El viento arrecia

didier_Saint_Georges_Carmignacjunio2012
Imagen cedida

¿Qué ha conseguido la valiente iniciativa del BCE de inyectar 1 billón de euros en el sistema bancario europeo hace unos meses? Respuesta: evitar un jaque mate al sistema financiero europeo, brindando así a la zona del euro la oportunidad de salvaguardar una posición que, por otro lado, no deja de ser problemática.

El hecho de que el BCE haya conseguido ahuyentar los peores presagios hace efectivamente posible la continuación de las negociaciones entre los países de la zona, lo que protege al crecimiento mundial frente a un accidente financiero desestabilizante. Pero la evolución del contexto político y económico va a complicar estas negociaciones.

El contexto político se ha endurecido de forma evidente. En Francia y en Grecia, las recientes elecciones han puesto de manifiesto el aumento del sentimiento de rechazo a las restricciones impuestas en nombre de la necesaria cohesión de la zona del euro. Y en una estructura democrática, la opinión de los ciudadanos no puede ignorarse, sobre todo cuando se expresa no sólo en las calles, sino también en las urnas.

Por su parte, el contexto económico también sigue degradándose: las inyecciones de liquidez del Sr. Draghi no han detenido la disminución del crédito en Europa, los planes de austeridad lastran el consumo y la incertidumbre disuade a los inversores. Finalmente, el universo emergente lamentablemente no es una locomotora de crecimiento lo suficientemente potente como para sacar a Europa de la encrucijada en la que se encuentra.

No obstante, las relaciones de poder entre los países europeos se han reequilibrado debido a la dependencia mutua, lo que fomenta un endurecimiento de las posturas. La pequeña Grecia puede plantarle cara a una Europa vulnerable al contagio. Alemania debe preocuparse debido a la actitud menos complaciente de Francia.

La continuación de las negociaciones es imprescindible, pero se anuncian turbulencias.