En qué se diferencian los depósitos de las cuentas corrientes

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Los últimos datos publicados por el Banco de España sobre el ahorro financiero de las familias dejan clara una cosa: los españoles siguen optando por el efectivo y la liquidez a la hora de componer sus carteras financieras. De hecho, al cierre de 2018 el ahorro financiero en depósitos y efectivo alcanzó un nuevo máximo histórico al situarse en 880.638 millones de euros, un 40,9% del total. Y eso a pesar de que los flujos a los depósitos de los bancos siguió siendo negativo ante las bajas rentabilidades que éstos siguen ofreciendo en un contexto de tipos de interés en niveles del 0%.

Sin embargo, aunque se tiende a meter en el mismo saco a los depósitos y a las cuentas corrientes ambos productos presentan grandes diferencias entre sí. Desde HelpMyCash identifican las siete principales:  

1. Rentabilidad

 Según el Banco de España, mientras que las cuentas de ahorro ofrecen un interés medio del 0,03%, el tipo de interés de los depósitos es del 0,04%. Aunque a priori la diferencia parezca ridícula, si analizamos el interés de los mejores productos, la cosa cambia. Los expertos del comparador explican que la TAE media de las diez mejores cuentas de ahorro es del 0,46%; sin embargo, en los depósitos a plazo a un año la TAE media asciende al 0,77%. En ambos casos, se han tenido en cuenta productos de bancos extranjeros comercializados en España.

2. El plazo

Al contratar un depósito a plazo fijo, vamos a pactar un tiempo determinado durante el que nuestro banco custodiará nuestros ahorros. Las cuentas de ahorro no tienen plazo ni permanencia obligatoria, lo que da al ahorrador más libertad sobre su dinero.

3. La liquidez

Los depósitos bancarios, aunque cada vez existen más y más opciones con cancelación anticipada, pueden penalizarnos si concluimos el contrato. En cambio, para acceder a nuestro dinero depositado en una cuenta de ahorro tan solo deberemos ordenar una transferencia a nuestra cuenta corriente asociada.

4. Cantidad que se remunera

Otra de las diferencias entre ambos productos es la posibilidad de aumentar el saldo que se encuentra en el depósito o en la cuenta. ¿Cuál será la opción menos rígida? Vuelven a ser las cuentas de ahorro las que nos permiten una mayor libertad. En los depósitos, únicamente se remunerará la aportación inicial que realizamos cuando decidimos contratar el producto de ahorro, mientras que las cuentas permiten realizar las aportaciones que creamos precisas.

5. Inversión mínima.

En relación a las aportaciones, las cuentas de ahorro nos van a remunerar, en la mayoría de los casos, desde el primer euro y, sin embargo, los depósitos suelen requerir un ingreso mínimo que puede ir desde 1.000 euros hasta más de 20.000.

6. Periodicidad en el pago de intereses.

También es importante conocer cuándo nos van a abonar los intereses generados por el producto de ahorro. Lo cierto es que en la mayoría de los depósitos a plazo fijo, el pago de intereses se realiza en el término del plazo, mientras que en las cuentas de ahorro suele haber más diversidad en el pago, siendo en algunos casos mensual, trimestral, semestral e incluso anual.

7. Variaciones en el tipo de interés.

Por último y no menos importante, los expertos destacan la posibilidad de que el interés varíe, lo que puede ser positivo o negativo. Cuando firmamos un contrato de depósito, sabemos a qué interés exacto se va a remunerar nuestro dinero durante el período que dura el plazo. Sin embargo, el TIN en las cuentas de ahorro está sujeto a posibles cambios por parte de la entidad, por lo que puede verse mermado o, con mucha suerte, incrementado mientras tengamos contratada la cuenta (el banco debe avisar con dos meses de antelación si decide variar el interés).