Erste AM excluye a los fabricantes alemanes de automóviles de su universo de inversión

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Jon Matthies, Flickr, Creative Commons

La gestora Erste Asset Management ha sido una de las pioneras en inversión responsable y con criterios ESG. El proceso para afinar sus análisis es dinámico, y ha experimentado algunas novedades en los últimos meses. Por ejemplo, la firma anunció en noviembre del año pasado que sus gestores deberían excluir de sus fondos a aquellas empresas que obtuvieran más del 30% de sus ventas por la explotación de minas de carbón. Al proceso se añade ahora otra exclusión: los fabricantes alemanes de automóviles.

Esta decisión resalta cómo los criterios medioambientales pueden actuar como un poderoso componente añadido en la gestión de riesgos y, al mismo tiempo, como un factor determinante a la hora de cambiar la percepción de inversión en uno de los sectores que tradicionalmente han figurado entre los favoritos de los inversores. En concreto, la firma ha optado por excluir de su universo sostenible a BMW y Daimler hasta nuevo aviso “debido a la sospecha de un acuerdo de cártel”. Asimismo, ya había excluido a Volkswagen, Audi y Porsche “como resultado del escándalo de las emisiones diésel”, aunque señala que estas empresas serían asimismo sospechosas de participar en el supuesto cártel.

En opinión de la gestora, “los acuerdos secretos entre los fabricantes alemanes de coches, que habrían empezado en los 90 según informaciones publicadas en prensa, representan el punto de partida del escándalo de las emisiones diésel”, dado que estas empresas podrían haberse puesto de acuerdo en el diseño de los motores y en el software empleado. 

Erste Asset Management ha enfatizado “la falta de compromiso para encontrar soluciones por parte de los fabricantes alemanes de automóviles y por parte de los políticos”. La gestora ha insistido en la gran responsabilidad de las empresas de este sector, “como pioneras y líderes del mercado”. Walter Hatak, analista y miembro del equipo de sostenibilidad de la gestora,  ha reprochado que “en vez de fomentar la libre competición para desarrollar el coche más limpio y eficiente, parece que se hicieron acuerdos a puerta cerrada, diseñados para suprimir a la competencia”.

Soluciones insuficientes

El pasado 4 de agosto se celebró en Berlín una reunión de los principales fabricantes alemanes de automóviles junto con representantes del Gobierno germano y de los Lander alemanes, que fue bautizada como la “Cumbre del Diésel”. El acuerdo alcanzado entre las partes ha incluido el compromiso por parte de los fabricantes (entre los que figuran nombres como BMW, Daimler u Opel) de instalar un nuevo software en 5,3 millones de automóviles diésel en Alemania (incluyendo los 2,5 millones de autocares fabricados por Volkswagen afectados por el dieselgate) con el objeto de reducir sus emisiones de gases.

En la gestora consideran que esta solución es insuficiente: “Aunque la actualización posiblemente mejore la eficiencia en la inyección de combustible, queda por ver si esta solución será suficiente sin medidas técnicas adicionales o que se necesite un incremento en la frecuencia de recarga de la tecnología AdBlue para cumplir con los límites de contaminación”. El analista considera que la ausencia de Angela Merkel en la Cumbre del Diésel “ilustra la falta de disposición para proponer soluciones entre los políticos”, y afirma que también será necesario mejorar la ahora laxa supervisión de la Autoridad Federal del Transporte de Motor, el organismo alemán competente.