“Es duro ver cómo el euro aguanta: su depreciación es básica para que la eurozona salga adelante”

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Foto cedida

Tradicionalmente, la diversificación no era un concepto que alcanzase al mercado de divisas al ser una necesidad que se restringía a las acciones y a los bonos. Sin embargo, el estallido de la crisis económica ha dado como resultado una respuesta similar por parte de las principales autoridades monetarias a los desafíos a los que se enfrentaban los países desarrollados. Similares problemas que, en la práctica, tuvieron como respuesta un recorte de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de EEUU, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón. El objetivo: lograr la depreciación de sus divisas. A la hora de invertir en el mercado de divisas, ¿qué hacer en una situación de este tipo?

Según Simon Foster, especialista de productos de UBS Global Asset Management, en tiempos de incertidumbre, “la diversificación de la cartera en mercados desarrollados de menor tamaño puede ayudar a evitar la concentración del riesgo que supondría actualmente estar invertido en divisas tradicionales como el dólar, la libra esterlina o el yen”. En su opinión, “una cuidadosa selección dentro del amplio universo de inversión que ofrecen los instrumentos del mercado monetario triple A, la deuda pública y semipública y, puntualmente, los bonos corporativos de alta calidad, es sin lugar a dudas la estrategia más adecuada en estos momentos”.

Esta es la estrategia que siguen los gestores del UBS Currency Diversifier, uno de los fondos que la entidad considera que puede aportar mucho al inversor en el actual entorno. Foster asegura que “la estrategia de este producto pasa por identificar a aquellos países desarrollados que, aún a pesar de su menor tamaño en comparación con EEUU, Europa o Japón, se encuentren en una situación fiscalmente sólida para así crear una cartera diversificada en la que la apreciación de la divisa juegue un papel importante en lo que supone la rentabilidad del fondo”. La otra parte vendría por el lado de la gestión activa del mercados de renta fija de estos países, centrándose principalmente en el mercado de deuda pública con vencimientos de entre uno y tres años.

Australia, Canadá, Singapur, Nueva Zelanda, Suiza, Noruega y Suecia son, a su juicio, esos mercados. Según el experto, “todos ellos son países con una economía fuerte y un mercado de divisas muy líquido”, un aspecto al que Foster le da especial importancia. En este sentido, Australia y Canadá son las principales apuestas del UBS Currency Diversifier ya que, tal y como explica Foster, son los que cuentan con un mercado de bonos de mayor tamaño dentro de la categoría de países seleccionada y los que, a su vez, cuentan con mayor liquidez. Para Foster “esto es crucial puesto que, si la situación económica de un país se deteriorase, el gestor podría sacar rápidamente una divisa fuera de la cartera”.

Pese a la favorable posición en la que se encuentran actualmente estos países, conviene estar atentos. Australia, por ejemplo, se podría ver perjudicada por una fuerte caída de la economía china, mientras que a Canadá le podría ocurrir lo mismo en caso de brusca desaceleración de la actividad en EEUU. Todo ello sin embargo se podría producir como consecuencia de la situación que atraviesa Europa. “Visto como un todo, podríamos decir que Europa se encuentra en una buena situación. Sin embargo, se encuentra sumida en una crisis muy profunda”. Para salir de ella, Foster cree necesaria una respuesta política decidida y una divisa más débil. “Es duro ver cómo el euro aguanta: su depreciación es fundamental para que la eurozona salga adelante”.

La crisis de la eurozona es, precisamente, lo que según el experto ha hecho que el euro no pasase a convertirse durante estos años en una alternativa al dólar, la libra esterlina o el yen. El castigo al que ha sido sometido el mercado europeo es evidente. “En esencia, lo que los inversores están diciendo es que los reguladores nacionales no han sido lo suficientemente eficientes y, ahora, el mercado ya no cree en ellos. Por ese motivo, lo que necesita Europa es una unión fiscal”, afirma el experto. Alcanzarla o no dependerá principalmente de un entendimiento entre Alemania y Francia en el modo de salir de la crisis. ¿Llegarán a un acuerdo? “Por el momento, no lo sabemos”, asegura Foster.

Respecto a una posible ruptura del euro, la incertidumbre es total. “Ni siquiera los reguladores saben lo que ocurriría en caso de que la divisa comunitaria dejase de existir. Lo que sí podríamos esperar es una fuerte apreciación del nuevo marco alemán y del franco suizo”, señala. ¿Significa esto que esté dentro de sus previsiones? El especialista de productos de UBS Global AM se muestra rotundo: no. Una ruptura del euro podría resultar muy costosa. Además, Foster se muestra muy optimista respecto al futuro de países como Italia y, muy especialmente, España. “Existen datos para la esperanza, como el crecimiento de las exportaciones registradas por ambos países, si bien una mejoría de sus economías requerirá tiempo”.

Por el momento, los inversores siguen castigando con dureza tanto al mercado italiano como al español. ¿Cuáles son los motivos? Según Foster, la explicación está en las rebajas de rating aplicadas por las agencias de calificación de riesgos. “Las degradaciones de las notas obligan a muchos fondos de inversión y de pensiones a deshacer sus posiciones en España o Italia, al no estarles permitido invertir en activos con una calificación que no dispongan del grado de inversión”. A su juicio, las ventas de los gestores se anticipan a la degradación del rating de estos países. A esto habría que añadir que el inversor extranjero ha dejado de comprar deuda pública periférica.