la liquidez”, asegura Koesterich.