Los riesgos de crisis sistémica (crisis de deuda soberana, riesgos bancarios, etc.) van de la mano de los riesgos de recesión. Dado que no es probable que ninguna política fiscal y monetaria pro-cíclica pueda ofrecer garantías en el entorno actual, los mercados de renta variable han caído en picado.
Esta situación modifica el entorno económico, financiero y afecta en particular a las perspectivas de crecimiento, a la normalización de la política monetaria y al entorno global de los mercados de renta fija y variable. En esta situación la prudencia se impone en las carteras incitando a mantener enfoques de reducción del riesgo.