“La política sigue siendo la fuerza que domina a los mercados de renta variable. Sin embargo, más allá de esto vemos algunas señales que apuntan a sorpresas positivas en los índices económicos y que hacen prever un impulso de los beneficios empresariales. Esto, combinado con las bajas valoraciones y un posicionamiento todavía muy cauto por parte de los inversores podría servir de apoyo al mercado de acciones”. Así lo asegura ING Investment Management al señalar que es momento de apostar por sectores cíclicos del mercado de renta variable europeo, sobre todo si se tiene en cuenta que los temores relacionados con el riesgo sistémico apuntan claramente a la baja.
Asimismo, los expertos de la entidad holandesa afirman ver oportunidades en el mercado de renta fija. En este punto, desde la firma reconocen sentirse atraídos por bonos que ofrezcan una atractiva rentabilidad, un interés que se ha visto apoyado por los menores temores respecto a la crisis del euro. “El mercado de renta fija emergente ha superado durante los últimos dos años a la mayoría de productos en base al riesgo-ajustado, si bien esto parece que empieza a cambiar”. En estos momentos, desde la entidad aseguran abiertamente que su clase de activo preferida en estos momentos es el high yield global.
En su informe Houseview Global Strategy, elaborado por el equipo de Economistas y Asignación de Activos, en el que se recoge la distribución de activos que aplican a sus carteras, ING IM afirma empezar a ver algunos brotes verdes en Estados Unidos, mientras Europa tiende a estabilizarse. Del mismo modo, cree que existe una cautelosa evidencia de recuperación en Asia, en general, y en China, en particular. “Las actuaciones sincronizadas en política monetaria del G3 guiarán a los mercados en este nuevo periodo, lo cual beneficiará a la renta variable, mientras que las acciones de los bancos centrales resultan malas para la deuda soberana, pero buenas para los spreads”.